VALÈNCIA. Si desde el punto de vista de la estética el siglo XX se caracterizó por contar, grosso modo, con unas peculiaridades que hacían distinta cada década, esos límites han quedado mucho más difuminados –si no eliminados- con los 2000. Las autoreferencias y el consumo cada vez más acelerado ha acortado los plazos en muchos ámbitos y alimentado la idea de que está todo inventado. Por otro lado, la inevitabilidad del camino andado lleva a generar conexiones en ocasiones más o menos directas. València ha sido referente internacional por lo que respecta a la cartelería, una ciudad que se convirtió en la década de los 30 en centro de producción para todo el país, donde se imprimían e ilustraban muchos de los carteles que hoy forman la cultura visual nacional. La modernidad valenciana es un referente que sigue vivo y cuya reminiscencia llega incluso al gigante O2 Arena de Londres.
Autor del anuncio de València como ‘jardín de España’ para promocionar al país por encargo del Patronato Nacional de Turismo, Josep Renau generó en 1935 el icónico cartel para anunciar el balneario Las Arenas, que ha sido reinterpretado por distintos autores, entre ellos Paco Bascuñán para señalizar las paradas de tranvía de la ciudad, tal y como recordaba el diseñador Xavi Calvo en el artículo Una decena de carteles par contar el último siglo de València. El espíritu de Renau, aunque no de manera explícita, si parece estar presente en el cartel generado por el autor danés Mads Berg a través de la agencia VCCP para ilustrar la actividad Up to the O2, una expedición de 90 minutos por la cubierta del pabellón.