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EL TINTERO

El voto utilitario

  • Foto: MANUEL BRUQUE/EFE

No nos llamemos a engaño, todos sabíamos que 2019 era año de elecciones y todo lo que ello conlleva, a saber, promesas y soflamas varias que acaban noqueando literalmente al ciudadano que permanece anestesiado ante el enésimo plan de lucha contra la desigualdad, por el empleo, por unas infraestructuras dignas y por supuesto una sanidad sin lista de espera. Parole parole, como la clásica canción italiana que cantaban Mina y Alberto Lupo.

La sorpresa saltó cuando se fue consolidando la posibilidad de no alcanzar acuerdo para aprobar los Presupuestos Generales del Estado y por lo tanto el presidente del gobierno optaría por prorrogar las perversas y dañinas cuentas populares o convocaría elecciones, como prometió en la moción de censura. Cierto es que creer en la palabra de un político se ha convertido en algo verdaderamente arriesgado. Finalmente, optó por la segunda opción: convocó elecciones. 

El año es perfecto para empresas de demoscopia, para sociólogos y expertos en análisis de datos y elecciones, para politólogos [como los que conformamos AVAPOL] y en general para periodistas, tertulianos y por supuesto, columnistas. Tenemos carnaza a todas horas y en todas las direcciones, por ello es recomendable que todos dosifiquemos la cantidad de información que podemos digerir vía sonora, verbal y visual, o podemos terminar en la lista de espera de algún hospital, porque ni las reversiones han acabado con ellas, perdón, creo que en algunos casos incluso las han aumentado.

La empresa es de envergadura, con todo lo que supone una convocatoria a elecciones generales, en una época en que España se encuentra inmersa en una difícil encrucijada planteada por el independentismo catalán, no por su virulencia o peligrosidad, que también, sino por la falta de unión, coherencia y sentido común del resto de partidos políticos que deberían tener un mensaje unívoco y rotundo frente a la subversión de la ley. La cuestión es que se plantean unas elecciones con el eterno (e insufrible) problema del independentismo catalán de fondo y con un nuevo escenario donde cincos fuerzas políticas van a repartirse los 350 escaños del Congreso y otros tantos en el Senado (ahí se da una batalla oculta pero fundamental).

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