VALÈNCIA.- La provincia de Alicante cuenta en la actualidad con dos universidades públicas: la Universidad de Alicante, nacida en 1979 —heredera del CEU—, y la Universidad Miguel Hernández de Elche, creada en 1996. Ambas ofrecen una amplia oferta formativa en sendos campus separados por apenas una veintena de kilómetros. Sin embargo, el alumbramiento de la segunda vino acompañado de un proceso de segregación muy doloroso para la primera, cuya herida nunca terminó de cerrar: la facultad de Medicina de la UA pasó a pertenecer a la UMH, que veía así cumplidos sus deseos de comenzar su andadura académica con unos estudios de prestigio que respaldaran su proyecto. La polémica decisión salpicó los ámbitos académico y político, y agudizó la distancia territorial de las dos ciudades.
Hace tres años, Alicante expresaba su intención de recuperar la carrera, pero el camino para obtener el visto bueno ha sido accidentado. La compleja naturaleza de estos estudios, dos años más a nivel académico y un proceso formativo de prácticas en hospitales, ha retrasado los plazos administrativos y, a día de hoy, la UA no tiene el aval burocrático necesario para hacerla realidad.
Durante este tiempo, la propuesta no ha pasado desapercibida: ha despertado viejos fantasmas, desempolvado hemerotecas dormidas, y ha sido seguida con ávido interés por los medios de comunicación, en un ejercicio de transparencia informativa propio de la presente era digital. El último capítulo, podríamos decir, entraña un giro inesperado propio de un buen serial. Tras la tensión acumulada de la larga espera ante el silencio administrativo y la incógnita resuelta del engorroso by pass de las elecciones autonómicas, con la balanza a favor de la renovación del Botànic, la nueva consellera de Innovación y Universidades, Carolina Pascual, se reunía el pasado 17 de julio en Alicante con los actores implicados —los rectores y los consejos sociales de ambas universidades—, y en una propuesta salomónica, les instaba a que se pusieran de acuerdo en la impartición del grado de Medicina en la provincia de Alicante. La opción supo a solución sin alternativas cuando un mes después, en pleno descanso estival, la conselleria de Sanidad remitió a la UA un informe desfavorable sobre su programa de prácticas. La propuesta queda en tiempo muerto tras la respuesta de la UA, que no comparte la conclusión del informe y pide explicaciones a Sanidad.
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El proceso de recuperación de la titulación comienza en febrero de 2017, cuando el informático especialista en tecnologías del lenguaje humano Manuel Palomar (recién reelegido como rector de la UA) tiene la intención de implantar de nuevo los estudios de Medicina. La propuesta se lanza en un momento cargado de simbolismo, no es baladí la elección del escenario: la entrega de la Medalla de Honor de la Real Academia de Medicina a la Universidad de Alicante por su «labor pionera en la instauración de los estudios de Medicina». En el discurso de agradecimiento, Palomar hace oficial la propuesta.