VALÈNCIA. Hasta los desarrolladores que trabajan con el blockchain - cadena de bloques- reconocen que es difícil explicar la trascendencia que puede tener esta tecnología de aquí a unos años. Sin entrar en profundidades, la comparación habitual para explicar el blockhain suele ser un libro contable donde, cada vez que se hace un registro, queda constatado en un libro mayor compartido por millones de usuarios y en muchas partes (servidores) diferentes. De esta manera, cada vez que alguien hace una anotación, la información en la nube se transmite inmediatamente al resto de los participantes sin que se pueda borrar ni manipular fácilmente, dado que el mismo libro lo tienen otros miles de usuarios. Sería pues, un registro distribuido, descentralizado y sincronizado por la inteligencia artificial. Algo que sus defensores definen como un sistema seguro que prescinde de intermediarios, pero que garantiza la seguridad gracias a principios criptográficos que llevan décadas en el mercado.
La tecnología puede extenderse a numerosas áreas. Sonia Vázquez, del despacho de abogados Ecija habla de los smart contracts, contratos donde las cláusulas tradicionales serían reemplazadas por líneas de código, scripts escritos en lenguaje de programación. Se ejecutan de forma automática, sin la mediación de terceros. En su opinión, los smart contracts podrían tener aplicación en campos como las transacciones financieras, gestión de derechos de autor, sistemas de pago, automatización de herencias y donaciones, logística, etc. Pero los hay que van más allá y extienden la utilidad del blockchain al ámbito del IoT (Internet de las Cosas), al de la ciberseguridad y hasta las votaciones, como la solución desarrollada por la empresa Agora Voting que ha lanzado un sistema electoral que usa un método de seguridad basado en métodos criptográficos.
Criptodivisas
Sin embargo, la ‘popularidad’ se la debe el blockchain el mundo financiero con la irrupción del bitcoin, también conocida como la criptomoneda o moneda virtual. Saltando del plano conceptual al real, el bitcoin es el dinero que funciona en internet como si fuese efectivo. Explica Bodgan Stirbu, CVO en la empresa de origen valenciano Bit2Me, que hablar de criptomonedas “no es hablar de una sola sino de cientos de ellas que los desarrolladores han ido creando a lo largo de estos años y que mueven ya el equivalente 20.000 de millones de dólares al año”. La primera que empezó a operar fue el bitcoin (2009), desde entonces han ido evolucionando hasta contar, al día de hoy, con cerca de 1.000 criptomonedas, algunas tan sofisticadas como ether, una criptomoneda inteligente creada con el protocolo Ethereum capaz de verificar y validar las transacciones.