VALÈNCIA. En el año 1994, aquello ya olía a decadencia. Los días gloriosos de la Ruta Destroy -o bakalao, o como quiera llamarse- habían quedado atrás. Aunque las discotecas valencianas seguían llenándose cada fin de semana, los efectos de la presión mediática y policial eran patentes. El clima de buen rollo se deshilachaba poco a poco. En cuanto a la música electrónica, el ecuador de los años noventa coincide con el punto álgido del eurodance, una corriente más comercial caracterizada por ritmos muy energéticos con predominio de melodías, voces femeninas y versos rapeados. Es el momento de 2 Unlimited, Dr Alban y Ice MC. Pero también fue el año de la eclosión de Double Vision, el dúo formado por el dj valenciano Pedro Cerveró y la cantante británica Carol McCloskey. El éxito repentino de “Knockin’” y “All Right” -maxis que vendieron cerca de dos millones de copias-, fue una especie de canto del cisne. La última gran gesta de aquella escena musical que llevó el nombre de València a todos los rincones del mundo.
“Sí, pegamos el pelotazo cuando la Ruta ya estaba en decadencia -corrobora Carol-.Convertimos todo el fango que había en València en ese momento en música, buen rollo y festi-power. La chispa de esos años pasados se concentró en Knockin’ y en otros discos que hicieron amigos míos de la fauna nocturna. Era nuestra manera de decir: Me vais a matar, pero con las botas puestas. No podréis matar el espíritu”.
McCloskey llega a nuestra cita con paso rápido. Coleta alta, gafas de sol, minifalda y unas llamativas botas de cowgirl. Riendo. No le habían avisado de que la entrevista incluiría una breve sesión de fotos en plena Gran Vía Marqués del Turia. Pero no importa. “Venga va -dice lanzando una sonora palmada al aire-, ¡al lío!”. Aquí tenemos a una mujer divertida, directa como una flecha y con ese punto macarra que no borran los años. Vamos, una de esas personas con las que te irías de cañas sin dudarlo. Le acompaña Victor Pérez, presidente de la Federación de Ocio, Turismo y Juego de la Comunidad Valenciana, y personaje clave en la historia de Double Vision. En aquellos años, él trabajaba como director de marketing y A&R de Contraseña Records, la distribuidora y comercializadora editorial que estuvo al lado del grupo durante su fulgurante salto a los primeros puestos de las listas de ventas europeas.
Así como el éxito mundial logrado por Chimo Bayo con Así me gusta a mí (1991) es un hecho sobradamente conocido por las generaciones posteriores, la historia de Double Vision ha quedado bailando en las sombras. Todo ello a pesar de que sus dos hits, Knockin’ y All right, fueron disco de oro en países como Holanda, Austria, Alemania y Bélgica, dejando en algún momento a Michael Jackson en el tercer puesto. Este dato anecdótico les hace mucha gracia y tienen “papeles” que lo demuestran para defenderse de los escépticos.
El grupo vendió cerca de dos millones de copias de maxis -todos publicados en el sello de Pedro Cerveró, Estan-pida Records- y ha sido incluido en más de 250 recopilatorios. “Llegaron a vender más que 2 Unlimited”, apunta Víctor Pérez. Otro dato curioso: en 1997, Knockin’ fue la canción latina que generó más derechos de autor en el mundo, solo detrás de Macarena, de Los del Río. No en vano, McCloskey y Cerveró son los artistas valencianos con mayor número de votos en la SGAE -los votos dependen del volumen de derechos generados a lo largo de su vida profesional-. Ella, además, forma parte de la Junta Directiva de la Fundación Autor en València, un puesto desde el que quiere dar visibilidad a las mujeres y a la música electrónica, “porque están un poco carcas con las otras cosas”.
Antes de pasar página al tema pecuniario y adentrarnos en la historia de cómo surge el grupo, no nos podemos resistir a hacer la gran pregunta. ¿Pueden vivir todavía -tres décadas después- de los derechos de Knockin’? “Sí, podemos -afirma Carol-. No somos millonarios, y yo sigo yendo en metro y autobús, pero te puedo decir que Double Vision dio a comer a mucha gente. Fue como tropezar con una mina de oro”.
Qué hace una festera británica en un sitio como este
Nacida en Londres “durante el flower power” y criada en Irlanda, Carol McCloskey llegó a València en 1979 después de casarse con un español al que había conocido en la conocida discoteca The Apartment de Dublín. “Al llegar a València me enamoré locamente de la gente, la comida… y la fiesta”. Llegó y nunca pensó en marcharse. Ni siquiera cuando, 16 años después, le llovían las ofertas en Europa para convertirla en una estrella del pop multimillonaria. “Yo de tonta no tengo un pelo, y sabía que ese tipo de tratos te convierten en una esclava para toda la vida”.
Su vinculación con la música comenzó en la adolescencia. A los quince años formaba parte de un grupo de seis chicas que tocaban versiones de soul y rock and roll. “Éramos como las Spice Girls dublinesas, pero en versión feto (ríe). Ganamos algunos premios y todo”. Años después de llegar a España formó un grupo llamado Toxic que alternaba versiones de grupos como The Pretenders y otros compuestos por ella. “Una noche, a principios de los noventa, Pedro Cerveró me vio actuar en un bar de València y me preguntó si me interesaría hacer música de baile con él. Yo, que soy de las que se apuntan a un bombardeo, le dije: ¡por supuesto!”.