Ximo Puig le ha cambiado el paso al alcalde de Alicante, Luis Barcala (PP), al anunciar que el Centro de Investigación del Envejecimiento no se ubicará en el término municipal de Alicante, como había prometido, sino en el de Elche, más en concreto en los terrenos anexos a la Institución Ferial Alicantina (IFA), en una parcela de 143.000 metros cuadrados. Puig le ha dado de paso un alegrón al alcalde socialista de Eche, Carlos González. El ximo-anuncio, formulado en Les Corts a propósito del debate sobre el Estado de la Comunidad, ha provocado un monumental cabreo de Barcala, “inadmisible agravio”, berrinche similar al que cogió don González cuando el pasado mes de mayo el alcalde alicantino, en compañía de Carlos Mazón y de Juan Antonio Gisbert anunciaron a bombo y platillo un macro-centro de congresos en Alicante capital, a pie de mar, birlándole el proyecto a Elche (que ya llevaba casi tres años negociando con la Diputación algo más o menos similar).
No sé si el presidente de la Generalitat ha cambiado el paso para compensar aquel pequeño desaguisado sobre el que casi todos escribimos ríos de tinta. Si que sé que IFA está a tiro de piedra de ambas ciudades. El Opus Dei es el único que lo tiene claro: por eso puso ahí el colegio Aitana. Y también sabemos que hace la friolera de 26 años, tal vez 27, el urbanista y sociólogo Alfonso Vegara diseñó un plan metropolitano que colocaba a IFA, al Parque Empresarial de Torrellano, a la Oficina de Marcas de la UE ( luego vino la polémica creación de la UMH, Eduardo Zaplana contraAndrés Pedreño y contra toda la izquierda a excepción de Diego Macià, también vino la Ciudad de la Luz, estrepitoso fracaso) como el epicentro de un clúster tecnológico/empresarial que nos convertiría poco menos que en el Silicon Valley del Mediterráneo español. La vida es sueño, en este caso con mezcla de pesadilla: las ciudades de Alicante y Elche, o de Elche y Alicante, siguen condenadas a desentenderse por culpa de recelos atávicos y pueblerinos y, sobre todo, por culpa de los políticos que instrumentalizan, como acaba de ocurrir por enésima vez, las relaciones entre Alicante y Elche a su conveniencia: ya se sabe, divide y vencerás. Y además de dividir, distraemos la atención del espectador.
A mí estos rifirrafes me dan bastante dentera porque lo que debería ser una sana y equilibrada política de inversiones en la provincia de Alicante se diluye en una partida tabernaria de póker en medio de realidades muy penosas: coger el tren desde Elche a Alicante, y viceversa, supone casi una hora. Todos en coche, que así contaminamos más y mejor; y reventamos la A7. El Consell, Puig, vuelve a desestimar la ampliación del TRAM a Elche, mientras que anuncia un plan de movilidad a medio plazo con autobuses gigantes y cosas por el estilo.
Yo ya empiezo a dudar de que el Centro del Envejecimiento, que pretende ser pionero en España, se instale en la provincia: lo mismo da Elche que Alicante, como si lo quieren poner en Orihuela o en Cuatretondeta. O en Benidorm. Zaplana, ahora en el lodo, ha sido el único presidente de la Generalitat que intentó vertebrar hacia el sur, aunque con proyectos faraónicos, a veces ruinosos, a veces corruptos, y arrastrando a la banca pública de la Comunidad: es decir, a la CAM, también a Bancaja. Pero lo intentó. Prefiero pensar que Ximo Puig, y sus socios de gobierno, no acaba de dar con la tecla adecuada. De lo contrario, tendría que sospechar que en el Palau prefieren que el sur esté en permanente estado de lío. Ora el Envejecimiento, ora el Teatro Principal de Alicante, ora una Conselleria de Innovación cada vez más simbólica, ora la reconversión del Distrito Digital de Alicante en un distrito para toda la Comunidad, ora un centro de Congresos para que Alicante y Elche choquen, más si cabe…...En fin.
Supongo que el PP reventará hoy en la Plaza de Toros de Valencia. Supongo que Mazón se consagrará como presidenciable para la Generalitat como quien consagra la primavera. Supongo que se atarán flecos: Macarena Montesinos para presidenta de la Diputación y José Antonio Rovira para conseller; o Carmen Victoria Escolano. El profesor Diego Such (estimado), resucita. Supongo que Pablo Casado, y sobre todo Teodoro, estimularán el éxtasis (incluido el éxtasis fiscal). No supongo que Díaz Ayuso es la estrella. Y los tránsfugas de Cs serán, son, los estrellitas. Veo telepáticamente a Toni Cantó cariacontecido: Pedro Sánchez acaba de anunciar en el Foro La Toja un plan estratégico para potenciar el español en las redes y en la economía digital. También doy por hecho que serpentearánbastante a la hora de analizar las relaciones con Vox, a diferencia de Feijóo y Rajoy, que lo tienen bastante claro. Doy por hecha la satanización de Sánchez. María José Catalá: “Le vamos a dar la puntilla”. Desafortunada metáfora en estos tiempos tan convulsos y tan violentos. Doy por hecho, es una opinión en toda regla, que el país no tendrá arreglo hasta que PP y PSOE no se coaliguen en los grandes temas de Estado. Eso solo lo ha podido hacer Angela Merkel. Pero aquí no tenemos a ninguna Merkel.
CODA 1: ¿Si la Generalitat estuviera gobernada por el PP, hubiera lanzado Barcala el órdago de comprar el tercio del Teatro Principal que posee la Administración autonómica? Órdago que ahora ha ampliado al tercio del Banco Sabadell. Se admiten todo tipo de respuestas. Yo me barrunto que no.
CODA 2. La Sindicatura de Agravios, el socialista Ángel Luna, se ha puesto torera con la vicepresidenta Mónica Oltra, instándola a permitir que se investigue en los centros de menores: todo a propósito de la condena de su ex pareja, para qué engañarnos. El PP, siguiendo los pasos de Luna, quiere llevar el asunto al Congreso. Todo turbio. Doña Oltra (no lo digo yo, lo dice la Fiscalía) echó tinta de calamar en la investigación judicial de su ex. Mala feria. Peor barraca.