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SOCIALMENTE INQUIETO  / OPINIÓN

Al volante con la zapatilla

26/04/2021 - 

ALICANTE. Al volante con la “zapatilla”. Así llamaban popularmente en España al Biscuter, este vehículo tan diminuto, que para algunos tenía forma de zapatilla. Fue innovador, ingenioso y muy práctico, ya verá. Hoy se parecería más a un juguete que a un automóvil, por sus dimensiones, así como por sus prestaciones. Pero ahí donde le ve, era un coche en toda regla. Se fabricaron varias versiones: básico, lujo, comercial e industrial, así como diferentes modelos. Alicante fue una de las ciudades españolas donde este singular vehículo utilitario encontró mercado entre sus ciudadanos. No era raro verlo por los barrios de Benalúa o del Centro. Aún nos lo podemos encontrar en nuestras carreteras - y sigue llamando la atención - en kedadas, en rutas automovilistas organizadas por automóviles club, también en ferias y exposiciones.

El biscuter fue un vehículo intermedio entre la moto y el automóvil. Tenía dos características propias: no hacía falta tener carnet de conducir para llevarlo; tampoco tenía marcha atrás, pero esto no era un inconveniente en un coche tan pequeño, ya que - si era necesario - se podía mover a pulso entre varias personas. El motor se arrancaba con un tirador. Tenía un asiento interior corrido sólo para dos personas. Para girar en marcha, el conductor tenía que indicarlo con el brazo y la mano hacia donde iba a doblar porque no tenía intermitentes. La versión básica no tenía puertas, ni ventanas. Y escasos tres metros de carrocería. Ahora nos parece un vehículo incompatible con el tráfico actual. Precisamente por esto, sitúese en aquellos años cincuenta del siglo pasado en los que el coche no dominaba las calles, tampoco las carreteras.

Aunque en España se fabricaron otros microcoches en pequeños talleres, el biscuter fue el primero que se fabricó de forma industrial y en serie. Deje que le cuente quien lo creó y dónde se fabricó, estoy deseándolo. El intrépido de poner esta idea en marcha fue Damiá Casanova. Hijo de exiliados, había estudiado Ingeniería en Toulouse, supo de este coche y quiso fabricarlo. Ya verá. Presentado el biscuter en el Salón del Automóvil de París de 1950, Casanova solicitó comprarle la patente a su creador – el ingeniero aeronáutico francés Gabriel Voisin - y fabricarlo en Barcelona. Para esto se rodeó de personas bien relacionadas con el régimen franquista que impulsaron su fabricación, entre ellos el empresario Lorenzo Marco Sarrió quien constituyó la empresa Autonacional, S.A., con otros dos socios, para emprender esta iniciativa. Fabricaron este microcoche en unas naves en Sant Adriá del Besós. Le ofrecieron, y aceptó, la Presidencia de la empresa a Jose María Marcet y Coll, alcalde de Sabadell, quien les ayudó a avanzar con los trámites burocráticos en aquella España de la postguerra. En 1954 aparecieron los primeros vehículos. El que hizo el número 1000 fue presentado a Franco por los directivos de Autonacional en los jardines del Palacio de El Pardo, en Madrid.

Se fabricaron varias versiones: los básicos, los de lujo (sí, he dicho bien), los industriales y los comerciales. Así, el Biscuter Pegasin 200 F presentado en sociedad en 1957 (llamado así por su parecido al Pegaso Z102), era un vehículo deportivo, más lujoso que el básico, con posibilidad de dos colores, descapotable o con capota. Se movía con un propulsor Hispano-Villers, de dos tiempos, 197 cc, un solo cilindro, y podía alcanzar los 75 Km/hora.

La imaginación al poder, con estos vehículos la tuvieron y mucha. Como también la tenían para ofrecer su venta en folletos y carteles. Vea sino la de la empresa Navarro y Maestre, S.L., concesionario en Alicante, Elche y Murcia, que manifestaba en su publicidad que el “Biscuter Comercial es un alarde de la técnica española”, ya ven que no tenían abuela, usted me entiende, o esta otra frase que dice que es ideal “para vd viajante, para vd representante, para vd comerciante, para vd industrial, el biscuter se adapta para todas las necesidades”, o cuando decían que es “el vehículo familiar y utilitario, el que presta los servicios rápidos, cómodos y seguros”. Ya ve, lo tenía todo. Y el precio, 500 pesetas. También se expresaban parecido para presentar a su “Biscuter Industrial, una maravilla de la industria moderna”, que tenía una “capacidad de carga con conductor de 350 kgs”, era “el vehículo de las mil aplicaciones, insustituible por su economía, comodidad, rapidez y seguridad”, además de ser “el coche ideal para sus desplazamientos al campo, a la playa, para el reparto de sus mercancías, etc, etc”. No había nada que se le resistiera a este medio de transporte. Con el mismo precio que el anterior porque, ”por 500 pesetas, puede pedir un biscuter”.

Entre las iniciativas para presentar este vehículo en sociedad fue la creación del Club Biscuter para organizar rutas, encuentros, ferias, …  Hoy también los hay, nostálgicos de aquellos vehículos que parecían tan sencillos pero que al mismo tiempo resolvieron tanto con tan poco.

Por su parte, el Club Biscuter Levante ha organizado diversas actividades con sus más de 200 socios. Han participado en la Institución Ferial Alicantina (IFA) en ferias de coches antiguos. También han organizado rutas como la que hicieron en 2019 por Petrer, Benidrom, Polop, Guadalest, …. Programada para hacer una cada dos años, la pandemia les ha dejado – de momento – sin su nueva ruta. En sus viajes son objeto de todas las miradas, llamando la atención de todos aquellos que miran y admiran a este vehículo tan particular.

Hubo otros microcohes en aquella España de postguerra. Vea. AUSA fabricaba el PTV en Manresa; el Gogomobil alemán, se fabricaba en Munguía; la Isetta, se fabricaba em Madrid con licencia italiana, … Se acordará de este último, era muy popular para cortas distancias, seguro que ha visto alguna foto, sólo tenía una puerta y se abría por delante.

El biscuter se dejó de fabricar en 1958 con la aparición del Seat Seiscientos, una revolución en el mundo del automóvil en España, y los biscuter se dejaron de vender en 1962. .

Ahora también hay microcoches que se pueden conducir sin carnet. Son casi una moto por lo limitado de su carrocería y de su motorización. ¿Quién dijo aquello que la historia se repite? Parece que fue Hegel quien dijo por primera vez esta frase, pero qué más da, sino la hubiera dicho él, la hubiera manifestado otro por ser una obviedad. Pero permita que vuelva al Biscuter para afirmar que aquí se cumple este dicho con creces, en relación a los microcoches. Pues eso.

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