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Un año de récord

El aeropuerto de Alicante - Elche: la 'puerta sin techo' del turismo en la provincia

El aeropuerto Miguel Hernández de Alicante-Elche supera el impacto de la pandemia y refuerza su posición como principal vía de entrada del turismo en la provincia en un año de récord. Sus registros históricos alientan las reivindicaciones para que se acometa su ampliación y los compromisos de futuro sobre su ejecución

2/01/2025 - 

ALICANTE. Arrastra una trayectoria de 57 años desde que, el 4 de mayo de 1967, quedase abierto al tráfico nacional e internacional de pasajeros y mercancías, en sustitución del aeródromo de La Rabassa (situado entonces en los terrenos que hoy albergan el actual campus de la Universidad de Alicante). Sin embargo, mantiene todo el vigor de la juventud en una senda de crecimiento inédita. Especialmente, en este 2024, en el que ya ha rebasado el récord de pasajeros del año precedente con más de 17,1 millones de viajeros, según el dato acumulado hasta noviembre.

Para conocer las cifras definitivas del cierre del ejercicio, habrá que esperar a mediados de enero, pero lo cierto es que la evolución del aeropuerto Miguel Hernández Alicante-Elche ha dejado atrás las expectativas más halagüeñas hasta el punto de volver a convertirse (puede que con más motivo que nunca) en uno de los protagonistas esenciales del año económico, en el que se ha reforzado su papel como principal puerta de entrada del turismo que recala en la Costa Blanca. Y todo sin que nadie se atreva a aventurar ya cuál puede ser su techo. Los primeros síntomas de que esa tendencia de incremento iba a ser más que positiva comenzaron a registrarse entre el otoño y el invierno de 2023. Entonces, el aeródromo provincial se anotó el hito histórico de sumar un millón de viajeros tanto en noviembre (1.069.710) como en diciembre (1.041.546), tradicionalmente considerados meses valle. Y, por tanto, con una afluencia moderada tras la vorágine habitual de toda campaña estival.

La trascendencia del éxito que supuso cruzar el umbral del millón se hace visible si se compara con el dato de noviembre de 2022, cuando el aeródromo se quedó en los 905.852 pasajeros: un 28,6% más que el año precedente (2021), pero todavía un 3,1% por debajo de 2019, el último año previo a la crisis sanitaria de la covid-19. Los números absolutos del mes de diciembre de 2022 fueron peores. 

El aeródromo de la pedanía de El Altet se quedó en 848.141 viajeros, aunque esa cifra también fue sustancialmente mejor que la del año previo, ya que supuso una subida del 51,9%, a pesar de que se situase 2,9 puntos por debajo del dato de 2019. Así que la ola que comenzó al término de 2023 no solo indicaba que el sector turístico se encarrilaba hacia la ansiada desestacionalización, con un flujo de visitas hasta cierto punto equilibrado durante los doce meses del año (no concentrado de forma exclusiva en el pico estival). Al tiempo, esos balances permitían presagiar que 2024 podría convertirse en el mejor año de su historia. Como así se acabó confirmando ya en octubre, con un acumulado de 15,8 millones de viajeros sobre los 15,7 de 2023, sin necesidad de cerrar el año.

La corriente del otoño de 2023 no se calmó y la altura de esa ola continuó en los meses sucesivos. En casi todos ellos, la terminal de El Altet se anotó la cifra mágica del millón de pasajeros. Enero quedó a las puertas de esos siete dígitos, con 958.088 viajeros, a pesar de que, ya entonces, se producían incrementos de más del 20% respecto a enero de 2023 (un 20,5% más). Y también respecto a enero de 2019 (22,1% más): el año que sigue utilizándose como baremo para evaluar la recuperación del sector aeronáutico (y del conjunto del turismo) tras el golpe asestado por la covid-19. Febrero sí cruzó el listón del millón, con 1.002.310 pasajeros, además de incrementos del 26,8% y del 28,1% sobre las dos mismas referencias de 2023 y 2019. Y, a partir de ahí, todo fue rodado. En marzo fueron 1.267.879 (un 21,3% y un 27,2% más). En abril, 1.590.828 (10,8% y 18,6% más). Y en mayo, 1.749.487 (16,6% y 24,8% más).

Ese ritmo no solo persistió con el inicio de la temporada alta, sino que se intensificó en cuanto a números totales. Junio se cerró con 1.772.559 (17,7% y 15,2% más). Julio fue todavía mejor, con 1.989.648 viajeros (16,1% y 15,6% más), para convertirse en el mejor mes de la serie estadística hasta ahora. Y agosto cerró un verano idílico con otros 1.962.325 (15,3% y 16,0%). De ahí que, cada vez que Aena publicaba los balances sobre el tráfico mensual del conjunto de la red estatal, los titulares sobre el dato de El Altet no pudiesen evitar la coletilla bien justificada de mes histórico. No en vano, en los dos meses centrales del verano se llegó a rozar los 2 millones de viajeros. O lo que es lo mismo: más que los recibidos en el aeropuerto de Ibiza (1.464.683 pasajeros en agosto) y cada vez más cerca de los datos de Málaga (2.652.017).

En esos ocho primeros meses del año, la terminal provincial ya había conseguido un acumulado de 12.293.124 pasajeros, un 17,21% más que en el mismo periodo de 2023, lo que se traduce en 1.805.436 viajeros nuevos. Es decir, que solo hasta agosto, se había ganado el equivalente a un mes extra. Como si hubiesen transcurrido nueve meses en lugar de ocho. Para entonces, se esperaba que ese comportamiento se mantuviese en el último cuatrimestre con números próximos al millón. Y así ha sucedido, con lo que —a la espera de los números definitivos de diciembre, que se publican este enero— 2024 ya ha roto el máximo histórico de los 15.747.678 viajeros acumulados en 2023, su mejor balance previo, con un incremento del 19,2% sobre 2022.

Recuperación tras la pandemia

Esas cifras no pueden ser más concluyentes: lejos queda ya el impacto del incendio declarado en la cubierta de la terminal en enero de 2020. Y lejos queda también el impacto que generó la pandemia solo dos meses después. La recuperación de la confianza del pasajero internacional (el turismo extranjero), que sigue acaparando más del 80% del tráfico global, y la reactivación de las salidas al exterior por parte del público nacional han permitido que el aeródromo no solo haya logrado remontar el vuelo, sino que lo haya hecho batiendo a su propia historia.

"Este año 2024 hemos registrado cifras récord en el Aeropuerto de Alicante-Elche Miguel Hernández, y con el ascenso y consolidación del tráfico internacional constatamos lo robusto que es nuestro destino, la Costa Blanca, y toda la provincia de Alicante", resume la directora del aeródromo, Laura Navarro, al echar la vista atrás en un resumen de la evolución anual experimentada en la terminal.  "Para el equipo de Aena y para todas las empresas que desarrollan su actividad en el recinto aeroportuario, ha sido un periodo de gran exigencia, con la responsabilidad de atender a cerca de 65.000 personas al día en los momentos de más tráfico, todas ellas con sus necesidades, diversidad y circunstancias", añade, al poner en valor el esfuerzo colectivo que se esconde tras los números.

Y, además, subraya la satisfacción que genera haber promovido mejoras paralelas en los servicios prestados al visitante. "Nos sentimos orgullosos de haber puesto en marcha la primera ‘Sala Sensorial’ para personas con trastorno del espectro autista (TEA) en la red de Aena, y seguimos trabajando desde nuestro Plan de Calidad en fomentar la movilidad universal y cuidar de las personas que utilizan las instalaciones aeroportuarias", concluye.


Aliento a la ampliación

Todo ese balance histórico no habría sido posible de no ser gracias a la apuesta de las aerolíneas que copan la mayoría de operaciones en El Altet por incrementar sus conexiones con nuevos destinos: desde Ryanair a Vueling, pasando por Jet2.com, Norwegian o EasyJet. EasyJet fue, precisamente, la última en escenificar su confianza en la plaza, en el mes de mayo, cuando estableció su nueva base, en la que situó tres aviones y planteó una propuesta inicial de hasta 23 rutas.

Como era de esperar, su nueva oferta ayudó a ampliar el número de enlaces disponibles hasta 2023. Por entonces, nada menos que 171 rutas internacionales y otras 24 nacionales, de lo que se traduce el abrumador predominio del tráfico extranjero, liderado por el visitante del Reino Unido, Holanda, Alemania y Bélgica hasta ese año. De ahí que, desde el arranque del 2024, cuando trascendió el registro histórico del curso previo, y el hito que supuso cruzar la barrera del millón en noviembre y diciembre, se avivasen las voces que ya venían reivindicando la puesta en marcha de medidas para no frenar ese crecimiento

Tanto los responsables del Consell, con el president Carlos Mazón y la exconsellera de Turismo, Nuria Montes, a la cabeza -a los que ahora también se ha sumado su sustituta, Marián Cano- como los dirigentes de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) y de la Cámara de Comercio han exigido en reiteradas ocasiones la puesta en marcha de un proyecto de ampliación que permita preparar el terreno antes de que la infraestructura actual pueda verse superada por la demanda y quede incapacitada para atender las peticiones de slots (franjas horarias para organizar operaciones), lo que, a su juicio, lastraría las oportunidades del sector turístico provincial.

En casi todos sus mensajes, esos mismos representantes han considerado indispensable que se aborde una ampliación en la que se incluya la construcción de una segunda pista para que no se incurra en un agravio respecto al trato conferido a otros aeropuertos rivales. Como en muchos otros parámetros comparativos, las miradas reivindicativas se han venido dirigiendo al ejemplo de Málaga y su aeropuerto, Málaga Costa del Sol, con el argumento de que, en ese caso, se inauguró la construcción de su segunda pista en el año 2012, con el despliegue de una inversión de 642 millones (474 en obra y 168 en expropiaciones), cuando solo sumaba trece millones de viajeros. Es decir, cuatro menos respecto al dato actual acumulado en El Altet.

Con todo, Aena viene sosteniendo hasta ahora que en Alicante no se vislumbra un posible riesgo de saturación, puesto que el aeródromo estaría dimensionado para gestionar el tratamiento de entre 19 y 20 millones de pasajeros anuales, y entre 39 y 40 vuelos cada hora. Se trata de una posición que ha defendido incluso el ministro de Transportes, Óscar Puente, en una de sus últimas visitas a Alicante, el pasado mayo, en la que señaló que ni los técnicos del regulador aeroportuario ni las mismas aerolíneas que operan en El Altet han manifestado que resulte necesaria la construcción de una segunda pista a corto plazo

En todo caso, el ministro quiso curarse en salud y templar discursos al asegurar que Aena sí está trabajando en la actualización del Plan Director del aeropuerto, en el que se incluirá la previsión de la segunda pista, como ya recoge su primera versión desde que se redactó, en 2019. Ahora bien, también recordó que la viabilidad de esa obra queda condicionada por dos requisitos indispensables: que tenga encaje desde el punto de vista ambiental, ya que su ubicación podría afectar al humedal de Aguamarga, y que suscite el consenso de Alicante y Elche, al ser los dos términos municipales en los que quedaría encuadrada.

Las ‘otras ampliaciones’

Pero no solo eso. El ministro fue más allá al anticipar dos actuaciones de mejora de las infraestructuras de El Altet que tendrán prioridad respecto a la ejecución de la segunda pista, al margen del proyecto de ampliación del aparcamiento de vehículos de larga estancia y abonados que ahora permanece en ejecución en una de sus últimas fases, con el objetivo de que estén finalizadas en el verano de 2025, tras un desembolso próximo a los doce millones.

La primera de esas nuevas inversiones ya ha comenzado a convertirse en realidad en el terreno administrativo con el proceso de contratación de sus obras. Se trata de la construcción de una nueva calle de rodaje para facilitar las maniobras de despegue y aterrizaje de los aviones.  Su licitación partió con un presupuesto de 17,4 millones y la previsión de que pudiese ejecutarse en un plazo de 27 meses desde que sus obras den comienzo. Todo ello sin interferir en la operativa habitual del aeródromo. ¿Qué mejora conllevará desde la perspectiva práctica esa nueva calle? Que se agilice el tránsito de los aviones en tierra, con el consiguiente ahorro de tiempos. En último término, un rédito que permitiría ganar franjas horarias (más slots) para procesar más vuelos.

La segunda actuación comprometida por Puente consiste en la ampliación de la terminal actual (inaugurada en 2011) con el propósito de incrementar su capacidad de tratamiento de pasajeros. El objetivo es que pueda llegar a procesar hasta al menos 26 millones de visitantes anuales: en torno a nueve millones más respecto a sus actuales números máximos, con lo que se consideraría que quedarían cubiertas sus necesidades con margen para absorber su futuro crecimiento

En ese caso, la inversión estimada sería muy superior a la prevista para la nueva calle de rodaje. El ministro habló de un primer cálculo estimado de 600 millones. Y apuntó que el proceso de contratación de la redacción de ese proyecto se pondría en marcha en el último tramo de 2024 (cosa que no ha trascendido), con la intención de que pueda incorporarse al DORA 3 —el documento de regulación aeroportuaria trazado por Aena para diseñar mejoras en las infraestructuras de la red nacional—, para que su ejecución (sus obras) se aborde en el periodo comprendido entre 2027 y 2031.


¿Y el enlace ferroviario?

Nada se conoce todavía sobre posibles plazos para el desarrollo de esa ampliación más allá de ese horizonte marco que comenzaría a correr dentro de tres años. Eso sí, si no concurren impedimentos que tuerzan los planes del ministerio, esa actuación debería verse precedida (o, en su caso, compatibilizarse) por la ejecución de otra infraestructura largamente demandada para mejorar la conectividad del aeropuerto. Esa obra no es otra que la construcción de una estación de ferrocarril interna que permita su enlace con el cercanías que une Alicante y Elche: posiblemente, el último de los ‘debes’ que alejan al Miguel Hernández de las prestaciones del siglo XXI, que sí están al alcance de los viajeros en la mayor parte de los aeropuertos internacionales del resto de Europa.

En principio, toda la fase de planificación de ese ramal ferroviario ya está encauzada, a través de varias reuniones de coordinación entre Adif y Aena para precisar el punto de llegada de las vías y la ubicación de la estación ferroviaria en el entorno de la terminal. Es más, sus obras están programadas como unas de las primeras intervenciones incluidas en el proyecto de la llamada Variante de Torrellano, sobre la que ahora se acaba de activar la tramitación de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), tras el descarte de la electrificación provisional del tramo ferroviario que discurre por el litoral sur de Alicante.

Por si fuera poco, ese entronque del aeródromo con el ferrocarril parte con una fecha de obligado cumplimiento impuesta por la Unión Europea, después de que el proyecto haya quedado incluido en la red transeuropea de transportes como infraestructura estratégica por parte de la Unión Europea (UE). Ese reconocimiento garantizaría su financiación con fondos Next Generation. Pero también establece que, para poder contar con esos recursos, la obra debe estar concluida en el horizonte de 2030. Ahora, todo ese paquete de mejoras en sus infraestructuras —que se amplía con otra actuación paralela para doblar diez puertas de embarque (con pasarela y con escalerilla a través de la puerta trasera de los aviones) y la puesta en marcha de un centro de coordinación para solventar incidencias en tiempo real— queda pendiente de despegue.

De los premios, a las colas

Sea como fuere, el crecimiento sostenido del aeropuerto Miguel Hernández a lo largo del año no solo le ha permitido consolidar su posición como el quinto de la red nacional, únicamente por detrás de Madrid Barajas, Barcelona El Prat, Palma de Mallorca y Málaga Costa del Sol en la temporada de verano (una posición que, en realidad, se replica durante los doce meses del año). Al margen de ese balance numérico, resulta más que trascendente el balance cualitativo deparado por el análisis de organismos internacionales o de las opiniones de usuarios respecto a la calidad de sus servicios, lo que le ha permitido obtener nuevos reconocimientos a lo largo de este 2024.

Entre ellos, uno de los más destacados es el concedido por cuarta vez por el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) como el Mejor Aeropuerto Europeo en la categoría de las instalaciones que reciben entre 15 y 25 millones de pasajeros. La distinción (que ya se logró en 2022, 2020 y 2019) premia la "excelencia" en el servicio y en las instalaciones, a través del programa de calidad aeroportuaria (ASQ por sus siglas en inglés). Además, en 2024, el aeropuerto Miguel Hernández también ha obtenido la certificación Airport Carbon Accreditation Nivel 3 Optimización en reconocimiento a las acciones desplegadas para reducir sus emisiones de CO2 como parte de la respuesta de la industria aeroportuaria global al desafío del cambio climático.

Se trata de dos distinciones que se añaden a una larga lista de medallas previas, en la que figuran galardones como el Accesible Airport Award, concedido en 2023 por ACI Europe, por la labor y compromiso puestos de manifiesto en la organización de las instalaciones para conseguir un aeropuerto más accesible para personas con discapacidad y movilidad reducida. O el otorgado también en ese mismo año por el Comité de entidades representantes de las personas con discapacidad de la Comunidad Valenciana (CERMI CV), en la categoría de Accesibilidad Universal. Todo, sin contar su inclusión e  n otros rankings internacionales, como el elaborado por la plataforma en defensa de los derechos de los pasajeros Airhelp, que sitúa al aeródromo provincial en el puesto 148 de su clasificación internacional de mejores aeropuertos, y el octavo entre los españoles.

Con todo, El Altet queda sujeto al lastre en términos de imagen y, sobre todo, de grado de satisfacción para los usuarios, que ha supuesto la ausencia de taxis suficientes en varios picos de afluencia a lo largo de este año para dar cobertura a las necesidades de traslados. Ese déficit ha propiciado la consiguiente formación de colas de viajeros en espera de un medio de transporte con el que desplazarse hasta hoteles y residencias de destino. En principio, esa carencia debería quedar cubierta con la ampliación del número de licencias de taxi autorizadas en Elche y con el acuerdo concertado con Uber para la prestación del servicio de VTC, a la espera de habilitarse la ansiada conexión por ferrocarril.

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