ALICANTE. Arrastra una trayectoria de 57 años desde que, el 4 de mayo de 1967, quedase abierto al tráfico nacional e internacional de pasajeros y mercancías, en sustitución del aeródromo de La Rabassa (situado entonces en los terrenos que hoy albergan el actual campus de la Universidad de Alicante). Sin embargo, mantiene todo el vigor de la juventud en una senda de crecimiento inédita. Especialmente, en este 2024, en el que ya ha rebasado el récord de pasajeros del año precedente con más de 17,1 millones de viajeros, según el dato acumulado hasta noviembre.
Para conocer las cifras definitivas del cierre del ejercicio, habrá que esperar a mediados de enero, pero lo cierto es que la evolución del aeropuerto Miguel Hernández Alicante-Elche ha dejado atrás las expectativas más halagüeñas hasta el punto de volver a convertirse (puede que con más motivo que nunca) en uno de los protagonistas esenciales del año económico, en el que se ha reforzado su papel como principal puerta de entrada del turismo que recala en la Costa Blanca. Y todo sin que nadie se atreva a aventurar ya cuál puede ser su techo. Los primeros síntomas de que esa tendencia de incremento iba a ser más que positiva comenzaron a registrarse entre el otoño y el invierno de 2023. Entonces, el aeródromo provincial se anotó el hito histórico de sumar un millón de viajeros tanto en noviembre (1.069.710) como en diciembre (1.041.546), tradicionalmente considerados meses valle. Y, por tanto, con una afluencia moderada tras la vorágine habitual de toda campaña estival.
La trascendencia del éxito que supuso cruzar el umbral del millón se hace visible si se compara con el dato de noviembre de 2022, cuando el aeródromo se quedó en los 905.852 pasajeros: un 28,6% más que el año precedente (2021), pero todavía un 3,1% por debajo de 2019, el último año previo a la crisis sanitaria de la covid-19. Los números absolutos del mes de diciembre de 2022 fueron peores.
El aeródromo de la pedanía de El Altet se quedó en 848.141 viajeros, aunque esa cifra también fue sustancialmente mejor que la del año previo, ya que supuso una subida del 51,9%, a pesar de que se situase 2,9 puntos por debajo del dato de 2019. Así que la ola que comenzó al término de 2023 no solo indicaba que el sector turístico se encarrilaba hacia la ansiada desestacionalización, con un flujo de visitas hasta cierto punto equilibrado durante los doce meses del año (no concentrado de forma exclusiva en el pico estival). Al tiempo, esos balances permitían presagiar que 2024 podría convertirse en el mejor año de su historia. Como así se acabó confirmando ya en octubre, con un acumulado de 15,8 millones de viajeros sobre los 15,7 de 2023, sin necesidad de cerrar el año.
La corriente del otoño de 2023 no se calmó y la altura de esa ola continuó en los meses sucesivos. En casi todos ellos, la terminal de El Altet se anotó la cifra mágica del millón de pasajeros. Enero quedó a las puertas de esos siete dígitos, con 958.088 viajeros, a pesar de que, ya entonces, se producían incrementos de más del 20% respecto a enero de 2023 (un 20,5% más). Y también respecto a enero de 2019 (22,1% más): el año que sigue utilizándose como baremo para evaluar la recuperación del sector aeronáutico (y del conjunto del turismo) tras el golpe asestado por la covid-19. Febrero sí cruzó el listón del millón, con 1.002.310 pasajeros, además de incrementos del 26,8% y del 28,1% sobre las dos mismas referencias de 2023 y 2019. Y, a partir de ahí, todo fue rodado. En marzo fueron 1.267.879 (un 21,3% y un 27,2% más). En abril, 1.590.828 (10,8% y 18,6% más). Y en mayo, 1.749.487 (16,6% y 24,8% más).
Ese ritmo no solo persistió con el inicio de la temporada alta, sino que se intensificó en cuanto a números totales. Junio se cerró con 1.772.559 (17,7% y 15,2% más). Julio fue todavía mejor, con 1.989.648 viajeros (16,1% y 15,6% más), para convertirse en el mejor mes de la serie estadística hasta ahora. Y agosto cerró un verano idílico con otros 1.962.325 (15,3% y 16,0%). De ahí que, cada vez que Aena publicaba los balances sobre el tráfico mensual del conjunto de la red estatal, los titulares sobre el dato de El Altet no pudiesen evitar la coletilla bien justificada de mes histórico. No en vano, en los dos meses centrales del verano se llegó a rozar los 2 millones de viajeros. O lo que es lo mismo: más que los recibidos en el aeropuerto de Ibiza (1.464.683 pasajeros en agosto) y cada vez más cerca de los datos de Málaga (2.652.017).
En esos ocho primeros meses del año, la terminal provincial ya había conseguido un acumulado de 12.293.124 pasajeros, un 17,21% más que en el mismo periodo de 2023, lo que se traduce en 1.805.436 viajeros nuevos. Es decir, que solo hasta agosto, se había ganado el equivalente a un mes extra. Como si hubiesen transcurrido nueve meses en lugar de ocho. Para entonces, se esperaba que ese comportamiento se mantuviese en el último cuatrimestre con números próximos al millón. Y así ha sucedido, con lo que —a la espera de los números definitivos de diciembre, que se publican este enero— 2024 ya ha roto el máximo histórico de los 15.747.678 viajeros acumulados en 2023, su mejor balance previo, con un incremento del 19,2% sobre 2022.
Recuperación tras la pandemia
Esas cifras no pueden ser más concluyentes: lejos queda ya el impacto del incendio declarado en la cubierta de la terminal en enero de 2020. Y lejos queda también el impacto que generó la pandemia solo dos meses después. La recuperación de la confianza del pasajero internacional (el turismo extranjero), que sigue acaparando más del 80% del tráfico global, y la reactivación de las salidas al exterior por parte del público nacional han permitido que el aeródromo no solo haya logrado remontar el vuelo, sino que lo haya hecho batiendo a su propia historia.
"Este año 2024 hemos registrado cifras récord en el Aeropuerto de Alicante-Elche Miguel Hernández, y con el ascenso y consolidación del tráfico internacional constatamos lo robusto que es nuestro destino, la Costa Blanca, y toda la provincia de Alicante", resume la directora del aeródromo, Laura Navarro, al echar la vista atrás en un resumen de la evolución anual experimentada en la terminal. "Para el equipo de Aena y para todas las empresas que desarrollan su actividad en el recinto aeroportuario, ha sido un periodo de gran exigencia, con la responsabilidad de atender a cerca de 65.000 personas al día en los momentos de más tráfico, todas ellas con sus necesidades, diversidad y circunstancias", añade, al poner en valor el esfuerzo colectivo que se esconde tras los números.
Y, además, subraya la satisfacción que genera haber promovido mejoras paralelas en los servicios prestados al visitante. "Nos sentimos orgullosos de haber puesto en marcha la primera ‘Sala Sensorial’ para personas con trastorno del espectro autista (TEA) en la red de Aena, y seguimos trabajando desde nuestro Plan de Calidad en fomentar la movilidad universal y cuidar de las personas que utilizan las instalaciones aeroportuarias", concluye.