ALICANTE. Los microcosmos tienen un especial atractivo para los narradores. Ofrecen un universo cerrado que puede ser un espejo deformado de la realidad, o la realidad misma. Encontrarse de bruces con uno de estos espacios mitológicos suele ser una epifanía para los creadores, que de golpe encuentran los hilos que unen personas con personajes, espacios con escenografías, volúmenes con arquitecturas, sonidos irreales con música. Esto es lo que les sucedió a los directores Adán Aliaga (Sant Vicent del Raspeig, 1969) y Àlex Lora-Cercós (Barcelona, 1979) cuando empezaron a colaborar con el proyecto “Sure We Can” y su mastodóntica dimensión les aprisionó el nervio narrativo del ojo.
The Fourth Kingdom retrata la vida de los habitantes de “Sure We Can”, un centro de reciclaje donde los más desfavorecidos pueden canjear latas y botellas vacías por dinero. Dicho así, parece un bienintencionado trabajo de etnografía urbana, pero la mirada profundamente cinematográfica y el pulso existencial de los habitantes del centro, hipnotiza a los espectadores que necesitan saber qué hay detrás de cada frase, de cada imagen, de cada plano.
Desde su estreno en febrero de 2017 en el Big Sky Film Festival, donde ganó el primer premio en la categoría Mini-Doc, y su exitoso paso por el Festival de Cine de Brooklyn, ha ido cosechando premios y nominaciones, teniendo ahora mismo el horizonte puesto en la ceremonia de los 32 premios Goya que se celebrará el próximo 3 de febrero en el Madrid Marriott Auditórium Hotel. De aquí a entonces el film contará con un nuevo hito en su trayectoria, su estreno en cines comerciales, el 12 de enero.
El director alicantino Adán Aliaga nos ha aclarado algunas cuestiones sobre este artefacto cinematográfico en crecimiento:
- ¿Qué es “The Fourth Kingdom?
Un cortometraje documental. Una distopía sobre un centro de reciclaje de Brooklyn donde los sueños inmigrantes que han venido a USA en busca del sueño americano todavía son posibles. Una reflexión sobre la sociedad de consumo, un retrato poético, irónico y contemplativo de un grupo de personas que sueñan con un mundo mejor. Un reino donde las leyes sociales han cambiado y donde todos somos iguales. Después del Reino animal, vegetal y mineral, está el Reino de los plásticos, "El Cuarto reino".
- ¿La especie humana tiene delirios de grandeza por haber creado un nuevo reino más allá de las fronteras de la naturaleza?
La especie humana tiene delirios de grandeza, pero hay seres extraordinarios, humildes y honestos que trabajan con los restos y con los desechos de la sociedad de consumo. Pero la especie humana es tan egocéntrica que se cree el centro del mundo, y el mundo es mucho más grande de lo que podemos imaginar.
- ¿Cómo llegáis Àlex y tú a “Sure We Can”, el lugar necesario para esta historia?
Yo estoy a medio camino entre San Vicente y NYC. Comencé a colaborar con la organización, y poco a poco fue cuestión de tiempo que la historia y los personajes me atraparan y comenzamos a rodar junto con Alex que también tenía el mismo punto de vista sobre el tema, por los que comenzamos a trabajar juntos hace ya dos años en esta aventura en la que todavía estamos embarcados.
- ¿Cuántos largometrajes podrían surgir de ese vertedero distópico y sus pobladores?
Tantos como personas lo habitan.
- ¿Qué importancia tienen los extraterrestres en el imaginario de “The Fourth Kingdom”?
Bueno, es nuestra metáfora "Alienante" sobre el sueño americano y sobre los "Illegal Aliens"... Que es como llaman allí a los inmigrantes ilegales. Además ese tono satírico de ciencia ficción, es algo más poético de nuestra interpretación sobe la actividad de alguno de los personajes que le encantan la visión de vídeos de ciencia ficción para escapar de sus realidades.
- El corto es también, a pesar de su carácter documental, un tremendo ejercicio de estilo. ¿Lo pedían la propia escenografía y los personajes?
Es nuestra visión de esta historia y de estos personajes. En realidad lo que hemos hecho es deconstruir la propia realidad de las historias, de los personajes y de los lugares, para construir otra nueva realidad que mucho más poética y surrealista. Nuestra aportación ha sido estar allí presentes y contemplar la realidad a través de nuestra mirada.
- ¿”Sure We Can” sólo es posible en USA?
Algo así, con esas dimensiones y con la variedad de personajes sería difícil de encontrar, pero supongo que hay algo parecido en cualquier gran ciudad. Lo que ocurre es que este centro de reciclaje está en la capital del mundo, en el centro del universo conocido y el contraste es todavía mayor como pueden convivir los dos mundos, pero para ello hay que vivir aquí conocer bien esta sociedad y entender que en realidad son las dos caras de la misma moneda, no se puede entender una sin la otra.
- En el cartel de la película ya casi no queda espacio para más galardones. ¿Qué expectativas tenéis respecto de los Goya?
La verdad es que el corto ha funcionado muy bien en este año de recorrido de festivales. Más de 40 festivales y unos 17 premiso es un buen número, y la nominación a los premios Goya ya es un premio en sí mismo. Y más para una productora de provincias, sacar la cabeza entre tantos proyectos es una satisfacción todavía mayor.
- ¿Al final, competiréis por un Oscar el 4 de marzo?
No, finalmente no hemos podido entrar en la shortlist de los Oscars, pero hemos estado compitiendo por ello, y eso es lo importante. De todos modos todavía tengo la ilusión de que pueda entrar en la versión largometraje que estamos preparando.
- ¿“The Fourth Kingdom” se convertirá en largometraje?
Claro, de hecho tenía que ser un largometraje, pero como se estaba dilatando en el tiempo, decidimos hacer un corto para conseguir un poco más de repercusión, y conseguir algo de fondos. LA estrategia ha salido bien, y ahora mucha gente ya conoce el corto y está esperando la versión largometraje que tiene el apoyo muy importante de Sundance e IDA (Asociación internacional de Documentales)
- ¿Cuál es el circuito natural de un cortometraje documental, para poder ser visto por la mayor cantidad posible de espectadores?
Bueno, destacar entre tantos miles de cortometrajes que se hacen en todo el mundo no es fácil. El camino es el mismo que siempre. Enviarlo a festivales y esperar que el cortometraje hable por si solo y se abra el camino acumulando reconocimientos. Esto evidentemente siempre es un misterio, pero a veces los cortos funcionan y destacan sobre los demás, y sobre eso solo queda trabajar día a día sin pensar en ello.
En la cartelera de 1981 se pudo ver El Príncipe de la ciudad, El camino de Cutter, Fuego en el cuerpo y Ladrón. Cuatro películas en un solo año que tenían los mismos temas en común: una sociedad con el trabajo degradado tras las crisis del petróleo, policía corrupta campando por sus respetos y gente que intenta salir adelante delinquiendo que justifica sus actos con razonamientos éticos: se puede ser injusto con el injusto