VALÈNCIA. El Consulado del Reino Unido en Valencia ocupa un moderno y elegante despacho de abogados en un edificio modernista de la calle Colón, Swan Partners, donde su cónsul, Martin J. Hayes, ha preparado una pequeña recepción. Su embajador, Simon Manley, ha venido a la ciudad invitado por el Club Encuentro Manuel Broseta para ofrecer una conferencia sobre “Valencia y el Reino Unido: pasado, presente y futuro”. Su programa está completo. Además de visitar al Presidente de la Generalitat Ximo Puig, también va a recibir a sus ciudadanos. El picnic está montado sobre una mesa larga y los residentes de la numerosa colonia británica de la Comunitat Valenciana van llegando. También empresarios e inversores importantes con intereses en la zona.
Diplomático en sus respuestas, como buen británico, el embajador del Reino Unido en España, Simon Manley, esquiva los ataques al Brexit mientras sonríe en un fluido español con acento, fruto de su matrimonio con una catalana que, no obstante, evita discretamente nombrar. Parte de su carrera profesional se ha desarrollado en la Unión Europea, y fue precisamente en Bruselas donde conocido a su esposa. Sin dejar de sonreír, acepta las críticas que le llegan por doquier. Sabe que su presencia no es pacífica, después de que Compromís, el partido que co-gobierna en el Palau, se opusiera al proyecto más importante de inversores británicos en Valencia, el de Intu Mediterrani en Paterna.
Pero sonríe… y bromea con ese humor inglés que les caracteriza hasta cuando se despiden por la puerta de atrás. Estamos enfadados los europeos con lo del Brexit, desde que decidieron abandonar la Unión Europea. Se nos nota más que a ellos. “Pero no nos vamos de Europea”, insiste el embajador.
-En estos momentos, la extrema derecha ha entrado en un Parlamento español. ¿El partido ultra nacionalista británico UKIP y el Brexit fueron la primera señal de alarma del resurgimiento del nacionalismo populista en Europa?
-La crisis ha sido más profunda de lo que pensábamos. Es verdad que sufrimos todavía los efectos de la crisis y que la Unión Europea no se ha beneficiado de la globalización. Debemos encontrar medidas para que los más desfavorecidos puedan aprovecharse de ello. Y la respuesta a esta necesidad de la sociedad no es el proteccionismo sino el libre comercio. El pueblo británico aprobó la salida de la Unión Europea, fue su decisión y eso es lo importante. Pero lo que votó fue la salida de la Unión, no la salida de Europa, seguimos siendo europeos. El reto está en conseguir un acuerdo positivo y seguir manteniendo una relación positiva y estrecha. En las últimas negociaciones, hemos llegado a un buen acuerdo que marca un paso decidido hacia una salida ordenada, que aún tiene que pasar por la aprobación de los Parlamentos para que sea ratificado y entre en vigor como Tratado internacional.
-La Comunitat Valenciana es el territorio europeo y español con más residentes británicos, con 90.000 empadronados y un elevado número sin registrar. Al Gobierno valenciano le preocupan sus derechos como ciudadanos europeos. ¿Le preocupan al Gobierno británico estos ciudadanos a los que incluso se les hurtó el derecho de votar sobre su futuro en el referéndum del Brexit?
-Es verdad que tenemos 90.000 residentes británicos. Hablamos mucho con ellos y organizamos eventos. También nos reunimos con las autoridades valencianas para hablar sobre los británicos aquí y los valencianos en el Reino Unido, y creemos que podrán seguir viviendo, trabajando y estudiando como hasta ahora. Es verdad que no se les reconoce el derecho de votar dentro del acuerdo de retirada, no fue posible por oposición de la Unión Europea. Tendremos que pasar por los Estados miembros y necesitaremos negociar con el Gobierno español un acuerdo bilateral para las elecciones municipales. Y nosotros ofreceremos lo mismo en territorio británico. Tenemos también que pelear con la Unión Europea el derecho de los residentes en un Estado a mudarse a otro Estado miembro de la Unión Europea. Nuestra oferta fue que pudiesen salir y volver del Reino Unido con los mismos derechos, pero también aquí la Unión Europea dijo que no…