MADRID (EP). "Dentro de nuestro mandato, el BCE está listo para hacer todo lo posible para preservar el euro y, créanme, será suficiente". Estas fueron las palabras que, el por aquel entonces casi recién estrenado presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, pronunció en Londres hace exactamente cinco años, el 26 de julio de 2012.
Draghi intervino en una conferencia sobre inversión global organizada por el Departamento de Comercio e Inversión de Reino Unido y el discurso que pronunció allí está considerado por muchos analistas económicos como uno de los principales puntos de inflexión vividos por la zona euro. Grecia, Portugal e Irlanda ya habían sido intervenidas y ahora, los ojos estaban puestos en el Mediterráneo, donde la prima de riesgo española había alcanzado pocos días antes su punto más alto, rozando los 650 puntos.
"Italia y España pasaban por una difícil recesión", recuerda el economista de Natixis Asset Management, Philippe Waechter, que achaca esta situación a las políticas de austeridad con las que "se redujo drásticamente la demanda interna sin repercutir en las finanzas públicas debido a la reducción del gasto".
En el verano de 2012 los mercados daban por hecho que España, donde ya había sido intervenido el sector financiero, iba a necesitar un rescate total. "Se consideraba que el rescate a la banca no era lo suficiente y que necesitaba un rescate total por un importe que rondaba entre los 500.000 millones de euros y un billón", explica el analista de IG Markets, Daniel Pingarrón. Waechter va más allá y explica que en aquel momento "la cuestión principal en Italia y España era saber cuál sería la fecha de su salida del euro, no si se produciría dicha salida".
Fue entonces cuando intervino Draghi, y para muchos analistas su discurso fue "absolutamente crucial". Según apunta Pingarrón, "si se rescataba a España, Italia iría detrás" y esto podría haber dejado sin dinero a la eurozona, algo que hubiera provocado que los países acreedores dieran por concluida "la vida del euro tal y como la conocíamos".
Pero los hechos fueron distintos. Las palabras de Draghi tranquilizaron a los mercados y las bolsas empezaron a rebotar ese mismo día. Una tónica que se reforzó con el anuncio posterior del programa de compra de deuda soberana de países en problemas, el OMT.
"El discurso de Draghi, respaldado por el BCE, fue suficiente para contrarrestar el miedo al contagio y abrir el horizonte a nuevas políticas", explica el responsable de estrategia de Natixis Global Asset Management, David Lafferty.
Anunciando el programa OMT, el Banco Central Europeo mostró que estaba dispuesto a comprar deuda de los países en riesgo de quiebra a cambio de que estos cumplieran una serie de requisitos, algo que fue suficiente para los mercados. De hecho, el rebote de los mismos tras el adelanto del BCE permitió que el OMT nunca se llegase a implantar. "El anuncio de los programas ESM y OMT ese verano dio credibilidad al discurso de Draghi", sositene Lafferty.
"Draghi nos ha demostrado que cuando tiene que hacer algo, lo va a hacer", defiende el jefe del departamento de análisis de Intermoney, Francisco Vidal, quien considera que el presidente del BCE inyectó un dinamismo "positivo" y que volvió a hacer "políticas para todos".
Para Vidal, las acciones del BCE dieron el sustento para una recuperación cíclica, algo que, según él, se vio reforzado en 2014 por la bajada de los precios de la energía. "A veces nos centramos en el BCE, y la economía no es cuestión de una sola cosa", añade el experto, que sostiene que de no haberse producido el discurso en este momento "el mercado habría tensado más la situación" y al final se habría acabado produciendo sí o sí.
Pero a pesar de su repercusión, el 'conjuro' de Draghi no ha servido para devolver la inflación a niveles consistentes con el objetivo de estabilidad de precios del BCE, ligeramente por debajo del 2%. De esta meta se alejó a principios de 2013 y no ha vuelto a acercarse hasta esta primavera, cuando por efecto del alza del precio del crudo la inflación llegó al 2% en febrero de 2017. Sin embargo, posteriormente los precios volverían a moderar su subida, hasta el 1,3% del pasado mes de junio.