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piden la dimisión de abel guarinos

Las artes escénicas pasan al ataque con Cultura

Una asamblea abierta de medio centenar de profesionales abre un espacio de coordinación para hacer una enmienda a la totalidad de la política cultural llevada por el Institut Valencià de Cultura

16/07/2021 - 

VALÈNCIA. Algunas personas que asistieron durante el día de ayer a la plaza de Viriato lo tenían claro: “Esto no había pasado nunca”. Medio centenar de profesionales de las artes escénicas se reunieron ayer en una asamblea abierta que convocaron a título individual tras el que consideran un “despropósito” de gestión en la convocatoria de ayudas del sector. El pasado viernes, las asociaciones de danza ponían el conflicto sobre la mesa, al que se sumaron otros tantos colectivos. Con la sensación de un malestar más que generalizado, la convocatoria buscaba encontrar sinergias para actuar de manera coordinada.

Ayer así se hizo: entre el medio centenar de profesionales, grandes nombres de la escena valenciana y profesionales emergentes de las tres disciplinas artísticas se unieron para debatir sobre la política cultural promovida en los últimos cinco años por el Institut Valencià de Cultura. En un primer momento, la asamblea se centró en hablar y resolver dudas sobre las impugnaciones a las puntuaciones, que finalmente se harán de manera coordinada. Varios asistentes denunciaron cierta falta de transparencia por parte de la institución, a la que acusaron de “no permitir alegar la parte subjetiva de las puntuaciones” o de no informar claramente de los plazos más allá que de manera oral a las asociaciones profesionales. Pidieron, además, la re-evaluación completa de las líneas de ayuda, que consideran “desproporcionadas” y que “no reflejan la realidad del sector”: algunas compañías reciben exactamente lo que piden, en cantidades generosas, mientras las puntuaciones de otras han sido tan bajas que han recibido o poco o nada, siempre según los testimonios recogidos por este diario. Las asociaciones profesionales calculan que se han quedado fuera de la convocatoria 33 propuestas de las 93 presentadas, sobrando 234.368 euros.

Según se comentó en la asamblea de ayer, desde el IVC ya han confirmado que las comisiones se volverán a reunir, aunque Culturplaza, preguntando hasta a tres fuentes oficiales, no ha podido confirmar esta información, si bien miembros de las comisiones artísticas “están esperando instrucciones desde el departamento de ayudas”. El periodo de alegaciones finaliza la semana que viene y la sensación general es de cierto desasosiego por tener que actuar a contrarreloj (tienen cinco días desde que reciben las puntuaciones) a pesar de querer alegar prácticamente todo.

¿Cuáles son las causas de este descontento? Primeramente, la falta de personal; un mal crónico de todo el Institut Valencià de Cultura que actúa como un cuello de botella prácticamente todos los años y que retrasa los plazos de convocatoria, resolución y hace casi imposible el asesoramiento a las compañías destinatarias de las ayudas. Por otra parte, desde la asamblea se critica la puntuación, que, por una parte, no se publica de manera concreta y, por otra, va cambiando de criterio cada año según la visión de cada comisión en criterios esperablemente objetivos como el uso del valenciano.

Aunque desde la asamblea se fueron varios pasos más allá. Lo urgente no quita lo sistémico, y el conjunto de profesionales coincidía ayer en tachar de “mercantilistas” y “neoliberales” las dinámicas de estas ayudas. Varias personas coincidieron en buscar una enmienda a la totalidad, que no afectara a las convocatorias sino a las bases mismas. En este sentido, recuerdan que muchas de las consideraciones de las asociaciones profesionales sobre las que se aprobaron el año pasado fueron finalmente tumbadas tras un informe del Consell Jurídic Consultiu.

Participantes de la asamblea, haciendo cola para presentar la solicitud de dimisión por registro de entrada.

Conforme la asamblea fue avanzando, los problemas expuestos se abrían temáticamente para hablar de un problema sistémico y de lo que entienden como una “deriva neoliberal” del IVC, que creen “estar conformes con las ayudas” y que por tanto “no tienen intención real de cambiar”. A partir de entonces, salieron a relucir casos concretos y declaraciones públicas de Abel Guarinos, director general de la entidad. En ese momento, surgió la idea de ir más allá de unas alegaciones. La asamblea, que por primera vez juntaba de manera desinsitucionalizada y al margen de las asociaciones profesionales al sector de manera tan amplia, decidía que la reunión de ayer fuera la primera piedra de una nueva manera de relacionarse con la institución, entre el propio sector, y que esto acabara teniendo una repercusión mediática en la ciudadanía. En este sentido, se esperan crear varios grupos de trabajo para concretar las acciones a llevar a cabo.

Más allá del futuro, el presente de la mañana de ayer acabó con un primer gesto. Sentada frente a la sede del IVC, la asamblea decidió mostrar formalmente su malestar ante la situación pidiendo por registro de entrada y de manera individual, la dimisión de Abel Guarinos y una reunión con Vicent Marzà, con el que aseguran no haber tenido aún ninguna reunión desde que accedió al cargo. Cincuenta documentos que desbordaron la recepción y que espera ser el principio de algo diferente. Tras los años de gracia, las artes escénicas (si bien recordaron en varias ocasiones de la mañana que no estaban todos y todas las que son, por una razón u otra) pasan al ataque. Las posibles afinidades políticas, resumen, no justifican la que consideran una gestión “neoliberal” y una “falta absoluta de política cultural”. Política cultural fue uno de los conceptos más utilizados ayer, el tiempo dirá si la protesta y la asamblea tiene suficiente recorrido para plantear cambios estructurales.

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