VALÈNCIA. La posibilidad de adelantar las elecciones autonómicas en la Comunitat Valenciana que a priori deben celebrarse en mayo de 2019 ha sobrevolado en Presidencia de la Generalitat desde hace varios meses. Primero, allá por el mes de febrero, algunos dirigentes socialistas empezaron a poner esta opción sobre la mesa ante la falta de entendimiento con el Gobierno de Mariano Rajoy. Posteriormente, ya con el socialista Pedro Sánchez en La Moncloa, resurgieron voces que no descartaban el avance aunque admitían las dificultades de presentar como única razón de peso la obtención de un calendario propio y diferenciado al resto de España. O lo que es lo mismo, había que encontrar un argumento para que un adelanto no fuera señalado como una maniobra puramente electoralista.
Ahora bien, en los últimos días se ha producido a cuenta de la posición del techo de gasto y de otras cuestiones una importante grieta entre los dos socios del Gobierno valenciano, PSPV y Compromís, que ostentan el poder merced al Pacto del Botánico en el que también se incluye Podemos como apoyo externo. De esta fractura -todavía no soldada- ha resucitado con fuerza la posibilidad de un anticipo de los comicios ante el descarnado intercambio de recados en medios de comunicación y redes sociales por parte de dirigentes de ambas fuerzas políticas.
Sin embargo, y si bien la formación socialista siempre ha sido la encargada de agitar el espantajo del anticipo dado que la decisión corresponde al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, estos últimos acontecimientos han provocado un paso atrás por parte de algunos que contemplaban la posibilidad en el PSPV. Así, y a menos que se resuelvan las fuertes diferencias que se han producido entre las dos formaciones, gran parte de los socialistas consultados por este diario no quiere saber nada de un avance de los comicios con carácter inmediato en el escenario actual.
Una posición que dirigentes del PSPV justifican en la pérdida de cualquier ventaja para Puig en convocar unas elecciones anticipadas con una crisis abierta en el seno del Botánico. Es decir, uno de los principales ejes del discurso del presidente ha sido la defensa del diálogo y la armonía dentro del Ejecutivo pese a estar conformado por partidos de distinto signo: un avance electoral por una crisis con sus socios de gobierno implicaría el fracaso de una parte importante de su discurso.
Es más, esta imposibilidad de continuar adelante daría la razón a los "agoreros" -así los ha calificado en ocasiones- de la oposición, especialmente la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, quien ha augurado durante meses en que el Pacto del Botánico no resistiría toda la legislatura,
Al margen de esto, encaminarse a un anticipo de las elecciones por la incapacidad de reconciliarse con Compromís, pondría a las dos formaciones en una situación de guerra abierta en la que las consecuencias resultan imprevisibles para Puig y los suyos. Así, varios dirigentes del PSPV consideran -y se apoyan en los últimos sondeos publicados- que una recta final de legislatura sin sobresaltos haría muy difícil que la coalición que lidera Mónica Oltra pudiera remontar la desventaja con los socialistas y ponerse por delante. No obstante, entrar en una batalla con un anticipo sería en cambio pisar terreno desconocido ante un Compromís que podría utilizar como estilete las debilidades del PSOE en el ámbito estatal y presentar a la vicepresidenta Oltra como una víctima de los desplantes -así los consideran en la coalición- sufridos en las últimas semanas.
Con estos mimbres, las distintas fuentes socialistas consultadas por este diario se desmarcan claramente de un posible avance electoral salvo que se produzca un cambio de escenario radical en las próximas semanas, dado que existen dudas razonables de que pudiera beneficiar a Puig además de no haber una causa positiva para el anticipo, lo que daría a entender más bien la aceptación de la incapacidad de terminar la legislatura por las desavenencias internas