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'tirón de orejas' al colegio de médicos de valencia

La Organización Médica Colegial reconoce que apoya a los médicos que utilizan pseudoterapias

La institución califica de "muy peligrosa" una de las terapias que aplica Rafael Torres, presidente de la comisión de intrusismo del Colegio de Médicos de Valencia

11/06/2018 - 

VALÈNCIA.- La Comisión Permanente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), que agrupa a todas las instituciones colegiales de España, ha admitido a través de un informe de su Comisión Central de Deontología, que ampara el uso de pseudoterapias por parte de sus miembros, aunque con algunos límites. El reconocimiento de esta política aparece en la carta que ha remitido a la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (Apetp), que presentó una reclamación tras ver cómo el Colegio de Médicos de Valencia (ICOMV) ignoraba una queja en la que denunciaba que al menos 56 colegiados empleaban este tipo de técnicas y, en algunos casos, en centros que carecían de registro sanitario. Entre los aludidos destaca el vocal 3 del ICOMV y presidente de la comisión contra el intrusismo, Rafael Torres.

El Consejo General de Colegios y la Organización Médica Colegial (instituciones ‘hermanas’ que comparten página web y presidente, Serafín Romero) se han mostrado públicamente como órganos comprometidos en la lucha contras la pseudociencias, hasta el punto de que la OMC cuenta con un observatorio para prevenir estas prácticas y, el pasado abril logró que la Asociación Médica Internacional apoyara una declaración contra las pseudoterapias. En ella, por cierto, asume los mismos postulados que en la citada carta.

Sin embargo, la lucha de estas instituciones no es tanto contra estas terapias sino contra los no titulados que las aplican. En el primer punto de la carta remitida a Apetp, el pasado 3 de mayo, dejan claro que «son contrarias a la deontología médica las prácticas inspiradas en el charlatanismo, las invalidadas científicamente, las carentes de base científica y que prometen a los enfermos curación […]».

no se trata de  tratamientos cuya validez por demostrar, sino que son incompatibles con la ciencia

Pero lo contradictorio viene después, cuando en el punto 2 señalan que «es deontológicamente correcto el ofrecimiento y uso, por parte de los médicos de procedimientos no validados científicamente, siempre y cuando se cumplan los siguientes requisitos básicos: no provocar daño al enfermo, no ser excusa para abandonar o no iniciar la práctica médica científica, informar adecuadamente y tener el consentimiento del enfermo». En los tres siguientes puntos desarrolla la misma idea pero con más detenimiento.

¿Dónde está el truco?

Para entender la actitud de la institución hay que hacer un poco de historia. La homeopatía, la acupuntura, el reiki… se conocían al principio como ‘terapias alternativas’, ya que se presentaban como verdaderas alternativas a la medicina de verdad y, muchas veces, las practicaban gente sin titulación. A medida que los galenos se fueron subiendo al carro se empezaron a conocer como complementarias y, últimamente, se ha pretendido unir a ciencia y pseudociencia bajo el epígrafe de “medicina integrativa”. Las razones son dos: crematísticas (esto permite una fuente alternativa de ingresos para algunos galenos) y de control de riesgos (en manos de un médico, el paciente siempre está mas seguro que en las de un curandero).

La argumentación carece, muchas veces de sentido, como demuestra el reciente caso de la detención de la investigadora Almudena Ramón, médica y colegiada. Pero lo más importante es que las llamadas pseudoterapias no tienen nada que ver con la ciencia: no son tratamientos cuya validez está por demostrar, sino que son incompatibles con la ciencia. Ignorar este último punto es lo permite que los colegios aspiren a tener el monopolio de su aplicación ya que parece que están en el mismo saco que técnicas pioneras en fase de experimentación.

“No se puede engañar al ciudadano y meterle la mano en su bolsillo”, ha advertido el presidente de la Confederación de Sociedades Científicas

Por ejemplo, la homeoptía dice que no existen las enfermedades (solo los enfermos), la acunpuntura se basa en una inexistente energía llamada Chi que circula por el cuerpo y D.D. Palmer (fundador de la quiropraxis) adquirió sus conocimientos sobre el cuerpo humano canalizando un espíritu. Curiosamente, la OMC llevó a la fiscalía un centenar de webs que aplicaban estas terapias, pero por no colegiados. La organización ha desestimado los varios intentos de Valencia Plaza de obtener su versión.

La ambigüedad de la lucha contra las pseudociencias de la OMC y el Consejo contrasta con la actitud claramente beligerante de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) y la Federación de Asociaciones Cientifico Médicas Españolas (FACME). En un acto conjunto celebrado el Madrid el pasado 6 de junio sus presidentes (Nazario Martín y Fernando Carballo) reclamaron que se legisle contra su uso. “No se puede engañar al ciudadano y meterle la mano en su bolsillo”, advirtió Martín, mientras su compañero pidió que se legisle "contra" ellas y arremetió contra los que "pretenden visualizar una línea intencionadamente difusa entre lo que es y no es ciencia". Con Carmen Montón como ministra de Sanidad y Pedro Duque de Ciencia —ambos reconocidos críticos de este tipo de terapias— sus críticas no deberían caer en saco roto.

Tirón de orejas al Colegio de Médicos de Valencia

En su respuesta a la Apetp, el Consejo General de Médicos se centra únicamente en criticar una pseudoterpia concreta, la hidroterapia de colon, que, señala, “puede ser muy peligrosa" y recuerda que "no es inocua y también se acompaña de efectos secundarios". El pronunciamiento no tendría mayor importancia —es sabido que esta pseudoterapia carece de respaldo científico— sino fuera porque es una de las especialidades de Rafael Torres, presidente de la sección de Medicina Integrativa (sic.) y de la comisión de Intrusismo del Colegio de Médicos de Valencia.

En un documento de seis páginas, el CGCOM no deja ninguna duda sobre la nula validez del tratamiento que aplica Torres a sus clientes, y destaca que sus efectos secundarios incluyen: "vómitos, diarrea, mareos, deshidratación, anomalías electrolíticas, insuficiencia renal agua, pancreatitis, perforación intestinal, insuficiencia cardíaca e infección". Además, añade que "algunas preparaciones herbales que se utilizan en la hidroterapia se han asociado con anemia aplásica y toxicidad hepática". Por último, señala que "los dispositivos no están homologados para la limpieza del colon y las máquinas de riego inadecuadamente desinfectadas o esterilizadas se han relacionado con la contaminación bacteriana".

Paradójicamente, o quizás no, el doctor Torres —como le gusta que le llamen— es presidente de la comisión de intrusismo del Colegio de Médicos de Valencia y en su web defiende la validez de esta pseudoterapia. Eso no le ha impedido iniciar acciones legales en al menos dos ocasiones contra aquellos que le han criticado por usar esta u otras técnicas sin validez reconocida.

Las técnicas de Torres pueden causar vómito, diarrea, mareos, deshidratación, anomalías electrolíticas, insuficiencia renal agua, pancreatitis, perforación intestinal, insuficiente cardiaca e infección

"La comunidad científica y los especialistas de gastroenterología no la admiten como método científico", concluye el documento. Sin embargo, poco pueden hacer el Consejo General o la Organización Médica colegial, pues carecen de potestad sancionadora.

Torres, a la sazón presidente de la Asociación Española de Médicos Naturistas, también emplea en su consulta profesional otras terapias igualmente cuestionables como la homeopatía, la acupuntura, la carboxiterapia o la ozonoterapia. Todas ellas figuran en el informe del Observatorio contra las pseudociencias de la Organización Médica Colegial de España.

Pese a la contundencia del CGCOM sobre la hidrocoloterapia, el organismo no se pronuncia sobre el verdadero contenido de la cuestión planteada por la Apetp. La denuncia inicial no se refería únicamente al doctor Torres y a las pseudoterapias que aplica en su clínica, sino que añadía algunas más que practican más de medio centenar de galenos (la lista, incompleta, incluye 56) inscritos en el Colegio de Médicos de Valencia a los que no ha sancionado ni pedido explicaciones. El CGCOM (que no tiene capacidad para sancionar ni a médicos ni a las organizaciones que forman parte de el) pasa totalmente de puntillas sobre el asunto y se limita a hacer unas observaciones generales.

Cuando Apetp remitió su queja al colegio valenciano pidió que se tomaran medidas contra estos galenos y una reunión con la institución. No consiguieron ni lo uno ni lo otro. En su respuesta, el colegio se limitó a señalar que "sobre la validez científica de la homeopatía y otras terapias, como ya hemos informado en repetidas ocasiones, entendemos que la debe estipular la Universidad o el Estado, en ningún caso la puede establecer el ICOMV, porque no tiene medios, ni recursos dedicados a la investigación médica, ni competencia para legislar sobre el uso de medicamentos o técnicas".

La actitud del ICOMV contrasta con la de sus homólogos en Alicante. En la toma de posesión, el pasado abril, su nueva presidenta María Isabel Moya aseguró que uno de sus objetivos sería plantarle al cara al auge de las pseudociencias.


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