El responsable de gestión de carteras de la entidad tiene claro que si no se cumplen "supondrán un jarro de agua fría para los inversores"
MADRID. Mario Draghi se halla frente a una difícil tarea en la reunión del Banco Central Europeo (BCE) de este jueves. A la escalada de la tensión geopolítica, como consecuencia del recrudecimiento de la guerra comercial y la incertidumbre que sigue generando el Brexit y la dimisión de Theresa May, se le han unido unos datos económicos que muestran un ligero deterioro y el choque entre Italia y Bruselas por el desfase de la deuda. Todo ello obliga al BCE a tomar alguna acción concreta para restablecer la confianza y apuntalar la economía.
La primera medida que podría adoptar el BCE sería aclarar los términos y condiciones para el ya anunciado TLTRO (prestamos condicionados a largo plazo). Los analistas esperan que estas subastas se ofrezcan con condiciones muy ventajosas para la banca europea, para que esta acuda en masa y los fondos lleguen a las familias y a las empresas en forma de créditos a tipos muy competitivos. El BCE podría ofrecer hasta un 0,25% de remuneración para que los bancos soliciten grandes cantidades de liquidez que llegue a la economía real. Al igual que en las anteriores ocasiones, el BCE pagará a las entidades de crédito para que pidan dinero prestado y estas a su vez otorguen crédito.
Otra medida que podría anunciarse en la reunión de este jueves sería retrasar la primera subida de tipos hasta el primer trimestre de 2020. Los débiles datos publicados en las últimas semanas, unidos a las incertidumbres antes comentadas, enfrían las expectativas de inflación y crecimiento, aliviando el calendario anterior de subida de tipos.
El mes de mayo trajo consigo correcciones en los mercados de renta variable después de un excepcional arranque de año. Este comportamiento bursátil ha propiciado que los tipos de interés hayan actuado como refugio de los inversores, llevando a la deuda de gobiernos en Europa a niveles nunca vistos con anterioridad. En Alemania el bono a 2 años se encuentra en niveles del -0,67% y el de 10 años, en el -0,21%. Francia, Bélgica y Austria tienen tipos negativos hasta la zona del 7 años, y el 10 años en niveles del 0,20%. En España la curva está negativa hasta el 5 años y el 10 años en el 0,65%. Esto ha supuesto fuertes subidas en precio y, en consecuencia, beneficios para los tenedores de deuda de gobiernos desde principios de año hasta ahora.
Como cada mes, la atención volverá a centrarse en el discurso de Draghi. El mercado acogería muy satisfactoriamente cualquier cambio en el porcentaje de remuneración de la facilidad de depósito. En la actualidad este porcentaje se encuentra en el -0,40%, es decir el BCE cobra a los bancos este 0,40% por el dinero que estas entidades dejan aparcado en el organismo. Este tipo negativo se utiliza para que los bancos eviten esta práctica y que el dinero fluya y llegue a la economía real. Ya en la última reunión se esperaba alguna alusión a este tema y la ausencia de la misma ha provocado una fuerte corrección en las cotizaciones de los bancos, muy sensibles a esta tasa.
Héctor Draghi tiene la llave para que esta reunión de junio se convierta en la reunión más importante del año. El mercado tiene muchas expectativas creadas que, de no cumplirse, supondrán un jarro de agua fría para los inversores.
Juan Ramón Casanovas es Head of Private Portfolio Management de Bank Degroof Petercam Spain