VALÈNCIA. "El lugar natural de La Caixa es Barcelona y trabajaremos para que así sea". Así de contundente se mostraba este viernes el nuevo conseller de Empresa y Conocimiento de la Generalitat de Cataluña, Ramon Tremosa, ante los rumores que apuntan a València como ciudad de albergará la futura sede social de la entidad que salga de la fusión entre Bankia y CaixaBank, que el mercado ya ha bautizado como 'CaixaBankia'.
Parece lo lógico, y así lo reivindicaron este viernes políticos y empresarios valencianos, ya que actualmente ambas entidades bancarias están radicadas en el cap i casal aunque sus sedes operativas estén situadas en Madrid y Barcelona, respectivamente. El portavoz del PSPV en Les Corts, Manolo Mata, explicaba que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, habló el jueves con el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, quien "le garantizó que si salía adelante la sede sería valenciana". La información no ha sido confirmada por Bankia, que solo ha admitido las negociaciones mediante un comunicado enviado a la CNMV sin detalles sobre la operación.
Una operación que se circunscribe, en principio, al ámbito privado, puesto que es algo que tienen que acordar las dos entidades, pero a nadie se le escapa que el principal accionista de Bankia es el Estado, a través del FROB que controla el 61,8% del capital, y que las entidades bancarias no son ajenas a las presiones políticas.
Pocas horas después de que ambas entidades confirmaran las negociaciones emprendidas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), a última hora de la noche del pasado jueves, las reacciones no se hacían esperar y empresarios y administración valenciana defendían la posibilidad de que la city valenciana albergue el domicilio social de la nueva entidad financiera. Pero Cataluña no lo pondrá fácil.
Fue el 6 de octubre de 2017 cuando CaixaBank acordó trasladar su sede social a València. Lo hizo debido a la crisis política que se vivía en Cataluña ante la inminente declaración unilateral de independencia, cuyo Parlament la aprobó el 27 de aquel mes con 70 votos a favor, 10 en contra y 2 en blanco entre los grupos que participaron en la votación (JxSí, CUP, SíQueEsPot y el diputado no adscrito Germà Gordó), mientras PSC, PP y Ciudadanos abandonaron el hemiciclo en señal de protesta. Pero cuatro días después el Tribunal Constitucional suspendía la declaración independentista.
Desde entonces, las juntas de accionistas de CaixaBank se celebran en la capital del Turia, así como la presentación de sus resultados trimestrales. De hecho, en la primera junta -abril de 2018-, que estuvo marcada por una reducida asistencia y muchos guiños a València, Jordi Gual, presidente de la entidad, defendió que el cambio fue "la mejor decisión posible" que pudo tomar la entidad para defender los intereses de la plantilla, los accionistas y los clientes ante la crisis política en Cataluña.
Incluso, en siguientes comparecencias, preguntado por un posible regreso a Cataluña, Gual señalaba que una posible vuelta no se había analizado. "No debo pronunciarme sobre una situación hipotética, sobre un futuro que tiene un alto grado de incertidumbre", afirmaba en junio de 2019. Sin embargo, las decisiones estratégicas se toman desde la avenida de la Diagonal de Barcelona, más concretamente en una de sus dos torres.
Con la fusión, se vuelve a abrir la puerta a un posible retorno de la entidad, mucho más grande si la fusión se realiza, a tierras catalanas. Una oportunidad que la Administración catalana no quiere desaprovechar. "Me gustaría que CaixaBank volviera a Barcelona", señalaba Ramon Tremosa en una entrevista en Catalunya Ràdio, en la que lamentaba la forma "poco edificante" que tuvo la entidad de abandonar Barcelona y señalaba que desde el Govern trabajarán para que así sea.
En una misma línea se pronunciaba el vicepresidente del Govern catalán y conseller de Economía y Hacienda, Pere Aragonès, quien subrayaba que la voluntad del Govern de que el máximo de sedes de entidades financieras estén en Cataluña y remarcaba que sería "bueno" que retornara la sede de CaixaBank a Cataluña. "Evidentemente, la sede, lo mejor sería que estuviera en Barcelona, en Cataluña", incidía.
Sin embargo, los vientos soplan a favor de València. No solo la entidad catalana cuenta con su sede social en la ciudad, sino que también el banco que preside José Ignacio Goirigolzarri está radicado en la plaza valenciana, desde que en 2010 se crease la entidad, fruto de la fusión de la valenciana Bancaja y Caja Madrid junto con otras cinco cajas de ahorro de menor tamaño. Una circunstancia que fortalece la posibilidad de que la entidad resultante de la fusión fije su sede en tierras valencianas.
Diversas fuentes señalan que será 'Goiri' el presidente de la nueva entidad como guiño a Bankia (BKIA), pero con funciones no ejecutivas. Estas recaerían en Gonzalo Gortázar, 'número dos' de CaixaBank. No está claro dónde estará el principal centro de decisión, si en Madrid o en Barcelona. Si fuera en la capital de España, daría argumentos a Caixabank y al Gobierno de Cataluña para pedir como compensación la sede social para Barcelona.
Lo que es un hecho es que si 'CaixaBankia' fija su sede social -que no operativa- en la capital del Turia reforzaría mucho el tejido financiero valenciano. Y es que de culminarse la fusión entre el tercer y el cuarto banco de España, sería la mayor operación en el sector bancario nacional desde las del Santander y Central Hispano y BBV y Argentaria, hace ya dos décadas. Un bocado muy apetecible, sin duda.
Desde la Comunitat Valenciana ya se alza la voz, aunque obviamente la decisión recaerá en las negociaciones que ultiman ambas entidades con un objetivo claro: que la operación esté cerrada antes de finales de año. Por el momento, están en plena fase de 'due diligence' (auditoría legal), pero ha arrancado con fuerza por cuanto tiene la 'bendición del Gobierno español a través del Ministerio de Economía y, lo más importante, del propio Banco Central Europeo (BCE) -el mismo que puso sobre la mesa miles de millones para socorrer a Bankia-, que viene alentando el proceso de concentración bancaria desde tiempos de su anterior presidente Mario Draghi.
Así, este viernes el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, la patronal valenciana y el alcalde de València, Joan Ribó, reivindicaban a València como futura sede social tras la fusión. "Sería un hito muy positivo para la Comunitat Valenciana", destacaba el 'president' para quien "lo lógico y lo razonable sería que la sede de la entidad resultante estuviera en la ciudad de València", donde tienen su sede actualmente ambos bancos. Un sentir similar al del alcalde de València, Joan Ribó, quien confia en que València se erija como sede del futuro banco. En Les Corts, PSPV, el PP y Ciudadanos calificaron como una "buena noticia" el hecho de que la nueva entidad pudiera tener su sede social en València, y Manolo Mata lo daba casi por hecho al desvelar la conversación entre Puig y el presidente de Bankia.
También la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) considera "muy positiva" la posible fusión y confía en que, de llevarse a cabo, establezca su sede en València. Por su parte, las Cámaras de Comercio de la Comunitat expresaron su confianza en que la entidad resultante apoye al tejido productivo valenciano. "El decisivo papel de los bancos en el entramado económico hace necesario disponer de entidades financieras fuertes y solventes, capaces de responder a las necesidades de financiación de nuestras empresas", defendieron en un comunicado.
La operación es todavía incipiente y se encuentra en fase de auditoría, por lo que las piezas del engranaje todavía están por encajar. Falta conocer el canje de acciones, el organigrama y el reparto de poder interno, el plan de reducción de capacidad instalada -que cuantificará las sinergias y el ahorro de costes-, el plan de negocio futuro, la sede social y el nombre de la entidad resultante.
Según la ecuación de canje que se baraja en el mercado, La Fundación La Caixa controlaría un 30% del grupo resultante de la fusión, mientras que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), bajaría su peso de casi el 62% actual hasta el 14%.
La fusión de CaixaBank y de Bankia, tercera y cuarta entidad por tamaño del sector financiero español, daría origen a un grupo con activos por importe de 650.000 millones de euros, unas 6.600 sucursales (4.400 la entidad de origen catalán y más de 2.200 la entidad nacionalizada) y una plantilla conjunta superior a los 51.000 empleados (casi 35.600 CaixaBank y unos 16.000 Bankia), lo que propiciaría significativas sinergias.
Desde el ámbito de la solvencia, ambos se sitúan en los puestos de cabeza de los bancos cotizados españoles, con una ratio de CET1 del 13,27% en Bankia y del 12,3% en CaixaBank, con lo que la nueva 'CaixaBankia' estaría entre los bancos españoles más solventes.
Todo ello sin olvidar que cada vez queda menos tiempo para cumplir con los requisitos impuestos por Bruselas para la privatización de BKIA a cambio de las multimillonarias ayudas recibidas. Un plazo que expira a finales de 2021 tras dos prórrogas, solicitadas en su día por el Gobierno español. Y a los precios que actualmente cotiza en bolsa resulta impensable que el FROB malvenda. Cierto es que ayer se disparó un 32,8% en bolsa -CABK lo hizo un 12,3%- en un claro voto de confianza del mercado, pero los 1,376 euros están a un mundo de los 4,06 euros del último paquete -el 7% del capital- que vendió el FROB en diciembre de 2017.
Durante el fin de semana del 12 al 14 de noviembre, los clientes de Bankia no podrán usar Bizum