ELCHE. A pesar de que los datos macroeconómicos de los últimos tiempos transmiten que la economía española empieza a recuperarse de unos duros años de crisis, sigue habiendo movilizaciones y reivindicaciones para que esa mejoría se traslade al mundo laboral. Por estos motivos, los próximos días 25 y 26 de octubre, el sector de artes gráficas y el cartón de la provincia irán a la huelga. En total, son unos 4.700 trabajadores los que están llamados a participar en la misma para defender la vigencia y eficacia general de su convenio colectivo, ahora paralizado por la ruptura de las negociaciones.
En la provincia es un sector que factura anualmente más de medio millón de euros en más de 460 empresas. En lo que respecta a Elche, los trabajadores llamados a la huelga son en torno a los 500, algunos de empresas potentes como Ginés Coll, Artenvas o Gráficas Rocamora. Otras compañías referentes del sector que están convocadas por el resto de la provincia son Envases Soler en Crevillente, o Cartonajes Vega Baja, en Dolores, con más de cien trabajadores y que ya ha confirmado que irán a la huelga.
Precisamente los convocantes de la huelga, los sindicatos CC.OO. y UGT, pretenden que esa mejoría económica se traslade a las diferentes plantillas de esas compañías. En este sentido, este convenio colectivo de artes gráficas, manipulados del papel y cartón, editoriales e industrias auxiliares, es uno de los más importantes de ámbito nacional, debido a la importante cantidad del PIB que aporta al Estado y a la Generalitat Valenciana, además de por su relevancia industrial.
El malestar viene porque tras cinco años de subidas salariales, estas son “desajustadas e insuficientes”, según los sindicatos. Desde enero de este mismo años han mantenido reuniones con las patronales del sector, FEIGRAF y AFCO, para que se plasme "la revitalización de la economía española y valenciana, y que ese crecimiento pueda distribuirse entre los trabajadores a través de sustanciales incrementos salariales”. Lamentan que desde el 2012 y hasta 2016, el aumento salarial del convenio ha sido de un 1,4%, de los que no ha habido incremento alguno en tres años y medio. Unas cifras que contrastan con la subida de la tasa de inflación final en un 4,8%, lo que a juicio de las centrales sindicales, “ha empobrecido los salarios y su capacidad de consumo, al no poder alcanzar ni siquiera, la inflación real”.
Ante esta situación, denuncian que “mientras los empresarios recuperan a través de la fijación de los precios de bienes y servicios sus incrementos de capital, a los trabajadores de gráficas se les niega esa posibilidad”. Aseveran que la ruptura de las negociaciones es culpa de la patronal, por actitud “acomodaticia y caprichosa”; indican que se aprovechan de la reforma laboral, ya que la limitación de la ultraactividad hace que tras la expiración del convenio no se sigan rigiendo por las mismas normas y el plazo máximo de negociación es de 18 meses para pasar después automáticamente al convenio inmediatamente superior. Esto significaría menos garantías y derechos para los trabajadores adheridos al convenio colectivo original. Por lo tanto, dado que este es de aplicación estatal, los sindicatos estiman que esto podría afectar a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras de todo el país.
Una situación, esgrimen los convocantes de la huelga, que se sitúa en un contexto en el que las empresas reconocen la evolución favorable con crecimientos de resultados de explotación del 3%. Denuncian asimismo que con la tensión de la situación, como la reforma laboral y la limitación de la ultraactividad juega a su favor, la patronal pone a los salarios como el factor a rebajar para mejorar su competitividad. Una actitud que ha provocado el hartazgo de cientos de plantillas para apoyar en las asambleas de sus centros la paralización de la producción durante dos días. Una convocatoria que seguirá en noviembre, los días 7 y 8.