ALICANTE. El diluvio universal se desató sobre el estadio Martínez Valero la noche de este lunes, una hora antes del inicio del duelo que desde las nueve debía enfrentar al Elche con el Mallorca.
La tormenta provocó sendas caídas de fluido eléctrico que dejaron por completo y por espacio de varios minutos a oscuras el coliseo franjiverde (posteriormente, para evitar comprometer la iluminación del césped, el club decidió desconectar la 'u' televisiva y los videomarcadores, por ejemplo), pero no consiguió doblegar al drenaje del terreno de juego, algo que evitó que el árbitro ciudadrealeño Valentín Pizarro Gómez aplazara la disputa del encuentro (solo se retrasó media hora su inicio porque los equipos no habían podido calentar a la hora prevista).
Al final fueron "unos 14.000" los aficionados (el Elche no pudo facilitar una cifra exacta de asistentes porque los tornos fueron desconectados para evitar que se formasen en las puertas de acceso colas bajo la lluvia) que respondieron a la llamada del fútbol, desafiando a la tormenta y sus consecuencias (la avenida Martínez Valero y los descampados anejos a la misma, en los que aparcan muchos espectadores, eran una auténtica laguna a las nueve de la noche). Desgraciadamente, la inmensa mayoría se fueron a sus casas con un buen cabreo por seguir sin ver a su equipo ganar en el presente curso y, especialmente, por sentir que los árbitros le aplican una vara de medir distinta al resto.
