TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

¿Puede convertirse el Pativel en un nuevo ejemplo de planeamiento estético?

13/01/2017 - 

¿Qué es el PATIVEL y cómo afecta a los municipios y ciudadanos valencianos?

Como algunos saben, durante estos meses estamos inmersos en el proceso de participación pública y alegaciones del denominado PATIVEL, que es el acrónimo con el que se conoce el Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral, promovido por la Generalitat Valenciana a través de la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio. Este plan tiene como ámbito toda la franja litoral de la Comunitat Valenciana, desde Vinaròs hasta Pilar de la Horadada, siendo su objetivo, al menos idealmente, la adopción de medidas y mecanismos para proteger este espacio de nuestro territorio, adoptando como premisa la necesidad de reducir drásticamente, y si no condicionar, los procesos urbanísticos e inmobiliarios que en su opinión han maltratado y malherido la costa valenciana.

Recuperación paisajística, regeneración ambiental y cambio de paradigma urbanístico y económico son términos que inspiran las propuestas del PATIVEL, si bien su traducción gráfica y normativa se reduce, lamentablemente, a desclasificar algunos suelos que hoy son urbanizables o urbanos, y limitar los usos potenciales en las franjas costeras de 0-200 metros, 200-500 metros, 500-1000 metros, y hasta 2000 metros, yendo más allá de lo que establece la ya restrictiva legislación estatal en materia de costas. Sin embargo, no existe ningún programa que evidencie un interés real en proteger y recuperar paisajística y ambientalmente aquellos espacios más sensibles de la costa. Ni memoria económica ni plan de inversiones. Y tampoco existe justificación socioeconómica alguna -sólo palabras bien intencionadas- que evidencien que este proceso de desclasificación y limitación de crecimientos urbanísticos en la franja litoral vaya a generar un impacto positivo en materia de empleo y riqueza económica para los ciudadanos del litoral, tanto a corto como a medio y largo plazo. Una justificación de este tipo exige que se nos muestre, con una aritmética simple, que tal y cual medida van a suponer más empleo, menos despidos, más renta disponible por los ciudadanos, más eficacia en el gasto público, una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos, etc…

Estamos ante un documento, pues, con un alto contenido político, pero carente de viabilidad y sostenibilidad desde una perspectiva integral social y económica, y gravemente perjudicial, tal como está concebido, para los intereses de los municipios costeros (cuya autonomía se ve seriamente limitada) y de los propietarios de suelo afectados (cuyos derechos también son vulnerados esgrimiendo como excusa que no son indemnizables abusando de una interpretación restrictiva de la legislación estatal en esta materia). La colectividad, como comunidad, y el propio entorno físico, también se ven perjudicados, pues el PATIVEL no ofrece mecanismos ni medios para reforzar la protección pretendida de espacios del litoral que requieren, ya, de medidas activas con dotación presupuestaria.

¿Por qué el PATIVEL? 

Antes que el PATIVEL, la Red Natura 2000, y posteriormente en nuestra Comunitat, la ETCV (Estrategia Territorial de la Comunitat Valenciana, aprobada en 2011 por el Consell), ya establecían unos criterios orientadores para ordenar los suelos litorales NO protegidos por el planeamiento urbanístico y territorial. En modo alguno propone la ETCV, ni mandata al Consell, para dar un paso más adelante y proteger suelos del litoral que no tienen condiciones intrínsecas para ser protegidos.

El PATIVEL trata de emular políticas territoriales diseñadas en otros momentos económicos (desarrollistas) en otras regiones costeras (P.ej. Baleares, Andalucía, Cantabria, etc.), postulando un pretendido nuevo urbanismo, orientado a limitar los crecimientos urbanísticos, en el litoral y fuera de él, como herramienta al servicio de un también pretendido desarrollo sostenible y la calidad de vida de los ciudadanos valencianos. “Cambio de paradigma” lo llaman.

Pero el PATIVEL parece desconocer que los territorios no son los mismos, y los tiempos han cambiado. La Comunitat Valenciana ha sufrido, como pocos territorios, los efectos de la crisis. Es verdad que la administración (de todos los colores), las empresas (de todos los tamaños) y los ciudadanos (cada uno de su padre y de su madre) nos equivocamos en tan corto espacio de tiempo (el tan cacareado boom o “burbuja inmobiliaria” duró escasamente 5-6 años). Se apretó el acelerador y nos olvidamos de pisar el freno a tiempo. Pero ya hemos pagado por ello. Toca solucionar los problemas de la gente. Los de antes de la crisis, los de ahora y los de después. Es decir, generar empleo y riqueza. Y para ello, hemos de aprovechar, de forma inteligente, racional y sostenible, los recursos que nuestro territorio ofrece, armonizando los nuevos crecimientos en el territorio litoral con sus objetivos de protección para mitigar los efectos negativos del cambio climático.

El PATIVEL pretende hacer planeamiento territorial con “efecto maquillaje”, pero un maquillaje apresurado, efímero, improvisado. No es culpa de los autores, cuya solvencia profesional está fuera de toda duda. No hay dinero. Es la razón que ofrece una y otra vez la administración cada vez que tiene oportunidad. Pero, ¿sirve para algo el maquillaje, el “papel pintado”, un puñado de artículos sin más? A nuestro juicio, para poco. Para proteger el territorio (entendido como espacio habitado por personas cuyo impacto sobre el medio debe ser equilibrado y sostenible) no. Antes al contrario, para dejarlo desamparado. El “papel pintado de verde”, sin más, no sirve para generar valor en el territorio, requiere de actuaciones fácticas concretas con las correspondientes partidas económicas.

¿Cuál es el contexto del PATIVEL en la Comunitat Valenciana?

El litoral valenciano no es solo un espacio físico. Es un entorno donde muchos ciudadanos valencianos viven y trabajan, y se da un modelo socioeconómico basado en la oferta y demanda de servicios vinculados generalmente al turismo residencial. La gran mayoría de la población del litoral vive, directa o indirectamente, de este turismo residencial, y la riqueza económica que genera sirve para sostener no solo familias, sino numerosos servicios e infraestructuras públicas, que han podido ser puestos en funcionamiento gracias a este fenómeno, provocado por un clima más que benigno y una serie de elementos que lo complementan (servicios, gastronomía, diversidad paisajística y cultural, etc…).

No puede olvidarse que el litoral valenciano ha sido, es y será un magnífico entorno que se ha convertido en el destino soñado de muchos ciudadanos europeos, y también de otras regiones, que deciden invertir sus recursos y su tiempo en vivir en un espacio con una gran calidad de vida. La inversión de estas personas es, para los vecinos de estas zonas, una oportunidad para trabajar y ganarse el sustento. Y para los Ayuntamientos, una fuente de ingresos que les permite mejorar la cantidad y calidad de sus servicios y dotaciones públicas.

Por esta misma razón, para no acabar con la “gallina de los huevos de oro”, es cierto que el litoral debe ser tratado de forma eficiente y racional, protegiendo los valores medio ambientales existentes, esto es, salvaguardando los valores naturales del litoral. Nadie lo duda. El PATIVEL, sin embargo, no es el instrumento que ha descubierto esta circunstancia. Ya antes, mucho antes, los numerosos planes urbanísticos de los municipios costeros, aprobados por Ayuntamientos y Generalitat de diferentes colores políticos, han protegido gran parte de este litoral, la que ha sido considerada más sensible ambiental y socialmente. Dunas de Guardamar, Salinas y Faro de Santa Pola, Saladar de Agua Amarga, Cabo de las Huertas, Zona sur y Norte de La Vila Joiosa, Sierra Helada, Ifach, Granadella, Montgó, Albufera, Serra de Irta, Prat Cabanes-Torreblanca, los diferentes humedales existentes, etc., son espacios protegidos y preservados de la urbanización, que no pueden ser objeto de edificación ni transformación en modo alguno. Es posible que sepa a poco. A muchos les gustaría un litoral menos urbanizado, con menos población, volver a una situación anterior a los años 60-70 que vieron nacer los grandes desarrollos. Una visión idílica para el medio natural, pero más pobre sin duda desde un punto de vista socioeconómico, con menos oportunidades para los ciudadanos, y con más privilegios para unos pocos.

Es verdad que esta “socialización” del territorio, este “hacerlo tan accesible para todos y para todo”, también puede provocar, y provoca, un empobrecimiento territorial, pues en muchos casos se producen efectos indeseados (daños ambientales, desestructuración social, desequilibrios económicos). Pero son problemas de diseño, de mala praxis en los procesos de toma de decisiones, de mala gestión de los fantásticos recursos que se han generado, de incapacidad y falta de cualificación de actores e implicados. No hemos estado, en muchos casos, a la altura de las circunstancias. Y aquí da igual el color político.

Es por tanto, un problema complejo, con diferentes variables y perspectivas, y sus soluciones también deben ser, por tanto, heterogéneas y heterodoxas, inteligentes, sensibles y equilibradas, pues un paso en falso puede dar al traste con la economía de muchos municipios y familias, sólo a cambio de un papel con “manchas pintadas de verde” y un puñado de normas.

¿Hace falta el PATIVEL?

Lo que hemos expuesto hasta aquí no quiere decir que el PATIVEL no sea oportuno ni necesario. Claro que sí. Pero un PATIVEL completo, consensuado y bien dotado. No capado ni limitado. Sin sesgo político. Sin prejuicios. Sin improvisaciones ni prisas. Sin sometimiento a calendarios políticos, con una participación pública real.

A nuestro juicio, y con un ánimo honestamente constructivo y proactivo, estas son las oportunidades que, a nuestro juicio, debe aprovechar el PATIVEL:

(a) Puede y debe establecer criterios flexibles, caso por caso, para reordenar y reconducir la ordenación de espacios del litoral que no están protegidos pero que podrían serlo, o al menos ser mejor ordenados. Usando la potestad de ordenación y los recursos que la propia LOTUP establece, incorporando la Infraestructura Verde en la ordenación de los sectores de suelo urbanizable, y garantizando así su cesión a la comunidad y la adopción de medidas efectivas para su puesta en valor, imputando su coste a las plusvalías urbanísticas generadas por el planeamiento. Es decir, se puede usar parte de estos recursos en proteger y reforzar el litoral, creando además empleo en dicho proceso. Sin daño. Sin heridos. Articulando mecanismos de cooperación y armonización de intereses públicos y privados.

(b) Puede y debe sustentarse en una verdadera política de participación y co-decisión. Pero no dando charlas desde un estrado a un público, en su mayoría propietarios de suelo, temeroso, desinformado o desconfiado. Hay que sentarse, mesa por medio, con los interesados: Ayuntamientos, empresas, propietarios, asociaciones de vecinos, colectivos ecologistas, etc.. Pisando el terreno con todos ellos, para conocer, in situ, las diferentes sensibilidades, lo que algunos llaman el ADN del territorio. Sin información en 360º no hay conocimiento. Sin conocimiento no hay decisiones inteligentes ni transparentes.

(c) Puede y debe evaluar, de forma real, cómo el PATIVEL, y en general la política urbanística territorial de Generalitat y Ayuntamientos, va a influir, positivamente, en mejorar las condiciones socioeconómicas de los ciudadanos valencianos, mejorando su calidad de vida, luchando contra la lacra del desempleo y ofreciendo oportunidades a jóvenes y mayores que desean satisfacer sus necesidades básicas en condiciones dignas. Sin engañar a nadie con falsas quimeras. Promoviendo un crecimiento económico inteligente, sostenible e integrador, que apueste por la promoción de actividades que aprovechen las oportunidades que ofrece el territorio sin menoscabar sus valores ambientales y culturales.

(d) Puede y debe analizar con rigor y solvencia, además de honestidad, los usos lucrativos que realmente pueden darse en nuestro litoral, y cómo nos pueden ayudar a resolver los problemas de ahora y de mañana ¿De verdad es el uso hotelero la panacea? ¿Basta con “pintar” terrenos con la marca de “hotelero” para que se instalen dichos usos? ¿Se ha hablado con expertos y empresas del sector? ¿Se ha analizado la experiencia en otras regiones, donde el uso hotelero no ha pasado de ser “papel pintado”? ¿Por qué no otros usos relacionados con el turismo, la cultura y el deporte?, ¿No es compatible el uso residencial en su justa medida y con las medidas correctoras (sociales, económicas y dotacionales) adecuadas?

(e) Puede y debe contribuir a una completa planificación de políticas activas en materia de protección y recuperación de espacios naturales del litoral, abandonados y degradados, con la finalidad de intervenir en ellos y ponerlos al servicio de los ciudadanos, y así hacerlos susceptibles de albergar usos y actividades públicas generadoras de empleo directo e indirecto. Programas con presupuesto económico, con identificación de sus recursos y gestores, con herramientas de monitorización y validación que nos permitan conocer la eficacia de su acción. Nos gastamos millones de euros en publicitar la excelencia de nuestra Comunitat Valenciana. Nuestro territorio se vende solo. Destinemos parte de estos gastos publicitarios a mejorarlo directamente. Hagamos algo más. Impliquemos al Estado y a las instituciones europeas para colaborar en alcanzar estos fines. Usemos la imaginación y nuestra capacidad de persuasión. No nos quedemos en el “papel pintado”.

Rafael Ballester y Alberto Tur son abogados urbanistas.

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