ALICANTE. Vaya por delante que no es la primera vez que Enrique Ortiz se aparta de la primera línea de Hércules, entregándole las llaves del club a un tercero al que le garantiza que contará con libertad absoluta, para al cabo de poco tiempo reaparecer y, por medio de todo tipo de tretas, recuperar el terreno cedido.
Pero es cierto que, hasta la fecha, el constructor no había consentido que el socio de turno, en esta ocasión Juan Carlos Ramírez, dentro de su recién estrenada autonomía, llevara a cabo una purga que alcanzase a su mano derecha, Carlos Parodi.
Francisco Méndez, Valentín Botella y el citado Parodi se convertirán la próxima semana en historia viva de los despachos del Hércules: el jueves o el viernes, todo depende del secretario, Mariano Castro, se celebrará una reunión del órgano de gobierno del club en la que los anteriores cederán su silla al empresario vasco, que ahora sí quiere ser consejero (no descartemos que también sea el nuevo presidente) y al menos dos personas más que llegarían de su mano, haciendo gala como él de bastante atrevimiento o inconsciencia, según se mire, toda vez que la situación límite que vive la entidad a buen seguro que comportará para ellos más de un problema derivado de la responsabilidad legal que pasarán a asumir.
Si Ramírez cree que puede lograr que la Agencia Tributaria acceda a fraccionar la deuda que mantiene el Hércules con ella, exigiendo, a cambio, un aval por solo 1,8 millones de euros y no por 4,2 como hasta la fecha le ha trasladado una y otra vez a Parodi, también piensa que en la parcela deportiva se pueden hacer las cosas de otra manera: se deshizo el martes de Dani Barroso y ahora podría invitar a Javier Portillo a marcharse, si este no acepta su forma de hacer las cosas, una maniobra que en otro momento hubiese resultado impensable que Ortiz la consintiera, pero, visto lo ocurrido con Parodi, no sería nada descartable.
No obstante, siendo muy importante la necesidad de poner en marcha cuanto antes un proyecto deportivo que permita al Hércules regresar en 14 meses al fútbol profesional, en la lista de tareas pendientes el problema de la deuda con Hacienda y la renegociación del convenio de acreedores exigen una atención preferente toda vez que, de no resolverse ambas cuestiones en las próximas semanas, no ya el futuro deportivo de la entidad, sino también cuestiones como la subasta de las acciones por parte del Instituto Valenciano de Finanzas no tendrán la menor importancia porque el barco se habrá ido a pique definitivamente.