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No Tomorrow Records, el sello que inundó de música independiente el Castelló de los 90

30/10/2023 - 

CASTELLÓ. La importancia de un sello, de una discográfica en la historia de la música ocupa un lugar eminentemente destacado; a pesar de que en los tiempos que corren parecen anacrónicos. Una major siempre ha impulsado el sonido predominante, cuando no han sido ellos los encargados, dinero mediante, de crear las estructuras necesarias para potenciar un sonido, canalizar una tendencia (por muy alternativa que fuera) o avasallar al oyente, en radio, prensa y cartelería, para acabar imponiendo un nuevo relato. Ahora las cosas son diferentes, la figura del descubridor que iba a conciertos en busca de vetas musicales, parece extinta, bandcamp es el mejor escaparate para ello. Los sellos pequeños, alternativos o independientes, utilícese el término que quieran, han ocupado otro espacio. 

Esas bandas que se mantienen en el borde, pero fuera de los márgenes de lo comercial (aunque su música sea muy comercial como el power pop). El riesgo de los sellos pequeños, su pasión, su entrega y su selección musical, ofreciendo vanguardia y muchas veces experimentación, han sido siempre necesarios. Cualquier nostálgico recordará algún sello mítico español, quizás Subterfuge sea el más célebre. En Castelló, ciudad inquieta y generadores de cultura, hubo un sello que marcó la diferencia, apostó por sonidos, a priori menos comerciales, aunque realmente lo eran, solo hace falta escuchar a los magníficos The Meows. Si viviste en Castelló en los 90, conociste el éxito de Schock Treatment y de la escena que bullía, seguro que compraste algún disco a No Tomorrow Recods. Llamo a Javier Ordóñez para repasar la historia de tan singular sello. La charla es tan apasionantes, tan llena de detalles, casi dos horas, que vamos saltando de tema en tema cada vez que sale algún nombre de grupo, sello, fanzine o lo que sea.

¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Eso mismo me pregunto yo con el binomio Schock Treatment y No Tomorrow Records. “Shock Treatment comienza en el año 90, y nosotros somos todos un grupo de amigos muy aficionados a la música, nos gustaba el punk rock, el power pop muchísimo”, comenta Ordóñez. “Vamos siempre a un bar que se llama L’Espigol, que su dueño, Pep Beltrán, nos descubre mogollón de música. L’Espigol es donde estábamos siempre. Empiezan a salir grupos de colegas, y uno de ellos es Schok Treatment. Eran colegas y encima era el grupo de mi hermano pequeño, a mí me gustaban mucho los discos. Yo empiezo a ayudarles, a buscarles conciertos, porque ellos tenían como 16 o 17 años y yo tenía unos pocos más, 21 o así”, recuerda.  

Javier comienza a ayudar a su hermano en la promoción, rudimentaria y muy casera, para que sus maquetas puedan salir en los fanzines de la época. En aquellos años había pocas bandas y los fanzines eran los canales de promoción idóneos, pues todo el mundo del rollo recurría a ellos. “Cuando graban la maqueta yo empieza a mandarla a fanzines, son los años, el 91 o 92, que son los años que empieza a haber muchos fanzines de garage, punk; por ejemplo el más conocido era La Herencia de los Munster, que es de donde sale el sello Munster Records. Probablemente a imitación de ese sale Subterfuge”. No solo había fanzines, también una revista que lo fue prácticamente todo. “El Ruta 66 de Barcelona, aunque era una revista más mainstream, con una distribución más general, pero el enfoque era muy fanzinero, era en blanco y negro y cubría cosas bastante alternativa”. Los sellos comienzan a hacerse más famosos. “Empieza el sello Crypt Records”. El sello comienza en 1983 editando editando los recopilatorios de garage punk de los 60s, Back From de Grave. Es en el 90 cuando comienza a editar a sus grupos más reconocidos, Devil Dogs, New Bomb Turks. “Era una época con mucha ebullición de fanzines hechos en casa, y grupos power pop y la pandilla de amigos estábamos chiflados con todo eso”, señala. 

La idea del sello estaba ahí desde hacía tiempo, algo empujaba a Ordóñez a hacerlo. “Es un poco por el ambiente de la época”, dice. La banda castellonense ensayaban y grababan, con el casero método de pulsar el REC del cassette en una casa de los padres de los Ordóñez. “Estos (Shock Treatment) graban un par de  maquetas de forma rudimentaria y yo se lo mando a los fanzines que conocía, y Carlos Subterfuge enseguida me llama: oye, esto está de puta madre, tenemos que sacar un disco”. Esa llamada fue la chispa, aunque aún quedaba un poco para que el fuego del deseo por montar una discográfica cristalizara en la cabeza de Ordóñez. “Entonces una canción de esas maquetas que se grabó en un concierto en Villareal, en la sala La Nave, de teloneros de Nine Pound Hammer. De esa maqueta Carlos coge una canción, Taxi Killer, y la mete en un disco que ponía en el fanzine, él siempre sacaba con el fanzine a cuatro grupos, que eran grabaciones maqueteras”. 

Ese tema grabado de mesa fue la llave para llegar al público. Participar en unos de esos discos te garantizaba ser escuchado por alguien más allá de tus amigos y padres. “En el Ruta sacaron una pequeña reseña, como que se van poniendo en el mapa, y ya Carlos me dice que hay que sacar un disco. El grupo se paga la grabación en el estudio Waves de Villa real con Juanma Más, y Carlos saca el prensaje y nos da unas copias como royalties”.  Y tras eso, Ordóñez se va a ver a Carlos a  Madrid y ahí sí, el germen del sello comienza a materializarse. “Cuando fui a hablar con él, yo vi  que Carlos era un chaval de mi edad, que vivía con sus padres, que tenía los discos ahí amontonados en su habitación y que el fanzine lo hacía en su mesa”. Comprobar que todo era más sencillo de lo que había imaginado le encendió la bombilla. “Yo me moría de ganas, siempre había tenido una fascinación con el objeto, con el disco, y ya se me iba formando la idea de la portada, grabar el disco… el EP de Schock Treatment (Masacre en el Burguer King), aunque es de Subterfuge, ya participamos el grupo y yo, casi una coproducción”, comenta.

Escribo esto mientras las guitarras de Nuevo Catecismo con el tema Ya nada podrás hacer, taladran mis oídos, del disco, Aún no habéis visto nada (1996). Esta fue una de las bandazas que publicó el sello. Ordóñez lo vio claro, todavía era un chaval pero ya había llegado la hora de hacer de su idea una realidad: montar un sello con las canciones que le volaban la cabeza. “Vi que aquello se podía hacer muy fácilmente, lo único que había que hacer era poner dinero, coindice que yo he terminado los estudios y me he puesto a trabajar, en cuando empiezo a ganar dinero, voy a ahorrando, y con la aportación de otra persona, que era el dueño de L’Espigol, que también pone parte del dinero. Fue que se podía hacer y que me hacía tilín”, apunta. 

Damos un salto, porque un nombre que sale en la charla nos lleva a otro lugar siempre dentro del rock. Hablamos de aquel primer concierto de los Dictators en Castelló. “Uno de los grupos que más nos gustaban eran los Dictators, que vivieron a Castellón en el 95 o por ahí, en la sala Fraguel Rock, creo, porque ha cambiado tanto de nombre. Kike Turmix montaba la gira y nos vendió el concierto, y fue una emoción tremenda, tocaban Schock Treatment de teloneros y sonaban como un tiro”, recuerda. En aquellos años donde los sellos todavía eran el camino para tener un disco y una carrera discográfica, como cuando los Eps y las maquetas tenían sentido, las discográficas se ocupaban de todo. Había industria.  “Hoy en día muchos grupos se pagan sus propias grabaciones, yo en aquella época yo pagaba todo”, sentencia. “En aquella época grabar un disco era mucho más caro que ahora, y los grupos no tenían dinero, normalmente el sello pagaba la grabación, el diseño, el prensaje, pagaba autores, era muy caro”. No Tomorrow Records también quiso pasar del primigenio amateurismo y el desconocimiento del sector, y mejorar. Mejores grabaciones, promociones… en definitiva, profesionalizarse, aunque eso no lleva siempre al éxito. “A medida que pasan los años tú quieres hacer las cosas un poco mejor y gastas más dinero, y no necesariamente los grupos tienen más éxito”, apunta. 

Ordóñez me señala algunos momentos que han sido claves en la historia del sello, lanzamientos que acabaron de posicionarse dentro de su sector. La época de más esplendor de Tomorrow Records. “Los primeros años 93-94, edito poca cosa, pero sientan la base de lo que vendría después. Edito los EPs de debut de Depressing Claim (93) y Los Vivos (94) y de bandas de amigos o conocidos (Nuevo Catecismo Católico, Los Brujos) o de las que soy fan: Surfin’ Lungs”, apunta.  “A finales del 94 edito un disco crucial para el sello, el primer LP de Señor No y a los pocos meses (ya en el 95) el segundo de Shock Treatment: Punk Party. Estos dos discos dan un empujón al sello, y el 95-96-97-98 es la época más fructífera en cuanto a lanzamientos”. 

Ordóñez amplía su escudería con The Feedbacks, Discípulos de Dionisio, Why Not, Los Guarriror. Edita elepés, Eps, es un momento de ebullición. “Además edito también un montón de singles. En esta época podría decirse que es cuando se consolida lo que sería la escudería de No Tomorrow, un conjunto pequeño de grupos todos con sonidos próximos al punkrock/powerpop que son con los que voy a colaborar y a intentar lanzar en los próximos años”, dice.

Con todo, la masificación de bandas, de sellos y de oferta hizo que No Tomorrow pasara por un momento de crisis. “Al principio de los 90 es un momento de mucha ebullición, de mucha ilusión y que hay menos grupos. Tira para adelante cinco años y esa escena en particular está ya un poco más saturada, hay más grupos, ya se ha creado un pequeño mainstream dentro del indie, capitaneado por Subterfuge, que ya ha tenido un mega éxito con Dover. Ahí hubo un poco un momento de crisis, se habla con los grupos y se dice que cada uno se busque la vida  donde crea que le va a ir mejor”, recuerda. Es un momento difícil para los sellos, a pesar de que los grupos no paran de facturar álbumes de excelsa calidad y su fama comienza a subir. “El último disco Schock Treatment es el que menos ha vendido, el de Operación Dragón (1996), a pesar de que están tocando en festivales; Drepessing Claim, el amarillo, que es una maravilla, Solo di sí (1998), vende bastante menos que el primero. No me preguntes por qué pero se venden menos, la distribución es casi imposible, porque es un sello muy minoritario”. Es impresionante que Solo di Sí con canciones como Saturno o Puede Desaparecer no funcionara en ventas. 

Paralelamente al sello, Ordóñez también tiene un catálogo de venta por correo, que sí que era rentable o al menos más rentable “El sello nunca dio dinero”, aclara. “No era un pozo sin fondo, pero con lo que ganaba de una producción se hacía la siguiente, unas generaban más, otras menos; pero nunca dio dinero para decir, yo me dedico a esto”, comenta. Tras una alianza con el sello Punch con el que monta un catálogo de venta de discos por correoOrdóñez decide seguir adelante con su catálogo. Ve claro que el negocio de la música minoritaria en ese momento está ahí. “Yo empiezo a vender mis discos por correo, que tengo diez o quince referencias, luego empiezas a intercambiar con otros sellos y haces un pequeño boletín, y llega un momento que Munster monta una distribuidora y empieza a importar mucho material del que nosotros nos gustaba, quiero decir al público potencial de Schock Treatment, de Los Vivos, este tipo de grupos. Entonces yo ahí empiezo a distribuir discos, a hacer pura y dura compraventa, y eso va en paralelo al sello, durante unos años es simplemente vender discos a los colegas, pero llega un momento en que veo que hay un negocio por el 98 o 99”. Es en el 2000 cuando Ordóñez compagina catálogo con sello, cuenta con tres grupos pertenecientes a Tomorrow Records, The Meows, Nuevo Catecismo y Suzy y Los Quattro, con todo, sigue publicando singles, reediciones, recopilatorios. 

Adivinen, damos un nuevo salto en nuestra desorganizada pero apasionante charla para hablar de una de sus mejores bandas, The Meows, mientras suenan las guitarras y el teclado de Ese no soy yo del disco Algo para mí (1998) de Los Vivos. Hay tanta buena música en este sello que es difícil abarcarlo todo. Échenle un ojo a su bandcamp, tienen horas de placer musical. “The Meows son de Barcelona”, comenta. “Yo saco prácticamente todas las referencias de The Meows, ese grupo yo lo conozco cuando me mandan una maqueta, la discografía de los Meows es impresionante. Me mandan las maquetas, ellos habían sacado dos singles en otros sellos, uno en Goo Records y otro en Louie Records, el sello de Kike Louie, un tipo que tenía un bar en Madrid que íbamos siempre. El tercer single  ya lo saco yo, que se llama She (1996). Ese grupo ha sido un grupo de No Tomorrow desde el principio y además de los que más orgulloso estoy”

El catálogo de venta por correo No Tomorrow VPC, va como un tiro, se vende muy bien. “Yo monto esto, a la vez irrumpe Internet, ya se puede hacer una página web donde puedes colgar el catálogo, y ahí ya empiezo a tener con el catálogo muchísimo trabajo. Estuve durante muchísimos años mandando dos cientos paquetes al mes, al final tenía contrato con Correo, me acercaba los viernes al polígono de La Salera y soltaba ahí cincuenta paquetes”, dice. Ordóñez mantiene el sello a la vez que el catálogo; sin embargo No Tomorrow Records está tocado. “Los grupos clásicos del sello han desaparecido o están en standby”, relata, “el Señor No graban un disco con Carlos Goñi, que lo iba a sacar SONY, Catecismo sacan un disco con Punch, luego con otro, no están excesivamente en activos, tocan mucho pero no tienen discos, Depressing Claim han desaparecido, Schock Treatment también. Durante unos años lo único que saco es a los Meows y el disco de Vicent Von Reverb & Sus Vaqueros Eléctricos (1999) que es el grupo de mi primo y mi hermano, es lo mejor que he hecho. El disco es una maravilla pero el grupo no tuvo continuidad”. Los refrendo, canciones como Levanta el Puño o ¡Corre! son de lo mejor del sello. 

La discográfica pasa por otro estadio, Ordóñez toma otra postura respecto a él. “A principios de los 2000 decido que ya no tengo ninguna obligación con ningún grupo, en la obligación que yo me veía al principio, que si yo sacaba un grupo estaba comprometido con llevar a ese grupo al mayor número de personas posibles. Cuando llegan los 2000 ya no me veo obligado a eso porque ya estoy trabajando con grupos que ellos mismos tampoco se plantean tener una carrera”, dice.  Justamente en ese momento llegan agrupaciones formidables. Quizás la falta de presión, externa o interna, logra mejores resultados. “Son grupos como los Meows que son muy conscientes de su lugar, y lo que quieren es seguir sacando discos, que alguien se lo pague y se los saque, y tocar en buenas condiciones cada vez que puedan, pero que no se van a ir de gira a perder dinero, somos gente de treinta y tantos, todo tenemos curro, el mío es el catálogo”. 

 

Publicar lo que quieras sin prisas y con tu gusto musical como última palabra es lo mejor. “Es una época en la que tengo el sello por capricho, el catálogo es mi negocio, el sello me lo puedo permitir porque sé que a través del catálogo siempre voy a vender un mínimo de copias para vivir. Licencio el segundo disco de Tricky Woo (Ndr: el disco es Sometimes I Cry de 1999) un grupo canadiense, que si no lo has escuchado, te lo recomiendo. Sonido muy High Energy. No ganaba bien pero el sello no era deficitario, hacías un proyecto perdías dinero y con otro ganabas, en aquel momento tenía oficina, yo sacaba 200 paquetes el mes, tenía un empleado a media jornada” 

El sello se terminó, desgraciadamente el catálogo también, pero hace menos tiempo de lo que puedes pensar. “El catálogo acaba hace uno cuatro o cinco años, antes de la pandemia, ahí ya no hacía catálogo en papel, no sé decirte cuándo lo dejé. Más o menos se va desvaneciendo a medida que la gente deja de comprar discos, en el momento en el que sale en el telediario la vuelta del vinilo, ahí es cuando de verdad está muriéndose el vinilo”, remata.

Tantos años de historias, de discos, de giras, de promociones; en definitiva, media vida dedicada a éste apasionantes negocio han dado para mucho. Le hago hacer un ejercicio más de análisis, ¿cuál será el disco que más repercusión tuvo? “La que más repercusión tuvo a la larga, con la perspectiva del tiempo, yo creo que fue Punk Party! (1995) de Schock Treatment. El primer disco de Schock Treatment apenas tiene repercusión, es con ese disco y el principio de vender por correo cuando se vende, es ese año, el 95, cuando Schok Treatment se va de gira ese verano, hacemos quince conciertos”. Eran tan jóvenes que Javier tuvo que ir con ellos. “Me voy con ellos porque nadie tenía carnet, eran menores de edad, puede que no, que tuvieran veintiún años (risas) pero me voy con ellos de conductor, y con Depressing Claim, que esos sí que eran menores todos. Echando cuentas, los Depressing, que son todos del 76, ya tenían 19. A partir de ahí empiezan a ser más conocidos”.  

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