una recopilación de relatos entre el terror psicológico y el humor desmitificador

Ernesto J. Pérez recorre la fina línea que separa el terror del humor en sus 'Relatos tangenciales'

31/10/2023 - 

ALICANTE. Ernesto J. Pérez Esteve, alicantino nacido en Onil, acaba de publicar Relatos tangenciales (Autografía, 2023). Se trata de una recopilación de 31 relatos de temática variada, pero con algunos elementos comunes: elementos sobrenaturales, terror psicológico y un saludable humor desmitificador. Ingredientes de una receta que incluye otros muchos a lo largo de estos catorce microrrelatos, catorce relatos cortos y otros tres relatos de mayor extensión. Uno de ellos, basado en un suceso real protagonizado por un personaje que vivió su infancia en su mismo pueblo y que tuvo mucha trascendencia en España en el siglo XIX.

Él es ingeniero y funcionario, pero siempre ha mantenido latente la pasión por la escritura. Un ejercicio que le retrotrae hasta su más tierna infancia, ya que escribió su primera novela con diez o doce años, arrastrado por los textos Cinco y Siete secretos, de Enid Blyton. “No tengo ni idea de su paradero, pero me encantaría recuperarla, más que nada por curiosidad, no por su supuesta calidad literaria, claro”, apunta el autor.

La efervescencia de la adolescencia le alejaron de esa buena costumbre, pero no tardó en recuperarla. “30 años después, y ya asentado en un buen trabajo que me proporcionaba lo más valioso del mundo, que es el tiempo, es cuando empiezo con las crónicas viajeras y, luego, con la ficción, recuperando esa inquietud literaria que parecía algo distraída”, relata. Algo que le ha llevado a acumular una interesante colección de textos en los que ha ido buscando el alivio del estrés cotidiano, al tiempo que se servía del papel para reforzar sus recuerdos y que no cayeran en el olvido.

Comenzó escribiendo crónicas de viajes que no quería olvidar y continuó añadiendo elementos “surrealistas”, ya que las primeras le parecían un tanto aburridas. “Están bien porque recuerdas lo que hiciste, pero después empiezo a introducir en dichas crónicas asociaciones con aspectos tangenciales que surgen de anécdotas o chascarrillos de los viajes, algo que las convierte en parodias surrealistas”, explica. De esta forma, plasma el contenido de su viaje y, además, lo enriquece con toques humorísticos, que son muy bien aceptados por sus compañeros de aventuras.

Desde esas crónicas surrealistas evoluciona hacia la ficción. “No se puede estar viajando siempre, pero me doy cuenta de que siento un gran placer escribiendo”, confiesa. Así, que empieza a hacerlo con humor, riéndose de sí mismo y de “tonterías o manías, pero, sobre todo, de mis miedos”, apunta Pérez Esteve. Y una de sus intenciones al contar esas historias es sorprender al lector con giros argumentales o, como él dice, “engañarlos”, por lo que, muchos de estos relatos que empiezan en clave humorística, se transforman después en terror psicológico, arrastrado, esta vez, por sus lecturas de Edgar Allan Poe, Stephen King o Howard Phillips Lovecraft, que son algunos de sus referentes.

“Paso de reírme de mis miedos a darme cuenta de que los miedos, realmente, miedos son”, describe, diluyendo el humor y dando lugar a cuestiones más trascendentales que le llevan a trasladar el terror psicológico a sus relatos. “También me doy cuenta de que este campo, el del misterio, la duda o el terror es, en definitiva, un campo más amplio para escribir que el humor”, justifica, aunque también se da cuenta de que así puede hacer, incluso, lo contrario. “Puedo empezar de forma trascendental y salirme por la tangente con historias impregnadas de humor surrealista e incluso absurdo”. Es una vía de doble sentido que, según afirma, “depende mucho de cómo te sientas ese día cuando te pones a la faena”.

"La vida puede ser terrorífica si te da por pensar profundamente, o hilarante, si no le das muchas vueltas al coco"

“Terror y humor, en realidad no están tan lejos uno de otro, sobre todo en un microrrelato, donde una simple frase final puede convertir un relato de terror en uno de humor, o viceversa, jugando así con las emociones”, explica el escritor. Combinar ambos géneros es una mezcla que le encanta, porque, según explica, describe la vida, tal y como él la ve: “La vida puede ser terrorífica si te da por pensar profundamente, o hilarante, si te quedas en lo superficial y no le das muchas vueltas al coco”.

Combinar el terror y humor no es muy frecuente en lo literario, pero a él le encanta jugar con ambos géneros, incluso dentro del mismo relato. “Puede que en una novela no sea tan sencillo combinar ambos géneros, aunque ahí está Libelo de sangre, de Sandra Aza, donde, entre en la gran tragedia de la trama, introduce unos pasajes realmente hilarantes. En los microrrelatos, creo que es más fácil o, al menos, yo lo he practicado en varios de ellos y me gusta el resultado; me resulta muy ameno leer ambos géneros combinados”, describe. De algún modo, tiende a escribir lo que le gusta leer.

Ernesto J. Pérez Esteve ha entremezclado, además de estos dos géneros, distintas extensiones y temáticas para que el lector nunca sospeche qué se va a encontrar en cada relato. Por otro lado, aparte de introducir sorpresas en cada relato, ha querido que, entre uno y otro, exista también cierta incertidumbre. Sin embargo, confiesa no haber añadido nada autobiográfico, al menos de forma consciente. “No obstante, inconscientemente, ahí están mis emociones, mis sentimientos, mis reflexiones, mis miedos, mi bagaje, experiencias, vivencias, lecturas, en definitiva, todo lo que llevo dentro, como no puede ser de otra manera”, comenta. 

¿Qué pasaría si…?

En sus relatos, plantea situaciones que no ha vivido, pero lo hace mediante un ejercicio de empatía por la experiencia que va aportando la vida y sumado esos giros argumentales. Un cóctel que da como resultado estos relatos tangenciales en los que también introduce algunos elementos fantasiosos o sobrenaturales. “Cierto contenido esotérico o de mundos no excesivamente explorados que son aspectos, estados o situaciones cuya posible existencia o veracidad no está en absoluto demostrada científicamente, pero tampoco está demostrada su no existencia”, define el autor. “No tiene nada que ver con la religión, pero prefiero creer que pudieran suceder algunas situaciones que utilizo en mis relatos”. Una vez más, según apunta, se trataría de utilizar una imprescindible frase que uno debe hacerse si pretende crear algo: ¿Qué pasaría si…?

Divertirse escribiendo

“Yo he ido escribiendo todos estos relatos a lo largo de un par de años, sin tener, en principio, la intención de publicarlos, pero me llegó la convocatoria de un concurso sobre colecciones de relatos y me di cuenta que tenía un montón de ellos escritos, así que aproveché para hacer acopio, recopilarlos en un documento y leerlos de un tirón para ver qué sensaciones me aportaba”, recuerda, intentando enfundarme en la piel de un lector cualquiera, siendo lo más aséptico posible respecto del contenido que, evidentemente, ya conocía. “Cuando terminé de leerlos, lo primero que pensé fue el título que me sugirió la colección y, lo segundo, que era una lectura que me hubiera gustado encontrarme como lector compulsivo que soy, así que, si a mí me gustó, puede que a alguien lo ocurriera igual”.

"La vida es una larga fiesta sorpresa y puede resultar apasionante si te cuestionas todo lo que llega a tus sentidos"

Se presentó al concurso y no ganó, pero le felicitaron y le dieron una oferta para su publicación. No le convenció demasiado, pero, a partir de ahí, el trabajo ya estaba hecho y probó suerte con otras diez o doce editoriales, con muy buenas valoraciones y ofertas, eligiendo finalmente Autografía. Un proyecto que no sabe adónde le llevará, pero sí sabe que como mínimo, “a seguir divirtiéndome escribiendo relatos, según me van surgiendo ideas”, destaca. Y es que todo esto le ha llevado a una reflexión/conclusión: “Pocas cosas están bajo nuestro control; la vida es una fiesta sorpresa muy larga y puede resultar apasionante si tienes la inquietud de cuestionarte todo lo que llega a tus sentidos”.

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