ALICANTE. El PSPV se prepara para retomar las negociaciones que le permitan conservar la Alcaldía de Alicante tras el anuncio de dimisión del todavía primer edil, Gabriel Echávarri. Lo hace descargado del peso de la crítica ejercida por el resto de fuerzas políticas a cuenta de las dos causas que han colocado a Echávarri a un paso de juicio (el caso Comercio y el caso despido) y -puede que con igual o más trascendencia- sin la tensión que su presencia en primera línea de la actividad pública venía generando en las relaciones con el resto de grupos municipales.
Con el primer edil desprovisto de sus funciones (las delegó el mismo viernes en la vicealcaldesa y aspirante a sucederle, Eva Montesinos, tras informar sobre su próxima dimisión, el 9 de abril) y ya desvinculado oficiosamente del Ayuntamiento, tanto la cúpula regional del partido (que este lunes mantuvo una primera reunión con el nuevo secretario general en Alicante, Miguel Millana) como la propia Montesinos comienzan a conseguir que baje el suflé y que se apacigüen gran parte de las disputas abiertas: dos condiciones necesarias para poder dialogar sobre el futuro de la Alcaldía. Según fuentes del PSPV, hasta este martes no se había tratado de reanudar los contactos en busca de los 15 votos requeridos para retener el Gobierno, más allá de los contactos informales que Montesinos dijo haber mantenido desde este mismo lunes, tras la junta de portavoces previa al pleno del jueves, y que el resto de grupos municipales no interpreta estrictamente como negociación.
En realidad, como viene informando Alicante Plaza, con el respaldo garantizado de los ediles de Guanyar (5) y Compromís (3), esa negociación debe enfocarse hacia los dos ediles no adscritos, Nerea Belmonte y Fernando Sepulcre, y hacia el grupo municipal de Ciudadanos (Cs). Belmonte ya ha mantenido dos encuentros con el secretario de Organización del PSPV, José Muñoz, sin que se cerrase ningún acuerdo. Sepulcre insistió este martes en que nadie ha entablado contacto con él para tratar de recabar su voto, al margen de algún tanteo informal sin validez en el que él mismo se ha postulado como posible candidato de consenso, como ya ha llegado a deslizar en público en alguna ocasión.
Por último, hasta ahora tampoco se ha vuelto a conversar con Cs, después de que su portavoz municipal, Yaneth Giraldo, trasladase al número 3 del PSPV su tajante rechazo a facilitar un voto a ciegas para el relevo de Echávarri antes de que se produjese formalmente su renuncia. De hecho, esa sigue siendo la postura de Cs: no se abrirá ningún escenario de posible negociación hasta que el alcalde no registre formalmente su dimisión. Es decir, que el PSPV llegará al día 9 de abril -la fecha prevista para la marcha del alcalde- sin acuerdo con Cs, lo que (al menos por lo que respecta al partido de Albert Rivera) daría al traste con el objetivo que se apuntó cuando se justificó el aplazamiento de la renuncia: como dijo el viernes el propio Echávarri, se trataba de ganar tiempo para sumar los 15 votos que garantizasen la investidura de su delfín.
En cualquier caso, Cs también sigue aferrado a su postura: la crisis de gobernabilidad la ha generado la izquierda y es la izquierda quien debe darle solución, sin que pretendan cargar la responsabilidad a los demás para que enmienden la situación. Esa seguirá siendo la línea, salvo que la cúpula nacional del partido diga lo contrario.
Al margen del bloqueo en los contactos con Cs, lo que sí se da por descontado es que el proceso de búsqueda de votos se limitará sólo al posible respaldo a la elección de Montesinos, sin que se especule ahora sobre posibilidades de firmar acuerdos de integración en el Gobierno. Así lo explicó la propia alcaldesa accidental este martes en su primera comparecencia pública bajo esa condición. En esta línea, señaló que la fase actual es la de que cada grupo se posicione, que asuma su responsabilidad y diga si apoya la continuidad de un alcalde progresista en la línea de lo que se decidió en las elecciones municipales de 2015 o si, por el contrario, está dispuesto a que el PP regrese al poder. Y, además, recalcó que la definición de esa postura debe ser "a cambio de nada", sin posibles contraprestaciones de ningún tipo.
Así lo vienen sosteniendo también los líderes de Guanyar y Compromís, Miguel Ángel Pavón y Natxo Bellido, al sostener que la decisión que ocupa a ahora es sus respectivas formaciones políticas es concretar a qué persona se pretendería apoyar para que relevase a Echávarri y para qué. Es decir, con qué proyecto político. Después, en una fase posterior, se deberá abordar la segunda cuestión: si existen opciones de formar parte del futuro equipo de Gobierno. De hecho, como viene informando este diario, ese debate está abierto tanto en Guanyar como en Compromís, con posiciones a favor y en contra, aunque sin que se atisbe en ningún caso ninguna posibilidad de ruptura o escisión. En Cs, por su parte, aunque sí se ha analizado la posibilidad del acuerdo de gobierno con el PSOE como una de las opciones que podrían estar sobre el tablero, se insiste en que no se llegará a valorar nada hasta que el alcalde no dimita.
Por último, también se da por seguro que la candidatura del PSPV será la de Montesinos. Como ella mismo recalcó durante su comparecencia de este martes, no está en juego ningún otro nombre. Ella es la número 2 de la candidatura socialista y no va a renunciar para que la lista corra. Además, según dijo, el partido tampoco va a ceder a posibles preferencias de otras formaciones.