ALICANTE. El alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, no se mordía la lengua este jueves cuando se le pedía una valoración de los últimos acontecimientos ligados al futuro del Hércules y enviaba un recado envenenado a Manuel Illueca, director general del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF).
El primer edil, entre cuyas cualidades no está la sutileza, encabezaba su órdago de emplazar a que el control del 87% de los títulos del Hércules salga a subasta por un precio mínimo de 300.000 euros para que el consistorio acepte la cesión temporal del estadio Rico Pérez, con lo siguiente: "Esto es un acuerdo. Luego, desde el IVF niegan acuerdos, pero esto es un acuerdo".
Echávarri, que fue el primero en hablar de pactos, concretamente anunció "un acuerdo entre el Hércules y el IVF", al tiempo que reclamaba a la Agencia Tributaria que rebajase sus exigencias al club (aunque al día siguiente Carlos Parodi rebajaba a la categoría de "principio de acuerdo" el supuesto pacto), no escondía que le supo a cuerno quemado el desmentido del propio Illueca en Alicante Plaza, en el que no solo negaba la mayor; también, recordaba, ante la insistencia del socio de Enrique Ortiz en el Hércules, Juan Carlos Ramírez, la necesidad de llevar a cabo una subasta.
Que el banco del Consell anunciara ayer que un "experto independiente" va a tasar las acciones a subastar parece haber sido la gota que colma el vaso. El director general del IVF tampoco suele andarse por las ramas, así que atentos a su reacción.