socialmente inquieto / OPINIÓN

Dabrowski, guerrillero polaco exiliado en Alicante

28/11/2022 - 

Así es, un guerrillero de la resistencia polaca contra el ejército nazi en defensa de la integridad territorial y de la libertad de su país, se exilió en Alicante. Después de muchas peripecias personales, la capital alicantina fue su ciudad de residencia.

Este guerrillero se llama Antoni Dabrowski, veterano polaco que participó en la II Guerra Mundial, nada menos. Fue miembro de la resistencia polaca durante la ocupación alemana, formando parte de la Armia Krajowa (AK, Ejército Nacional), siendo soldado activo del Levantamiento de Varsovia en 1944. Participó en diversas incursiones armadas. Hecho prisionero por los alemanes consiguió escapar, incorporándose a la resistencia yugoslava. Después de estar preso en campos de concentración en Alemania, Austria y Yugoslavia, fue liberado por los ingleses junto con otros 27 compatriotas y llevados a Italia. Dicho así, en tan poco tiempo, uno se imagina multitud de peripecias para combatir al enemigo y salvar la vida. Desmovilizado en 1947, se exilió inicialmente en el Reino Unido. Años después se instalaría en España.

Lo conocí en su casa de Alicante siendo yo niño. Marisol, su mujer, enfermera de profesión, era belenista en algunos de sus ratos libres y todos los años nos enseñaba con orgullo sus creaciones navideñas. De ahí aprendí a respetar ese trabajo manual y detallista de construir y ambientar aquellas callejuelas de Belén o Nazaret para conmemorar el nacimiento de Jesús. Eran recreaciones de gran belleza y calidad. Este matrimonio tuvo cuatro hijos: Janusz (Daniel), Maryla, Irenka y Marek. Los tres últimos nacieron en Alicante, Janusz en Logroño. Soy amigo de Marek, influenciado por Chopin desde su adolescencia en su entonces y actual afamada carrera como pianista. ¿Cómo llegó Antoni a España?, ¿cómo decidió que Alicante fuese su lugar de residencia? Luego se lo cuento.

Pero permita que vuelva con el guerrillero. Él no nos contaba nada de su pasado, quizá porque vivíamos en la dictadura franquista, por si acaso supongo, por si las habladurías infantiles lo ponían en un aprieto. Pero algo se sabía, alguien se había ido de la lengua.  Imaginen la leyenda urbana que se contaba de este soldado. ¡Se había escapado de un campo de concentración!, se decía entonces. Sólo con eso, ya era extraordinario. Eso pasaba sólo en las películas, y era una excepción. Y uno de esos valientes vivía en la misma urbanización que nosotros. Era de carne y hueso, no era fruto de nuestra imaginación.

Tan cerca, ahora sabemos que conocíamos tan poco. Y al conocerlo con detalle, la admiración es superior a aquella imaginación infantil que todo lo exageraba.

Antoni Dabrowski nació el 14 de junio de 1927 en Varsovia. Con 12 años estalló la II Guerra Mundial. Alemania atacó e invadió Polonia con un ejército muy superior en armas, medios y soldados, consiguiendo pronto la rendición polaca (1939). En Varsovia los alemanes hicieron estragos, cometieron multitud de tropelías. Entre ellas, expulsaron a los cristianos del barrio donde vivía Antoni con sus padres, porque lo convirtieron en el gueto judío. Era 1942. Tuvieron que renunciar a muchas cosas de su propio pasado y buscarse una nueva vivienda en otro sitio. Dabrowski vio vejaciones, violencias, malos tratos, humillaciones, y cómo se llevaban en tren a campos de concentración a muchos judíos que nunca regresaron.

Ante tanta incertidumbre decidió, con un amigo, enrolarse en la Armada Polaca secreta. "Fuimos con la ilusión de intentar liberar a mi país del dominio forzado de los alemanes. Sentía que mi patria necesitaba ser defendida del enemigo que nos atacaba, que nos encarcelaba injustamente enviándonos a los campos de concentración donde torturaban, mataban… no teníamos libertad", cuenta Anttoni en un relato publicado en el boletín de El paular, su residencia de ancianos.

Se alistó con 15 años. Tuvo que engañar a los oficiales polacos que le atendieron porque les dijo que tenía 18 años. No podía esperar, tenía que defender su patria. León fue el mote que le pusieron en la resistencia, y así le llamaban todos, nadie usaba su verdadero nombre, ocultando su identidad. Si eran detenidos, sus familias podían sufrir represalias.

Participó en varias actividades guerrilleras en Varsovia contra los alemanes. En una de ellas recibió la onda expansiva producida por la explosión del proyectil de un carro de combate alemán que previamente había lanzado contra la casa donde él estaba vigilando los movimientos del ejército nazi para informar después a sus superiores. Salió despedido por los aires hacia atrás con la suerte que una puerta le hizo de escudo. Estuvo inconsciente varios días y quedó prácticamente sordo de un oído.

Apresado por los alemanes, lo llevaron a un campo de concentración. Después fueron trasladados hacia Alemania en un tren cuando las tropas rusas asediaban la zona donde se ubicaba este campo. La aviación yugoslava atacó el tren alemán cerca de la frontera de Austria. En ese momento de confusión, un grupo de presos pudo escapar del tren sorteando los disparos de los alemanes y de los yugoslavos. Antoni entre ellos. Caminando por el bosque se encontraron con miembros de la resistencia yugoslava. Les dieron cobijo y les obligaron a alistarse en la división internacional del Mariscal Tito.

Después de estar en campos de concentración de Austria y Yugoslavia, además del alemán, los liberaron los ingleses. Los llevaron a Italia. Aunque le dieron la oportunidad, no quiso volver a la Polonia de la dictadura comunista. Embarcó para el Reino Unido. Una vez licenciado de filas y de concederle la nacionalidad inglesa, embarcó de nuevo para trabajar durante 10 años en la marina mercante británica.

Recalando en el puerto de Valencia con su buque, tuvo que ingresar en un hospital por un ataque de apendicitis. Le atendió una atenta enfermera riojana. Se enamoraron, se casaron (1958) y comieron perdices. Marisol y Antoni se fueron a vivir a Alicante un año después por el clima muy favorable para la salud del padre de ella (1959).

Antoni Dabrowski manifestó en su relato mencionado que su conclusión sobre su "experiencia en la guerra es muy triste y desoladora. Hay odio, heridos, inválidos, muertes. Nada bueno. Familias destrozadas, ciudades destruidas, campos de concentración con mucho sufrimiento, torturas y muerte. Hay que dialogar e intentar arreglar todo por las buenas. Hay que tener buenas intenciones y con amor conseguir la paz para no hacer sufrir a humanos inocentes".  Un mensaje de paz que siempre es bienvenido. Desde su experiencia, tiene mucho más sentido.

Antoni volvió sólo a Polonia en 1969, Polonia aún formaba parte de la URSS y temía represalias para él y su familia. Visitó a sus padres en Varsovia. No los veía desde el Levantamiento de esa ciudad en 1944. Ya sólo esto tuvo que ser muy duro para todos ellos. Antoni volvió a Polonia en 1970 con su familia alicantina. Y así sucesivamente cada cuatro años durante muchos veranos para estar allí el 1 de agosto, fecha en la que conmemoraban dicho Levantamiento contra el ejército alemán. Al regreso de su primer viaje a Polonia, Marek nos lo contó emocionado. No era para menos, imagínaselo. Se reunieron con sus familiares. Antoni se reconcilió con sus recuerdos. Visitaron su ciudad, su barrio, muchos rincones de los que formaron parte de su vida adolescente frente a un ejército invasor y especialmente sanguinario.

Antoni ha dicho adiós para siempre. Ha partido a su eterno caminar en el que irá acompañado de su mujer que le estaba esperando. El pasado 9 de noviembre, en un emotivo entierro con honores militares en el cementerio de Alicante, le acompañaron Dorota Stachura, Capitán de Navío y Agregada Militar de Polonia en España, así como miembros de la Asociación Histórico-Cultural “Poland First to Fight”, familiares y amigos. Durante este acto una de sus nietas tocó con su violín el Himno Nacional de Polonia.

Ante esta historia me pregunto si la Diputación de Alicante podría nombrar a Antoni Dabrowski "Alicantino de adopción" a título póstumo. Merecido lo tiene. Así formaría parte de la historia de este colectivo y nunca se perderían en el tiempo los avatares de este héroe de la libertad que vivió en Alicante. Que así sea.

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