socialmente inquieto / OPINIÓN

Cuando la Explanada cambió de dueño

18/03/2024 - 

Si hay un elemento que identifique a Alicante y a su fachada marítima, además del castillo Santa Bárbara y del puerto, este es el paseo de la Explanada de España, que así se llama y así nos gusta a los alicantinos que se llame. Todos los que por allí caminan piensan que este es propiedad del Ayuntamiento de la capital alicantina para disfrute de todos. Pero no siempre fue así.  Ahora se lo cuento, no se altere.

Así fue, los terrenos que ocupan la Explanada eran del Ayuntamiento de la ciudad, pero siendo Federico Soto alcalde de Alicante solicitó transferir su propiedad a la Junta de Obras del Puerto. ¿Por qué hizo eso? No sólo la Explanada, también el paseo de los Mártires de la Libertad. Lo argumentaba para que se atendiera mejor su conservación y mejoras en las travesías de las carreteras “en toda su dimensión que comprende la zona de servicio del puerto”. Ya ve, sus intenciones eran buenas. Esta cesión se hizo efectiva por Real Orden de 22 de febrero de 1910, el 3 de enero del año siguiente.

Todo quedó plasmado en un acta que redactó el secretario del Ayuntamiento. Entre otras cosas, manifestaba que “el Excelentísimo Ayuntamiento, atendiendo a altas razones de conveniencia, había acordado la cesión a la Junta de Obras del Puerto de los paseos citados, comprendiendo en dicha cesión no solo la zona destinada al tránsito de vehículos de todas clases, sino también a la de paseos”. No dejaban nada a la improvisación o a la interpretación, quedó todo dicho.

Esa acta se firmó en el templete de la música que había en la Explanada y que se trasladó ese mismo año de 1911 a la plaza Navarro Rodrigo. Lo sustituyó otro nuevo hasta que – según el cronista Vidal Tur – se cambió por otro nuevo en 1964 siendo alcalde de la ciudad Francisco Alberola Such.

Deje que vuelva a la firma de esa trascendental acta que se firmó ese día a primera hora de la tarde, a las 16 h. Ese día se quedaron sin siesta.  El acto fue sencillo. Firmarían el alcalde Federico Soto y el banquero Juan Guardiola Forgas, a su vez presidente de la Junta de Obras del Puerto. Todo ante la atenta mirada de concejales y vocales de ambas instituciones.

Pero no se quedó aquí la cosa. Porque la propiedad del suelo de ambos paseos volvió al Ayuntamiento. Que lío. En esa ocasión fue el Estado quien cedía la propiedad al Consistorio. Se hizo ante el notario José Luís Pardo López. En nombre del Estado español asistió Eduardo Fernández López, delegado de Hacienda. El Ayuntamiento lo representó el alcalde Fernando Flores Arroyo. Todo estuvo autorizado por sesión plenaria de 26 de octubre de 1965.  Esto lo contó José Luís Lassaletta en su monografía titulada “La Explanada de España”, y Enrique Cerdán Tato en La Gatera.

Este paseo abarca desde la plaza del Mar hasta el parque de Canalejas, paralelo al puerto y al paseo de los Mártires de la Libertad. Fue construida sobre el malecón y terreno ganado al mar durante la primera mitad del siglo XX.  Fue el alcalde Agatánselo Soler quien en los años cincuenta del siglo pasado decidió el diseño de su suelo. Este es un mosaico ondulado de colores rojo, azul y blanco a modo de olas. El mosaico lo componen más de seis millones y medio de teselas de mármol. Casi nada. Un trabajo manual que enamora a los visitantes y que hace de este paseo uno de los más emblemáticos de la ciudad y de España. A su vez, tiene cuatro filas de palmeras que recorren sus 500 metros de longitud.

El poeta Juan Gil Albert manifestó que “el paseo de la Explanada es su rostro y constituye al visitante su goce y tranquilidad. Estar en Alicante es estar en la Explanada. Alicante vivía para ser la Explanada, para estar sentado allí”. Bonitas frases para tan singular paseo, no sólo seña de identidad local, sino lugar ideal para el descanso y el recreo. Pruébelo, si no lo ha hecho aún, sus sentidos se lo agradecerán.

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