SOCIALMENTE INQUIETO / OPINIÓN

La Alicantina y Uixán en las minas del Rif

8/02/2021 - 

La memoria nos trae esta vez a unas minas situadas en la zona del Rif en Marruecos explotadas por empresas españolas, una de ellas con sede y emprendedores de Alicante. Luego se lo cuento.

Cuando hablamos de minas, la imaginación enseguida despierta nuestro interés. En este caso, ¿se trataba de un tesoro o metal precioso pendiente de descubrir? Depende para quien, pudo serlo. Fue una gran aventura social y empresarial, aunque no se produjo la “fiebre del oro” que se dio en el lejano oeste en California, pero casi. Las minas del Rif son protagonistas de este artículo. Se abrieron grandes oportunidades de desarrollo para todos. Incluso para los miembros de las tribus rifeñas, aunque inicialmente no lo vieron con buenos ojos e intentaron impedirlo.

Antes de continuar, permitan que les cuente unos antecedentes de lo allí acontecido. Aprovechando la inestabilidad del Sultanato de Marruecos, en 1904 Francia y España llegaron a un acuerdo –con el apoyo de Gran Bretaña e Irlanda -para repartirse las zonas del norte de África sobre las que cada una iba a ejercer su dominio. “Gran Bretaña no deseaba que al otro lado del estrecho se estableciera una potencia como Francia y, con este fin, hizo valer los derechos históricos de España en Marruecos”, manifiesta la historiadora María Rosa de Madariaga, que sigue diciendo que “Francia dejaba libertad de acción a Gran Bretaña en Egipto y a cambio de que esta se lo dejase a Francia en Marruecos, con la salvedad que se adjudicase a España una zona de influencia”.

Para Alemania la liaron parda porque sus autoridades no estaban de acuerdo, ya que también querían tener influencia y explotación en esa zona, por lo que provocaron la Conferencia de Algeciras que se realizó desde el 16 de enero al 7 de abril de 1906. Esta tenía un antecedente con la Conferencia de Berlín (noviembre de 1884-febrero 1885) en el que se “repartieron África” entre todas las potencias colonizadoras europeas para evitar conflictos armados entre ellas. ¿Sin la participación de los representantes de los habitantes de esas tierras? En la Conferencia de Algeciras participaron seis países europeos además de los citados, junto con EEUU y Rusia. En el Acta de esta Conferencia del 7 de abril de 1906 España y Francia adquirieron el compromiso de crear cada uno un Protectorado en Marruecos. Este acuerdo lo firmó el embajador de Marruecos en España el mismo 7 de abril y posteriormente el Sultán marroquí el 18 de junio de ese año.

Posteriormente a esta Conferencia se crearon diversas empresas para la explotación de las minas del norte de Marruecos. Entre ellas, destacaron la Compañía Norte Africano (1907) con capital hispano-francés; la Compañía Española de Minas del Rif, CEMR (1908); la Sociedad Minera La Alicantina (1912); y la Sociedad Minera Setolázar (1913).

Con la firma del Protectorado Español de Marruecos esta actividad minera se consolidó. El 30 de marzo de 1912 el Sultán de Marruecos Mulay Falid firmó con Francia el tratado del Protectorado Francés que ocuparía la zona centro, más fértil y poblada. El 27 de noviembre del mismo año se reconocía a España otro Protectorado en Marruecos con capital en Tetuán. Fue ocupado –de forma pacífica– por el general Felipe Alfau Mendoza. El Protectorado español se componía de dos partes: el norte con las regiones del Rif y Yebala, y el sur con Cabo July. El Protectorado suponía el mantenimiento de las formas de gobierno tradicional de Marruecos. La administración marroquí estaba dirigida por el Jalifa. La española, por un Alto Comisario, que era la máxima autoridad en el Protectorado.

Destaca de este periodo la actitud tolerante de España con las instituciones religiosas, la lengua y la cultura local, así como las importantes inversiones realizadas en infraestructuras y obras sociales. España tuvo que pacificar la zona durante varios años porque tribus rifeñas no aceptaban lo que consideraban la ocupación de su territorio por un país invasor. Una vez pacificado, se podía emprender en la zona con más seguridad.

Los emprendedores españoles descubrieron hierro en la región de Beni Bu Ifrur. Despertaron gran interés de empresarios y “mineros”. Se produjo un efecto llamada para aprovechar estas oportunidades de trabajo. Dio de comer a muchas bocas y permitió emprender a inversores que aportaron su patrimonio en estas minas.

Permitan que me refiera principalmente a las zonas mineras ubicadas cerca del poblado marroquí de Sidi Bu Sbar explotada por la CEMR, de Uixán - pueblo español en Marruecos -, y de la Compañía La Alicantina. El inicio de la explotación de las minas (1907) vino acompañado de los trabajos para la construcción del ferrocarril que desde el criadero transportaría los minerales al depósito de San Juan de las Minas y de este a Melilla para cargarlos en buques mercantes.

“El pueblo minero inicia su andadura (1910) con la instalación, a los pies del monte Uixán, de una serie de tiendas de campaña. Este sería el habitáculo de los primeros obreros contratados por la Compañía Española de Minas del Rif (CEMR)” – nos cuenta Antonio Rubio Villalta, en sus “memorias” sobre Uixán y las minas de hierro del Rif, como parte activa de aquella explotación minera. Antonio era el topógrafo que contrató la Compañía. Muchos de sus familiares vivieron con él en la zona, como su hermano Manuel, que fue mecánico ajustador, junto con otros compañeros de faena.

Todas las piezas de la maquinaria que usaban para la explotación del mineral las hacían y reparaban desde sus talleres. Se acordará de Manuel, lo cité en mi artículo del Oranesado Alicantino en este periódico. Fue también futbolista del SOS de Orán cuando dejó la mima (con la independencia de Argelia, Manuel se instaló en Elche con toda su familia). A su vez, su suegro Manuel Gris Martínez fue chófer, transportaba en un camión alimentos y productos para la cooperativa (supermercado) que había en Uixán. Para los españoles de la zona era obligatorio ser socio de esta cooperativa (1914) pagando el cabeza de familia una cuota de 10 pesetas. Esta daba derecho a participar de los beneficios a final de año (le llamaban dividendos) y percibirlos en especie en Navidad.

Inicialmente los trabajadores de las minas vivían en barracones (sólo solteros, no matrimonios), con militares que les protegían de los rifeños. Tenían estructura cuadrangular, patio interior, sin ventanas al exterior, con una sola puerta – corredera – como única vía de acceso y de salida, y con un ventanuco con rejas que daba a la calle para pagar a los trabajadores árabes de la zona. Los pabellones estaban muy juntos unos de otros y las puertas daban al pasillo que se creaba entre cada barracón

También se construyeron fuertes ocupado con militares para proteger a los mineros de las incursiones violentas de los miembros de las tribus rifeñas. Los primeros fueron el de San Jerónimo y el de Nuestra Señora del Carmen. “El fuerte de San Jerónimo fue la primera oficina en Uixán. El ingeniero de Minas Alfonso Jordana fue uno de sus primeros ocupantes. Junto a él lo habitaban el interventor León Donamaría, el contable y pagador Antonio Rubio (mi tío), el cocinero Vicente Moga Vidal”, nos sigue contando Antonio Rubio Villalta. Posteriormente, se construyó el fuerte San Enrique. También una pequeña iglesia, la casa del cura, una escuela, y muy cerca de esta la casa para que viviera Juan Echevarría, encargado de la mina.

Cuando el rey Alfonso XIII visitó estas explotaciones mineras, en enero de 1911, subió al monte Uixán. Durante la recepción, bajo una enorme carpa, el rey manifestó que era una ubicación estratégica extraordinaria para divisar toda la zona. Ni corto ni perezosos las autoridades españolas construyeron en ese lugar lo que en el pueblo se conocía como el fuerte Uixán, aunque le pusieron el nombre de Coronel García Gómez. En ese mismo año se construyó el fuerte de San José en la montaña de Axara.

Los fuertes tenían forma rectangular, también sin ventanas al exterior, con una torrecilla en la parte superior de cada dos esquinas. Con la pacificación de la zona, las construcciones fueron cambiando con puertas y ventanas a la calle. Esto ocurrió a finales de los años veinte. Es cuando realmente Uixán fue un pueblo de verdad. Se construyeron inicialmente tres pabellones de viviendas familiares con varios dormitorios, cocina-comedor, cuarto de baño. “Mi familia ocupó una en el nº 7 del primer pabellón”, cuenta Antonio Rubio Villalta. Después de estos pabellones se construyeron otros. Los barracones de solteros se dedicaron a otros usos porque los mineros estaban casados, así allí se ubicó el centro social que llamaban “Club”, escuelas para niños y para adultos y la nueva iglesia porque la primera capilla estaba muy lejos. Ya ven que no se privaban de nada.

Así nació Uixán (a 30 kms de Melilla), un pueblo minero español dentro del territorio marroquí, con sus tradiciones y sus fiestas, donde no podía faltar la de la patrona encabezada por el cura del pueblo, reuniones en el Club y la fiesta de la matanza del cerdo con la que se hacían ecuentros sociales muy populares.

En otra ubicación se encontraba la mina “La Alicantina” (1912). Esta Compañía tenía las explotaciones mineras en el Zoco del Jemis, región de Beni-Bu-Ifrur, a 52 kilómetros de Melilla. Se constituyó como sociedad anónima en agosto de 1912 ante el Notario de Melilla Roberto Cano y Flores. Con domicilio social en Alicante, la mayoría de sus socios eran personas destacadas de la sociedad alicantina. El Consejo de Administración lo componían Juan M. Meziat, Presidente y Director Gerente; Federico Clemente, Secretario; Nicolás Baeza, Juan Guardiola, Augusto Fresnau y Rafael Beltrán, Consejeros; Luciano Brun, Consejero e Ingeniero Consultor; y Luís García Alix, Ingeniero Director en Melilla.

Producía anualmente de 60.000 a 80.000 toneladas. Tuvo filones importantes, uno de ellos de 500 metros de longitud y anchura de 20 metros con la mitad de su mineral a ras del suelo. Transportaban este desde el yacimiento al depósito carguero por una vía Decaurille de dos kilómetros de longitud. En ese depósito se guardaba hasta su transporte a Melilla para su embarque. Se transportaba con el tren de la Compañía Española del Norte Africano. Esta tenía un contrato con La Alicantina para su venta y transporte de los minerales. Ambas empresas se complementaron bien e hicieron juntas un buen negocio. Ya ven que cuando se quiere, se puede. Pues eso.

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