Ha llegado el 9 d’Octubre, otra fecha más en la que la distancia entre alicantinos, castellonenses y valencianos se agranda
VALÈNCIA. Miren que Ximo Puig lo intentó y, ahora, parece que Carlos Mazón, también. Pero no hay manera de vertebrar. Ni siquiera en el Dia de la Comunitat Valenciana. La distancia sentimental es abismal. La ausencia de un sentimiento común, de pertenencia a un territorio, de cariño por una bandera. Nada. Cero. Ni se siente ni se padece lo mismo en cada una de las tres provincias que conforman eso que, a algún iluminado en Madrid, le dio por llamar Comunidad Valenciana, que luego a un tal Esteban González Pons le dio por darle singularidad y crear lo de la Comunitat. Ay, Comunitat Valenciana. Ya se ha escrito en esta sección de la revista de semejante y aberrante nomenclatura perpetrada por los padres del Estatuto propio, provocada por las peleas internas entre los que proclamaban un País y los que soñaban con ser Reino. Som i serem bobos.
El caso es que llega este 9 y parece que solo sea fiesta en València ciudad. Insisto en que los presidents Puig y Mazón intentan captar para la causa a las otras capitales, pero ni con calzador entra. Es festivo, pero como si lo que se celebrara fuera uno nacional.
Mazón, además, ha tirado con bala para hacer patria. Con balas de platino, a tenor de lo que se conoció a través de eldiario.es.
El caso es que montaron el festival Som de la terreta, tres conciertos que se celebraron el 5 de octubre, de manera simultánea, en Alicante, València y Vila-real. AbrahamMateo, Taburete, Nena Daconte o Funzo & Baby Loud son algunos de los artistas en el cartel. Grupos en valenciano, no mucho, no vaya a ser que salgan sarpullidos. Som i serem bobos.
Pues bien, la Generalitat destinaba cuatro millones de euros en el patrocinio de estos conciertos y una prueba ciclista en La Nucia. Como bien apuntaban en Culturplaza, una sola promotora se ha llevado por tres minifestivales tres millones de euros, lo que es más que toda la partida del Institut Valencià de Cultura destinada a ayudas a (todos los) festivales. Para flipar. Pero si alguien ha flipado es el sector valencianista del PP con el cartel conmemorativo del 9 d’Octubre de este año popular. Con esas señeras pseudocuatribarradas, demostrando que aquellos tiempos en los que el PP, después de fagocitar a Unión Valenciana, se presentaba como adalid del valencianismo (regionalismo, blaverismo y demás) se ha desvanecido, más allá de los tics típicos de mentar a los països catalans, aquí hablamos valenciano y no catalán, y demás clásicos del argumentario verbal de los populares, que han tirado de imaginación máxima, para el lema. Som de la terreta. LA TERRETA.
¿Qué es eso de la Terreta? Paren de leer esto si han tenido el valor de empezar. Abran el navegador de su dispositivo y busquen esto Algo pasa con la ‘terreta’: un término tal vez no solo cariñoso, un artículo de Vicent Molins en Culturplaza.
¿Ya? Si no lo han hecho, intentaré resumir el espíritu de las opiniones allí recogidas. Provincianismo, coentor, complejo de inferioridad y demás sentimientos de ese calibre es lo que sienten al escuchar esa expresión que se ha ido poniendo de moda en los últimos tiempos. «Quizá el problema con la terreta no es la palabra, sino la perspectiva, la mirada. La concepción que esconde: el origen como un lugar donde se desea regresar para volver a marcharse y que, al alejarse, va haciéndose pequeño, diminutivo, un territorio subsidiario», remata el señor Molins en ese desvelador artículo de lo que Som i Serem.
Y esa minusvaloración, tan propia de los habitantes de esta autonomía, se percibe en casi todo, cómo no, también, en los discursos que ofrecen, cada año, los jefes del Consell. Por no irnos lejos, solo hace falta nombrar a Ximo Puig y a Carlos Mazón. Con diferentes estilos, con referencias culturales radicalmente distintas, ambos han tirado, y tirará quien ande por el Palau, con las típicas reivindicaciones manidas, manoseadas y ninguneadas por la terreta superior: Lo de la reforma del sistema de financiacion autonómica.
Un clásico que no pasa de moda, porque nadie hace frente a la reforma; ni lo hizo el PP, cuando gobernaba en Madrid, ni lo ha hecho el PSOE, que anda en otras batallas reivindicativas, las de mantener el poder en medio de un galimatías parlamentario brutal. Y que, ahora, esas batallas pasan, cómo no, por Cataluña, Cataluña, Cataluña, claro; ahora en forma de cupo, antes de amnistía, y así todas las energías monclovitas se vuelcan en ello y, junto a la fagocitadora Madrid y los que están en la Champions fiscal, Euskadi y Navarra, pues, ya me dirán. Pero claro, no es Madrid quien arrincona a los de la Comunidad (de bienes o males), esa que está en sus playas. No, los primeros maltratadores som los de la terreta mítica (eh, campeón). En fin, feliz 9 d’Octubre. Feliz día de los enamorados.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 120 (octubre 2024) de la revista Plaza