Soy un perro agradecido
Mi amo y yo hemos vuelto a València como dos presos que disfrutan de un permiso. Estamos contentos y agradecidos porque don Ximo nos ha aflojado la soga del cuello, razón suficiente para que yo mueva la cola y mi dueño sonría a las muchachas en flor. La ciudad está tocada pero no necesariamente hundida. Saldrá de esta a pesar de todo