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uno de los ángeles de la guarda de Carlos Sainz en renault

Raúl Úbeda, un alicantino en las tripas de la Fórmula 1

Cursó su ingeniería en España, pero pronto se trasladó a Inglaterra para complementarla. Allí están la mayoría de escuderías y ahora forma parte de una de ellas. Durante esta temporada ha sido uno de los ángeles de la guarda de Carlos Sainz en el equipo Renault

| 17/01/2019 | 3 min, 8 seg

ALICANTE. Nacido hace treinta años en Alicante, Raúl Úbeda creció entre carburadores y baterías, en el taller de su padre en Mutxamel, donde empezó a hacer sus pinitos como mecánico: «Yo les ayudaba en su trabajo y ahí nace mi amor por los coches y la velocidad», nos cuenta sobre la pista del Karting Alacant junto a un kart de competición, un vehículo que funciona con el mismo principio que con los que él trabaja y «nada más». El fenómeno Alonso coincide con sus años en la Universidad Politécnica de Valencia, hasta donde llegó para cursar Ingeniería Industrial, «siempre orientando mi formación al mundo de la automoción» —puntualiza—. «El impacto de Fernando Alonso, la difusión de sus progresos en los medios, incentivó mi interés por la automoción y, particularmente, por la tecnología dentro de la Fórmula Uno que es la más alta que se puede aplicar a los coches, todo y la normativa». 

En una charla en la universidad, Toni Cuquerella le señala todavía más el camino: «Nos aconsejó cursar un máster sobre competición de Motor Sport en Reino Unido», señala Raúl, antes de destacar el apoyo del gobierno británico a la formación de ingenieros para que trabajen en las fábricas de automóviles dirigidos al Motor Sport. Y a Oxford que se fue, concretamente a la Oxford Brookes University, donde durante su trabajo de fin de máster («centrado sobre todo en el tema de la suspensión y el comportamiento de vehículos») tiene la oportunidad de participar en una work experience con el equipo Lotus (hoy Renault) en su fábrica de Enstone, donde desde 1992 se trabaja en la aerodinámica de sus monoplazas: «La experiencia fue de dos días, y para hacer inventario, pero eso a mí no me importaba porque quería ir allí, ver la fábrica, el ambiente»; quería ir allí y conocer a alguien que le permitiera saber cómo poder trabajar allí, tarea que no fue nada fácil y en la que hace gala de su ambición, ya que rechaza una primera oferta de engineer buyer porque él lo que quería era un puesto de analista de datos, «trabajar con suspensiones». 

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«Fue una decisión arriesgada, pero quien no arriesga no gana», dice Raúl, que cumple ahora cinco años como miembro del grupo de optimización del departamento de Beaker Performance: «La verdad es que este ha sido mi primer trabajo de larga duración. Decidí ir a por todas desde el principio y apostar por la Fórmula Uno, sin caminos intermedios. Ha sido de la Universidad Politécnica de Valencia a la Fórmula Uno», nos dice antes de confirmar que, como se cuenta en los mentideros, y a diferencia de lo que ocurre con los pilotos, la retribución no es nada del otro mundo: «El que está en la Fórmula Uno es porque le gusta y no por dinero; las horas que vas a echarle no están pagadas», nos dice ufano.

* Lea el artículo completo en el número de enero de la revista Plaza

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