VALÈNCIA. María José Catalá (València, 1981) inició una nueva etapa en su trayectoria política el pasado junio, cuando tomó posesión como alcaldesa de la tercera ciudad de España. Bajo su candidatura y la de Carlos Mazón en la Generalitat, el Partido Popular recuperó dos instituciones clave a nivel nacional, tras ocho años en la oposición. Catalá es una política curtida. Pese a su juventud, ha ocupado multitud de cargos de relevancia, desde alcaldesa de Torrent hasta consellera de Educación y portavoz del Ejecutivo autonómico con Alberto Fabra.
María José Catalá asegura que no se ve en otra parte en este momento más que en el Ayuntamiento de València, donde le gustaría culminar algunos proyectos que lleven su marca personal, como el antiguo cauce del río. En esta entrevista repasamos grandes objetivos, compromisos y desbloqueo de asuntos que condicionarán sus próximos cuatro años en el consistorio.
— En 2019, se quedó a una concejalía de alcanzar la alcaldía. ¿Siente que llega cuatro años tarde?
— No. Llego en el momento adecuado.
— ¿Qué diagnóstico hace de la ciudad que se ha encontrado?
— Los últimos ocho años, València ha perdido la oportunidad de tener un liderazgo importante, a nivel nacional, en la recepción de inversiones y de proyectos. Esta ciudad merece liderar la competitividad desde el punto de vista de muchos sectores como innovación y emprendimiento. Al gobierno anterior le faltaba ambición y altura de miras.
— Se ha estrenado con una rebaja de impuestos en su primer año. ¿Habrá más?
— La situación fiscal es importante, nos desvía a los inversores. Pero no es solo eso. También está la agilidad burocrática. Me he encontrado con un colapso de 22.000 expedientes de licencias y una media de 1.200 días para una licencia de actividad. Eso es un freno absoluto a la inversión. València necesita ser competitiva desde el punto de vista fiscal, pero también mucho más ágil en la consecución de sus objetivos a nivel administrativo, confiar más en los proyectos que vienen y cumplir los compromisos y plazos.
— ¿Y qué va a hacer el Ayuntamiento?, ¿autoimponerse plazos?
— Autoimponerse plazos, procesos y revisar todos los que hay en marcha. Acabamos de hacer un estudio a nivel interno, con gente de la casa, para las licencias de actividad, que era el colapso mayor que teníamos. Le hemos preguntado a todo el funcionariado dónde cree que está el objeto de la demora y cómo resolverlo. Hicimos unas jornadas con ellos y salieron reflexiones de todo tipo: sobre trámites, procesos, plazos y también personas que lideran equipos.
— ¿Cómo se puede concretar la solución?
— Una de las cuestiones que ha salido de ese proceso ha sido una reestructuración de los equipos de trabajo del departamento de licencias. Otra de las conclusiones fue que en este Ayuntamiento se desconfía en exceso de las entidades certificadoras, y cuando alguien viene con una ECUV, la casa lo revisa de nuevo. Así que, a partir de ahora, vamos a confiar en el técnico que hace eso y daremos luz verde a todos los proyectos que vengan visados por una entidad certificadora. Luego, ya reforzaremos la parte de la inspección.
— Ha aprobado sus primeros presupuestos, en los que ha asumido mucho gasto ya condicionado previamente y proyectos del anterior equipo de gobierno. ¿Qué le habría gustado cambiar?
— Estos presupuestos han venido marcados por la bajada de impuestos; somos la ciudad española que más los baja. Otro eje ha sido que uno de cada cuatro euros va para seguridad y movilidad. Es cierto que heredamos proyectos de la anterior legislatura, pero hay otros propios que hemos podido poner en marcha, como los estudios preliminares del soterramiento de las vías de Serrería o el desbloqueo del PAI de Benimaclet. Esto último lo vamos a iniciar ya con un consenso entre las partes: el Ayuntamiento, Metrovacesa y el arquitecto José María Ezquiaga. También hemos revisado el contrato de limpieza, que son 1.300 millones en los próximos quince años, y hemos adquirido el compromiso de que haya mil viviendas de protección oficial en los próximos cuatro años.
— ¿Se ha quedado corta en inversiones en barrios?
— Yo lo que no quería era tener el nivel de ejecución del anterior gobierno en cuanto a inversiones en barrios. De nada me sirve proyectar una cifra récord ahí si luego la ejecución al final del año es del 20%. Me parece una estafa.
— En las cuentas se retiran las ayudas directas a los sindicatos, algo de lo que presumió Vox, pero que a UGT y CC. OO no les ha sentado bien. Ahora se encuentran en proceso de diálogo con ellos. ¿Quiere revertirlo de alguna manera? ¿Qué están negociando?
— Confío en que ese proceso de negociación que se ha entablado llegue a buen puerto.
— ¿También con Vox?
— Vox va a formar parte de la solución.
— València tiene una serie de proyectos enquistados que usted se ha comprometido a desbloquear. Vamos a repasarlos: ¿Tienen ya algo claro sobre la fórmula de gestión de La Marina?, ¿cuál cree que puede ser la más conveniente?
— Sí. Lo primero que teníamos que conseguir era una buena interlocución con el Puerto de Valencia y con Puertos del Estado. Y hemos creado una comisión paritaria para trabajar en la solución de La Marina. Lo segundo era fijarnos el objetivo que había dejado por ejecutar el anterior gobierno, que era la liquidación del consorcio. En eso estamos trabajando. Y en tercer lugar, teníamos que encontrar una fórmula jurídica para la gestión. Aquí estaremos Generalitat, Ayuntamiento y Puertos del Estado. Creo que tenemos que crear un ente, al que yo todavía no le quiero poner apellidos, que gestione la lámina de agua, toda la parte del puerto deportivo y las concesiones. Y que dé salida a aquellas instalaciones, como son los Docks o el edificio Alinghi, que son especialmente atractivas para la inversión.
— ¿Qué le gustaría que se instalara en los Docks o el Alinghi?
— El Alinghi puede resultar interesante para seguir desarrollando proyectos de emprendimiento que ya están funcionando en La Marina. En cuanto a los Docks, tienen una alta protección patrimonial y hay que pensar muy bien el destino. En todo caso, un almacén de datos me parece pensar con vuelos bajos.
— ¿Tiene València opciones de albergar la Copa América de vela de 2027?
— Claro que tiene opciones. Ya estoy proponiéndolo. València tiene que trabajar ya en la siguiente edición.
— ¿Alguien del Ayuntamiento se reunió con el New Zealand en Barcelona?
— Alguien pudo ir para trasladar el interés de la ciudad de València.
— Además de la Copa América y los Gay Games, ¿aspira a acoger en la ciudad más eventos deportivos?, ¿son rentables?
— Sí, son rentables. Pero tenemos que trabajarlos bien. Si València opta a algo tiene que ser a finales. No comprendo el criterio de desechar la Copa América y albergar unas finales de grupo de la Copa Davis. València tiene que aspirar a pocos eventos, pero de primer nivel y muy trabajados.
— Volviendo a los proyectos enquistados, la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) del Puerto ha sido noticia recientemente por el hartazgo manifestado por MSC, y el amago de renunciar a su inversión, ante el bloqueo en las licencias después de diecisiete años desde que acabó la obra. ¿Hay garantías jurídicas para otorgar licencias allí en los próximos tres meses?
— Sí. El recurso ante el Supremo no lleva medida cautelar de suspensión de licencias, y jurídicamente podemos otorgarlas. En el peor de los escenarios, el Supremo lo que podría resolver es que fuera necesaria una evaluación de impacto ambiental ordinaria en lugar de simplificada. Pero no a que ahí no haya una ZAL, eso está urbanizado.
— ¿Y en qué punto se encuentran las licencias?
— Están pedidas por parte de varias empresas y están tramitándose.
— Hablando de licencias... ¿cómo va la del Valencia CF?
— Están subsanando todos los defectos formales y cuestiones técnicas que les han pedido los funcionarios. Cuando lo hagan se podrán meter las grúas en el estadio.
— ¿Tiene algún input de que València pueda ser sede del mundial de fútbol?
— Sé que hay interés por parte de la Federación y hemos transmitido que no habría problema. Pero para eso necesitamos el nuevo estadio y eso sí que ya no depende de nosotros.
— ¿Cuándo va a presentar el proyecto definitivo de remodelación de la plaza del Ayuntamiento?
— A comienzos del año que viene espero que podamos trasladar la decisión de este asunto. La plaza del Ayuntamiento es un emblema y no queremos ni una mala plaza ni una plaza más como tantas otras. Haremos una plaza emblemática.
— ¿Y quién la va a diseñar?
— Bueno, hay un proyecto actualmente.
— Pero no va a ser el definitivo.
— Estamos en negociación.
— ¿Y para la plaza de San Agustín?
— Pasa un poco lo mismo. Se estableció de forma provisional un proyecto que no nos gusta y estamos trabajando sobre otro muy mejorado.
— ¿Mantiene su idea de convertir el Palau de les Comunicacions en un Museo Fallero?
— Por supuesto, es un compromiso electoral. Lo tengo hablado con el Consell desde el primer día. Estamos trabajando en la cesión del espacio por parte de la Generalitat y nosotros desarrollaremos el proyecto.
— ¿Cuáles serán las próximas actuaciones en el barrio del Cabanyal?
— El problema del Cabanyal es que hemos llegado con una ejecución de la Edusi de un 25% después de todos estos años. Estamos trabajando con los nuevos ministerios para solicitar una prórroga, pero está difícil. En estos últimos meses, hemos pasado a un nivel de ejecución del 40%, pero creo que son fondos que se van a perder (doce millones de euros) por la falta de diligencia del anterior gobierno. Ahora es necesario controlar los apartamentos turísticos, mejorar la seguridad y la convivencia y dotar al barrio de servicios.
— ¿Mantiene su idea de adelantar dinero para soterrar las vías de Serrería?
— Mantengo la idea de hacer todo lo posible para agilizar esa obra, y no descarto nada.
— ¿Puede esto retrasar el PAI del Grao?
— Vamos a intentar que no.
— Las ciudades con mucho turismo, y València lo es, están sufriendo problemas muy parecidos que se podrían resumir en una despersonalización de sus barrios más turísticos con la pérdida de vecinos y de comercio tradicional. ¿Tiene algún plan al respecto?
— Lo primero que hemos hecho es bonificar al 95% la plusvalía en el caso de transmisiones de negocios tradicionales intervivos. Puede parecer una tontería, pero ya es un impulso fiscal que no tengas que pagar por heredar un negocio. En segundo lugar, el comercio tradicional está, mayoritariamente, en zonas del centro que creo que han sido muy castigadas por el anterior gobierno con algunas decisiones como quitar transporte público. Y en tercer lugar, creo que hay que trabajar en un turismo de calidad más especializado y vinculado con la parte cultural y gastronómica.
— ¿Cómo van las inspecciones de los apartamentos turísticos?
— Era una obligación y hemos hecho una potente inspección de aquellos irregulares, que han proliferado de forma irresponsable, sin poner las medidas oportunas.
— ¿Ha habido cierres?
— Sí.
— Aparte de eso, ¿se plantea aplicar alguna limitación?
— La actividad regular no está mal diseñada. Pero no descarto, en algunos barrios, actuar con limitaciones.
— ¿Cree que a València le habría venido bien una tasa turística como la que tienen otras capitales en todo el mundo? En campaña dijo usted que no la descartaba.
— En este contexto no. Es un tema asociado con la situación del sector y hay que consensuarlo con él.
— ¿De qué manera se va a abordar la zona de bajas emisiones?, ¿se puede hacer sin restricciones al coche?
— Cumpliremos la ley, pero intentaremos no generar impacto negativo sobre el ciudadano. Cualquier persona no puede cambiarse el coche mañana. La zona de bajas emisiones tiene que responder primero a la calidad del aire de la ciudad, y no podemos obligar a un cambio de transporte privado drásticamente.
— ¿Qué puede hacer el Ayuntamiento con dos problemas, como son la pobreza y la falta de vivienda, que no dejan de crecer?
— En vivienda tenemos algo de impacto en el mercado cuando ponemos vivienda pública en marcha. Y la colaboración público-privada es necesaria, porque solos no lo podemos hacer. En cuanto a la pobreza, tenemos que abordarla desde distintos frentes. Me preocupan especialmente las personas sin techo. Recuperaremos la unidad policial de atención a estas personas y estamos trabajando con las entidades sociales para mejorar los recursos públicos de cobertura.
— València, Valéncia, Valencia… ¿Cuál va a ser finalmente la denominación oficial de la ciudad?
— Valencia en castellano y Valéncia en valenciano. Invitamos, dentro del proceso de cambio, a una reflexión de las entidades lingüísticas para adaptarlo a la fonética.
— Usted gobierna con Vox después de no querer hacerlo. ¿Por qué se llegó al pacto a finales de octubre?, ¿fue solo por presupuestos y las ordenanzas fiscales?
— Yo siempre he querido gobernar en solitario y lo intenté. Sellamos el pacto en octubre, porque era el final de un camino. Fui muy consciente de la situación que tenía y la abordé con Vox desde el principio. Nos dimos el verano para pensar y reflexionar las posiciones de ambas partes. Volvimos del verano y ya aceleramos la negociación. Evidentemente, la aprobación de las ordenanzas y los presupuestos era algo que teníamos que hacer conjuntamente. Parecía improductivo que sacáramos eso adelante pero no estableciéramos ya un gobierno estable para la ciudad.
— ¿Qué encalló el pacto durante todas esas semanas?, ¿fue todo atribuible a Vox?
— No. Cuando hay una negociación, todo el mundo entiende que lo que encalla el pacto son las posiciones de lo que uno pide y lo que está dispuesto a ceder el otro.
— ¿Vox pedía más de lo que usted estaba dispuesta a ceder?
— Vox hizo lo que tenía que hacer y yo hice lo que tenía que hacer.
— ¿Está cómoda gobernando con Vox?
— Sí.
— Llegó a decir su ahora teniente de alcalde, Juanma Badenas, que él manejaba otros tiempos para el pacto y podría haber conseguido mejor negociación de competencias. ¿Tuvo que intervenir Madrid?
— Eso le corresponde contestarlo a Vox.
— Usted valoró los ataques de su ahora teniente Badenas como parte, digamos, del show político. ¿Teme que ese show continúe toda la legislatura por el perfil del portavoz de Vox?
— No lo temo. Lo más difícil es empezar y entablar esa relación de confianza que ya tenemos. Todos somos muy conscientes de que este pacto es muy importante para las dos partes.
— ¿Piensa que Francisco Camps estuvo detrás de la estrategia?
— Yo no sé con quién habla cada uno. No me compete.
— ¿Qué ha llevado a Pepe Marí Olano a desvincularse de KPMG ahora, cuando quería seguir compaginando su trabajo como concejal con su labor profesional fuera?, ¿han influido las presiones por la polémica del VCF?
— No, no ha influido ninguna presión. Quien lo piense no tiene ni idea de lo que es tener un despacho profesional o trabajar en una Big Four. Uno no puede dejar a los clientes y los procesos de un día para otro, tiene que hacer una transición. En el momento en el que Pepe Marí se incorpora al equipo, él y yo pactamos que va a hacer esa transición y va a ir dejando los asuntos de su despacho para quedar liberado de sus responsabilidades de KMPG de cara a final de año. No se ha anticipado la decisión. Los tiempos los ha controlado él.
— ¿Dónde le gustaría verse políticamente en unos años? ¿Le atraería ocupar algún cargo a nivel nacional?
— Me veo aquí. No me veo con cargo a nivel nacional. No me he marcado plazos, me he marcado retos. Siempre he dicho que quiero ser la alcaldesa que culmine el antiguo cauce del río y hay proyectos que me hacen especial ilusión que quiero ver hechos. Yo llevo en política desde el 2007 cuando gané las elecciones en Torrent. He pasado por la política autonómica como consellera y portavoz del Gobierno valenciano. He estado en el Congreso y he llegado aquí porque quería estar aquí. Hay etapas que ya he vivido.
— Le falta ministra.
— Ser alcaldesa de València es mucho más que ser ministra del Gobierno de España. Me siento una absoluta privilegiada.
Con el uso solo del blanco, negro y sepia, César Sebastián ha marcado un estilo único. Trazas muy definidas que también se visualizan en el retrato que ha realizado de María José Catalá, la persona del año de 2023. Un género, que a César Sebastián le interesa y del que se aleja del barroquismo para acercarse al naturalismo y cierto minimalismo. «Me interesa mucho el retrato realista, un estilo en el que reivindico el dibujo en su pureza, el ser capaz de capturar la esencia de una persona con las líneas mínimas», explica matizando que «el retrato caricaturesco también me interesa». Historietista, ilustrador y diseñador licenciado en Bellas Artes por la Facultad de San Carlos de Valencia, César Sebastián es también un apasionado del cómic. De hecho, recientemente ha publicado Ronson, su primera novela gráfica. «Estoy muy contento con la aceptación de mi primera novela gráfica, que ya va por la tercera edición», comenta sobre un cómic que está basado en hechos reales y con aire de documental sensible y neorealismo. En cuanto a su vertiente como ilustrador, César Sebastián ha trabajado en todo tipo de proyectos: portadas de libros y discos, cartelería, libros de texto o story-boards publicitarios.
Un estilo marcado en el que César Sebastián bebe de la tradición del cómic y la ilustración americana: «Mi estilo se acerca a historietistas como Charles Burns o Robert Crumb, que me ha influido mucho».
* Este artículo se publicó originalmente en el número 110 (diciembre 2023) de la revista Plaza