Javier Escrich es uno de los financieros valencianos con más experiencia en el sector, que va camino de los cincuenta años a pie de obra; ha trabajado en todos los puestos de la banca hasta llegar a la gestión de patrimonios y al asesoramiento financiero
VALÈNCIA. Hablar de Javier Escrich Carsí (València, 1960) es hacerlo de uno de los financieros del Cap i Casal con más años a sus espaldas en el sector. No en vano, comenzó a trabajar en 1976 en el extinto Banco de Levante. Pero ¿cuándo le picó el gusanillo por la banca? «En mi entorno de amistades y familiares había varios empleados de banca y también algunos opositando a bancos. El prematuro fallecimiento de mi padre, cuando yo tenía doce años, aceleró mi incorporación al mundo laboral para ayudar en casa. Eran tiempos donde este sector estaba bien considerado y era seguro». Así lo explica este apasionado de todo lo relacionado con la naturaleza (senderismo, ciclismo de montaña y la jardinería). Todo ello, además de ser un devoto de los animales y de la música rock —no duda en ir a conciertos con su hija—.
Escrich ha pasado por todos los puestos de la banca: botones, oficial, interventor y director. De ahí que la siguiente pregunta que le plantea Plaza surge sola: ¿Se considera una especie de Alfonso Escámez, que de botones llegó a presidir el otrora Banco Central? «[risas] Ciertamente los inicios de ambos se asemejan bastante, tanto por el motivo de incorporarme al mercado laboral como el vivir el inicio de la transformación bancaria en España con los procesos de fusiones, adquisiciones y la incipiente modernización tecnológica. Pasamos de los calcos en máquinas de escribir, los télex, los listados, las cartulinas de firmas… a las actuales herramientas de trabajo tecnológicas».
Con el paso de los años este banquero de la vieja escuela fue especializándose y acabó en la gestión de patrimonios. ¿Por qué? «Desde mi inicio profesional, empecé a apasionarme por los mercados financieros, especialmente por los de renta variable (bolsa), que, en aquella época, se limitaban más al mercado español. Tuve la oportunidad de pasar por muchos puestos y departamentos relacionados con ello, mientras iba adquiriendo conocimientos en los productos de inversión y el trato directo con los clientes, para poder prestar un buen servicio. Todo ello hizo que finalmente me decantara por el asesoramiento financiero».
Banco de Levante, Citibank, Banco Madrid y, en 2015, decide sumarse al proyecto —ya toda una realidad— de Edetania Patrimonios. Una firma valenciana en franco crecimiento, que es agente financiero de Bankinter, puesta en marcha por Javier Escrich, Francisco Varea y José Carrasco, que habían sido compañeros en Banco Madrid. ¿Qué les llevó a dar el paso? «Llevábamos un tiempo barajando la posibilidad de crear nuestro propio negocio, pero no teníamos clara la forma y el momento para dar el salto. La salida de Banco Madrid aceleró la negociación para constituir nuestra propia sociedad, cuyo objetivo no era otro —y sigue siendo— que ofrecer un servicio óptimo con total independencia».
Ocho años después no duda en apuntar que el balance es «altamente positivo». En este sentido, explica que «hemos trabajado, codo con codo, desde la búsqueda y puesta en marcha de la oficina, hasta convertirnos en lo que es hoy en día Edetania Patrimonios. Contamos con un gran número de clientes y patrimonio asesorado, sin duda, fruto de lo que hemos ido aportando los tres durante estos años, desde nuestros conocimientos y experiencia».
Escrich cumplirá, en 2026, medio siglo trabajando en la banca, pero tiene claro que, de momento, la palabra jubilación no figura en su diccionario. «Me encuentro en mi mejor momento profesional, lo que, unido al excelente equipo personal y profesional de Edetania Patrimonios, me hace seguir acompañando a mis clientes con la misma fidelidad que ellos lo vienen haciendo conmigo durante todos estos años. ¿Jubilarme? Noooooo» [sonríe].
Hablando de jubilación, el financiero quiere pensar que habrá en España pensiones para todos, cuando la generación del baby boom está a las puertas de acabar el circuito laboral y con una pirámide poblacional completamente invertida. En este sentido, recomienda que «las pensiones a medio y largo plazo deberían ir hacia un sistema de cuentas nocionales, como en Suecia. Se trata de que la rentabilidad esté ligada al crecimiento del PIB o la masa salarial, lo que aseguraría un sistema sostenible», y sugiere «incentivar, paralelamente, de forma privada, para ir acumulando un ahorro complementario al de la pensión oficial».
Preguntado por lo que le diría a un universitario con ganas de labrarse un futuro a través del sector financiero en general —y de la gestión de patrimonios en particular—, su respuesta es clara: «Es un mundo apasionante y cambiante, que requiere dedicación y estar siempre actualizado. Debe ser vocacional, y, aunque se atraviesen incertidumbres —por los vaivenes de los mercados—, siempre tiene su recompensa y satisfacción personal».
Y sin salir de las recomendaciones, Plaza le pide la receta a aplicar para que la ciudadanía tenga una mayor cultura financiera: «habría que introducir, desde una edad temprana, en los centros de estudio, asignaturas financieras con prácticas al respecto. Ello permitiría tener una mayor base de conocimientos para aplicar en el futuro, tanto en la vida personal como profesional».
Estudios: Empezó a trabajar a los dieciséis años una vez acabada la EGB.
Máster y cursos: Certificado en Asesor Financiero (CAF) de Afi Escuela; además del título de Comercio Exterior y diversos cursos de finanzas.
Idiomas: Castellano e inglés.
Hobbies: Viajar, senderismo, ciclismo de montaña, música rock, jardinería y amante de los animales.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 111 (enero 2024) de la revista Plaza