economía

El agua, fuente de vida contra la despoblación en Castellón

Cortes, Benassal, Bejís, Chóvar, Orotana o l’Avellà son marcas de agua embotellada que pueblan el interior de Castellón y que, desde hace décadas, dan vida al territorio, convirtiéndose en el corazón económico de comarcas con problemas de despoblación como L' Alt Maestrat, Alto Mijares o el Alto Palancia

27/11/2024 - 

VALÈNCIA. El paisaje de Castellón guarda en sus profundidades un rico ecosistema hídrico del que brotan amplios manantiales. Esta agua se erige, en la actualidad, no solo en una fuente de vida, sino en una alternativa económica frente a la despoblación del interior de la provincia. Son multitud las empresas de agua embotellada que operan en pueblos de las comarcas del territorio desde hace décadas y que no paran de crecer. 

Una tradición hídrica en Castellón que, al igual que en otros territorios de España, iniciaba su andadura entre finales del siglo XIX y primeros del XX, vinculada a propiedades medicinales y a la existencia de balnearios. Agua de Benassal, en L' Alt Maestrat, se considera como la firma embotelladora más antigua del norte de la Comunitat Valenciana. Cuenta la leyenda que allá por el siglo XVIII, el duque de Vendome, Luis José de Borbón, decidió abrir un camino en la Fuente d’En Segures para tratarse un cólico y, con él, marcaba el camino que estaba por venir. 

El agua mineral de Benassal surge de un manantial situado en un entorno natural e histórico, trufado de rutas para hacer senderismo. El agua de la población de L'Alt Maestrat empezó a comercializarse en el siglo XIX, pero tomó impulso en 1928, primero con la declaración mineromedicinal y de utilidad pública, y con la posterior proyección que le dio el urólogo Antonio Puigvert. Desde entonces, es un referente productivo, «con un impacto muy importante en la comarca», reseñan desde la empresa, que depende del Ayuntamiento de la localidad. 

De los acuíferos surgidos entre las montañas de Castellón han aparecido importantes marcas de agua como la citada de Benassal, Cortes, Chóvar, Bejís, Orotana de Artana y l’Avellà de Catí. Plantas situadas en algunas de las comarcas menos pobladas de la Comunitat, como es el caso de L'Alt Maestrat, Alto Mijares o el Alto Palancia, pero que se encuentran embarcadas en nuevos proyectos de crecimiento, que las sitúan como unas de las principales herramientas de las que dispone el interior de la provincia para combatir la fuga de habitantes.

La sequía, por ahora, no ha tenido un gran impacto en los acuíferos, y la mayor parte de las compañías están inmersas en procesos de expansión. Solo Benassal ha visto una cierta merma en su fuente por la falta de lluvias, pero ha superado esta circunstancia con la alianza con una empresa de Asturias, Fuensanta, embotellando allí el déficit de Castellón. Así garantiza su producción de diez millones de litros al año.

Se trata de un acuerdo provisional, hasta que se recupere el acuífero. De hecho, la compañía ha experimentado, en la última década, un crecimiento en sus ventas y quiere proseguir en esta dinámica. Su importancia es capital en la localidad, con un millar de vecinos, siendo el 100% de su plantilla del municipio. 

Agua de Cortes, en el top ten

Otra marca consolidada es Agua de Cortes, una de las plantas más jóvenes de Castellón, que se nutre del manantial del Penyagolosa. Nació en 1989 como una iniciativa del Ayuntamiento de Cortes de Arenoso, en el Alto Mijares, para frenar la despoblación. En este poco tiempo, ha conseguido afianzarse y ser un referente del sector nacional. Desde su origen, la empresa ha apostado por la innovación, la calidad del producto y el respeto al entorno natural. Ya en 1991 comenzó a fabricar sus propias botellas y, en los años siguientes, llegó a las garrafas y transformó toda su industria para fabricar la totalidad de sus envases en PET.

En 2005 pegó un salto con la entrada de Importaco, un grupo líder valenciano en los sectores de alimentación y bebidas, que dispone de un 69% del accionariado, mientras el consistorio posee un 19%. En 2010 ocupaba el décimo puesto de las empresas de agua embotellada de España, con cerca de un 2% de cuota de mercado. 

En 2023 alcanzó una facturación de 27,6 millones de euros, cinco más que en 2022, y, en siete años, ha mejorado su cifra de negocio en un 64%. Actualmente, Agua de Cortes cuenta con una plantilla de más de setenta empleados y unas instalaciones de 10.700 metros cuadrados. Y el municipio que la alberga, Cortes de Arenoso, apenas tiene empadronadas a unas trescientas personas. 

«La planta es el corazón económico del pueblo y de la zona. Trabajan setenta personas que proceden de diversas poblaciones de alrededor, en un municipio que tiene trescientos habitantes, lo que pone de manifiesto la importancia que tiene», remarca el alcalde de Cortes de Arenoso, Florencio Catalán, que también asevera la colaboración en acciones sociales que realiza la empresa en la localidad. 

Su agua, además, proviene de la cima del Penyagolosa, cumbre señera de Castellón y de la Comunitat Valenciana. «Tras varios años de continuas inversiones, orientadas al incremento de la capacidad productiva y al aseguramiento de la calidad, se ha invertido recientemente en la ampliación de las instalaciones, la generación de energía fotovoltaica y la optimización de los recursos y procesos», resaltan desde la firma, además de remarcar su apoyo a iniciativas del entorno que promueven el turismo rural y sostenible, como la Fundación de Turismo de Montanejos, y a actividades deportivas.

Por su parte, la planta embotelladora de Agua de Bejís es otra insignia de Castellón, en este caso ubicada en la comarca del Alto Palancia, siendo desde su nacimiento el motor industrial de la zona. «Siempre ha sido un puntal productivo; es una importante empresa generadora de puestos de trabajo en la localidad y del mantenimiento de muchas familias», destaca la alcaldesa de Bejís, María José López

Su agua nace del manantial de Los Cloticos y la embotelladora resalta que se trata de «una realidad social consolidada que ofrece trabajo» a una treintena de personas. Se trata de una firma con una importante presencia, desde sus orígenes, en la provincia de Valencia. En 1929 se registraba la marca de la embotelladora, que se abastece del manantial Los Cloticos. Según relata la historia de Agua de Bejís, dos vecinos, Carlos Vicente y Eusebio Mañes, empezaron a transportar agua a la capital del Turia, con garrafas que llenaban en la misma fuente de la plaza del pueblo, en un trayecto de cuatro a cinco horas. Un agua que se llevaba de casa en casa.

Con el paso de los años, este mercado fue creciendo y, en los años setenta, el cliente más importante era la empresa Altos Hornos de Sagunt, una siderúrgica que recibía el agua llenando un depósito propio y, luego, con una vagoneta, la repartía por las diferentes secciones de la factoría.

En el año 1985, Agua de Bejís dio un paso importante con la inauguración de la planta envasadora en Los Cloticos, coincidiendo en una época de expansión de sus ventas. Esta evolución ha seguido en estos años y continuará, siendo el principal referente económico del territorio, como recuerda la alcaldesa. 

En Catí, en L' Alt Maestrat, nos encontramos con una segunda embotelladora, Aigua de l’Avellà. Es gestionada por el consistorio y es conocida por muchos habitantes de las provincias de Castellón, Tarragona y Valencia por su relación vacacional con el balneario del entorno. La historia cuenta que la denominación de l’Avellà se remonta a 1554, cuando una mujer apodada ‘la velleta’ se curó de la ceguera en el entorno y, a partir de ahí, se construyó un santuario  y una casa de baños que, con el paso de los siglos, derivó en la empresa de aguas.  

Así, con una larga tradición con el agua por la casa de baños y con historias de milagros, en 1928 Catí iniciaba las ventas de la embotelladora con la declaración de su agua de utilidad pública. Sobre todo despegaba a partir de 1953, con la apertura del túnel de l’Avellà, que propició el transporte en camiones en dirección a Castellón, Valencia y Tarragona. Antes era llevada por burros y machos desde el lugar de nacimiento hasta las casas de los consumidores.

En 1973 se inauguraba una planta de envasados de vidrio, con unas primeras botellas que eran retornables para su posterior reutilización. En las siguientes dos décadas, las ventas de agua de l'Avellà aumentaron y relanzaron la actividad de la localidad. En 2004 era reformada y se adaptaba a las nuevas exigencias sociosanitarias. En 2008 se estrenaba un museo del agua, lo que evidencia la trascendencia de este recurso para esta comarca. Además,  su crecimiento no ha parado y, en 2018, se ampliaron los formatos de envases.

Del Maestrat bajamos al Alto Mijares, a Chóvar, un municipio con 350 habitantes, también muy ligado al agua, un recurso que, igualmente, se alza como una riqueza turística. El Agua de Chóvar se abastece de un manantial de la Serra d’Espadà. 

La marca depende del Ayuntamiento, pero la firma Manantiales Portell se encarga de la gestión desde 1998. En 2007, la planta cambió de ubicación y amplió sus instalaciones. Así, en la última década, ha impulsado un plan de modernización de su planta y ha instalado un sistema logístico que permite rotar el almacenamiento del agua embotellada, algo fundamental al ser un producto perecedero. Emplea a una treintena de trabajadores y ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años. De hecho, según sus últimas cuentas de 2022, en dicho año su facturación subió de los doce a los quince millones de euros. 

Entre sus principales clientes está la cooperativa Consum, a la que suministró, en 2022, 143 millones de litros, un 8,83% más en comparación a 2011. En su informe resalta la fortaleza del producto en un entorno muy competitivo y global, con un margen de explotación similar al del ejercicio anterior del 17%. Lejos quedan esos orígenes en los que se comercializaban garrafas de vidrio recubiertas de mimbre. 

Del Alto Palancia vamos a la Plana Baixa, a Agua de Orotana, en la localidad de Artana, con una tradición importante en la sierra que circunda la localidad. El uso del agua había sido durante años un importante recurso económico para los habitantes del interior, a través de acuíferos de la Serra d’Espadà. En 1973 se ponía en marcha el Agua de Orotana, pero, en 2013, se encontraba bajo mínimos y su futuro pendía de un hilo por problemas económicos. Sin embargo, ese año apareció Grupo Castel Orotana con el objetivo de modernizarla y garantizar su viabilidad.  Una nueva empresa formada por gente del entorno. 

El Grupo Castel invirtió cinco millones para su adquisición y logró reflotarla. En este sentido, en 2021 y 2022 sus ventas aumentaron paulatinamente y, el pasado año, la facturación se situó en los 2,3 millones de euros. 

Cabe destacar que el agua de Orotana ya había sido reconocida por su calidad en 1995, con el premio del certamen de Aguas Minerales de España. Su planta embotelladora emplea a cerca de una treintena de trabajadores que proceden en la mayoría de Artana, pero también de otros lugares como Altura, Almedíjar, Castellón y Villarreal.

Futuro en crecimiento

Las seis compañías siguen su camino de crecimiento y tienen en el horizonte reforzar su actividad y apostar por la sostenibilidad, una doble vertiente que las convierte en un reclamo económico de las comarcas menos pobladas de Castellón. Así, Agua de Cortes trabaja en un nuevo sondeo para «garantizar el desarrollo a largo plazo de la planta, y generar más empleo y dinamismo en la comarca».   

Además, desde Importaco, matriz de la embotelladora, remarcan sus planes de sostenibilidad, «con las actividades desarrolladas en la planta, que se centran en reducir su huella de carbono, aumentar su resiliencia climática, proteger los recursos hídricos y minimizar su impacto ambiental». Entre otras, menciona la instalación de fotovoltaicas que garantizan que el 14% de la energía consumida por la planta es de autoconsumo; la implantación de un proyecto de prevención de incendios forestales para adaptar la planta embotelladora a la nueva realidad climática, y la certificación en el estándar de Residuo Cero. 

Agua de Chóvar también planifica un sondeo para ampliar la declaración de Agua Mineral Natural y para seguir con el aumento de su capacidad de producción. Hace tres años consiguió el permiso de la Generalitat Valenciana para incrementar la captación de agua mineral de su manantial del paraje del Barranco Carbón.

Agua de Bejís, por su parte, se plantea adquirir nuevas máquinas embotelladoras que propicien una expansión comercial de la empresa, «que genere nuevos empleos y fije mayor número de población», reitera su alcaldesa.

Mientras Agua de Benassal espera recuperar el caudal de su fuente aguanta con el acuerdo alcanzado con la asturiana Fuensanta, con el que conserva el 100% de su cuota de mercado y garantiza el negocio a largo plazo.  Su red alcanza la Comunitat Valenciana, Cataluña, Baleares y Murcia, habiendo exportado a China, Emiratos Árabes y Panamá. 

Es una marca con presencia en reconocidas instituciones deportivas de la provincia, como el Club Deportivo Castellón, de la Fundación Albinegra, Amics del Bàsquet Castelló, Cocemfe y el Peñíscola FS. Asimismo, otra de sus apuestas es la promoción de hábitos saludables y la gastronomía provincial. Al respecto, cuenta con El Club Gastronómico Benassal, un proyecto que fomenta la buena comida, mediante la sección de restaurantes que han escogido Agua de Benassal para acompañar a sus platos. 

* Este artículo se publicó originalmente en el número 121 (noviembre 2024) de la revista Plaza

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