La circunvalación, o baipás, de la ciudad de València, tiene una importante densidad circulatoria. Además de su ampliación, habría que considerar un diseño estratégico de las redes logísticas y de transporte, que garantice el crecimiento y la calidad de vida
VALÈNCIA. El término inglés bypass define, en castellano, una intervención quirúrgica que se realiza para salvar una obstrucción en un conducto anatómico, generalmente del sistema circulatorio o digestivo. Bypass es un desvío, un rodeo. A consecuencia de su uso habitual, la Real Academia de la Lengua adaptó el término y reconoció el vocablo baipás, que ahora nos ocupa.
La misma academia reconoce un segundo significado, referido a una vía de comunicación que rodea un núcleo urbano. Se recomienda, en este caso, el término circunvalación, aunque la economía del lenguaje ha hecho ganador al baipás.
La palabra es familiar para los valencianos y usuarios de las carreteras próximas a la capital y por buenas razones. Aunque, comparado con el antiguo semáforo de Europa el baipás fue una mejoría, sigue siendo de otro siglo. Hace tiempo que se encuentra al límite y cualquiera de sus usuarios habituales puede relatar historias escalofriantes vividas en su recorrido.
La circunvalación de la ciudad de València soporta un intenso tráfico, en algunos puntos de más de 120.000 vehículos al día, que en determinadas fechas puede duplicarse. El 30% de esos vehículos lo son pesados. Con frecuencia se producen retenciones y atascos kilométricos, con un flujo incesante de vehículos las 24 horas del día. A diario, el tráfico del baipás es tan masivo que hay que verlo para creerlo.
Es habitual que camiones circulen y adelanten por cualquier carril. Un muro de titanes transita en ambos sentidos, como trenes paralelos, donde vehículos de más de cinco ejes, antes una rareza, resultan ahora comunes. A la abundancia de camiones se suma la de furgonetas blancas, vehículos que se caracterizan por su color, alta velocidad y su inevitable tendencia a circular siempre por la izquierda, en cualquier circunstancia de tráfico o clima. ¿Y los turismos?, ¿por dónde van los vehículos de particulares? Pues por donde pueden. Y, en horas punta y periodos vacacionales, se alcanza el paroxismo.
«No es posible que el tráfico de mercancías de media y larga distancia no disponga de una alternativa más rápida y eficiente, especialmente por vía férrea»
Esta densidad circulatoria es un evidente indicador de que la economía funciona a toda máquina. No circularían tantos vehículos de carga, comerciales o turistas si no hubiera negocio y, cuanto más se observan, más muestran las cifras que la cosa va viento en popa. Sin embargo, hay graves efectos colaterales.
El baipás presenta una de las mayores siniestralidades de las carreteras españolas. En el periodo 2017-2023, se produjeron casi 1.200 accidentes, con un total de 686 personas heridas y once víctimas mortales. Además de estas tragedias, sus habituales retenciones ocasionan un enorme gasto de tiempo y energía y un innegable impacto ambiental y sobre el territorio.
Aun así, es imprescindible aumentar el caudal. Los trámites de ampliación del baipás están en marcha y se aumentarán los carriles de circulación y las vías secundarias que reducirán la creciente congestión. Por una parte, es lógico que haya una reacción antibaipás por parte de ciudadanos, que entienden que esta ampliación degradará el territorio de manera irremediable y que aumentará la contaminación sonora y del aire.
Pero es lógico, también —además de necesario—, acoger un tráfico creciente. Y es obvio, también, que ampliar no es la única medida a tomar, ni siquiera la mejor. No es posible que el tráfico de mercancías de media y larga distancia no disponga de una alternativa más rápida y eficiente, especialmente por vía férrea. Es necesario un diseño estratégico de las redes logísticas y de transporte, tanto de mercancías como de personas, y que se disponga de un transporte público fiable, frecuente y eficaz, que garantice el crecimiento y la calidad de vida en las próximas décadas.
Y el Corredor Mediterráneo, como fondo y esquema vertebral de todo ello.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 119 (septiembre 2024) de la revista Plaza