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Fundadora de la EAF unipersonal del mismo nombre

Araceli de Frutos Casado: «Fijar cuotas de género nos perjudica más que ayuda»

Pocas mujeres en España tienen una EAF, pero las que hay se abren camino en distintas ramas del sector financiero. Uno de esos ejemplos es Araceli de Frutos Casado. Una entrevista de Luis A. Torralba

| 21/01/2023 | 5 min, 53 seg

VALÈNCIA. Araceli de Frutos Casado (Segovia, 1972) se licenció en 1995 en Económicas y Empresariales por la Universidad Autónoma de Madrid en la especialidad de Teoría Económica. Al año siguiente obtuvo el Máster en Mercados Financieros en dicha institución y entró como becaria en Fonditel, filial de Telefónica que lleva el potente plan de pensiones de los empleados de la operadora, donde estuvo durante cuatro años. «Allí empecé a formarme en el mundo de la gestión de la inversión colectiva a través de fondos de pensiones, fondos de inversión y sicavs», relata a Plaza esta devota del running —precisamente esta entrevista se hizo unos días antes de correr el Medio Maratón de Málaga—, el gimnasio, los viajes y estar con los amigos.

Tras su paso por Fonditel estuvo en Invercaixa —actualmente CaixaBank AM—, Arcalia —otrora división de altos patrimonios de Bancaja—, Gescooperativo —sigue siendo la gestora del Grupo Caja Rural—, Gespastor —otrora gestora del Banco Pastor— y el extinto Banco Espirito Santo. Hasta que, en enero de 2013, decidió emprender su vida laboral por libre, dando vida a una Empresa de Asesoramiento Financiero (EAF). Lo hizo de manera unipersonal, debidamente registrada ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y siendo una de las contadas mujeres que en este país tenían —y tienen— una. «Buscaba acercar el asesoramiento a un gran nicho de mercado como es la clase media, que en la inmensa mayoría de los casos está abandonado por la gran banca comercial o la de altos patrimonios». 

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¿Y qué filosofía sigue? «Dar un asesoramiento adaptado al perfil que declaran los inversores, de forma personalizada y acompañándolos en todo momento. Todo ello tratando de que, con cada recomendación, obtengan a su vez un mayor nivel de educación financiera y, así, se sientan cada vez más cómodos en sus decisiones. Se trata de acompañarles en su camino de ahorrador a inversor, y más en estos tiempos tan complicados en los mercados», explica. 

¿Por qué hay tan pocas mujeres que en España tienen una EAF? «No lo sé. Está claro que el mundo financiero es tradicionalmente masculino, pero ya hay muchas mujeres que se están abriendo camino en distintas ramas del sector financiero. Si quieren dedicarse a este mundillo y trabajar en las distintas facetas de este sector les diría que se preparen, estudien, se dediquen al ámbito financiero que más les guste e intenten ser las mejores». 

Pero ¿es rentable tener una EAF con la carga burocrática que conlleva? «Si quieres ser EAF es lo que hay… Veremos lo que nos depara el futuro con la nueva Ley del Mercado de Valores, que también va a afectar al sector del asesoramiento». Y no le falta razón porque hablamos de una figura que no termina de arraigar en España, desde su nacimiento a principios de 2009; mientras que en países de nuestro entorno, como Reino Unido, tiene un amplio peso, por aquello de que allí la ciudadanía está habituada a pagar por recibir asesoramiento financiero, tal y como sucede por hacerlo con el mecánico, abogado, electricista… Todo lo contrario que sucede en un país tan bancarizado como este.

Preguntada por la receta que aplicaría para que las mujeres eleven su porcentaje en los consejos de administración de las cotizadas españolas, su respuesta es clara: «Fijar cuotas de género nos perjudica más que ayuda. La mujer, al igual que el hombre, tiene que ocupar puestos de responsabilidad por su valía y no por su condición de ser hombre o mujer». Pero, ¿se le exige más a una mujer en este competitivo sector? «Te voy a contestar con una frase de Marie Curie: ‘‘La vida no es fácil para ninguno de nosotros. Pero... ¡qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo; sentirse dotado para tratar de conseguir algo y lograrlo cueste lo que cueste”».

Esta financiera segoviana, que trabaja en Madrid y viene periódicamente a València, asesora desde hace ocho años al fondo Alhaja Inversiones de Renta 4 Banco, su auténtico ‘ojito derecho’  y del que está muy contenta «por los resultados obtenidos en estos años locos que nos han tocado vivir. Se trata de un fondo que se adapta a una amplia mayoría del perfil ahorrador español, generalmente moderado. Es decir, para quienes no quieren asumir riesgos, sin mucha experiencia en materia de inversión y que creen que la bolsa es muy arriesgada. Hacia esas dudas se ha enfocado».

Dicho vehículo financiero está alineado con la propia fundadora de la EAF porque «nuestro patrimonio también está en Alhaja. De ahí la máxima implicación en conseguir los objetivos planteados; y como me dijo un partícipe: ‘‘Los otros fondos subirán más en determinados momentos, pero con Alhaja estoy tranquilo’’».

Preguntada si 2023 será un mal año para la renta variable (acciones) y para la renta fija (bonos), expresa: «No lo creo, aunque puede que en los primeros compases sigamos con la inestabilidad e incertidumbre de 2022; pero soy optimista,  de cara a final de año veremos a ambos activos revalorizarse». Sobre la renta variable recuerda que «las valoraciones han caído sustancialmente y es donde surgen las oportunidades. Una relajación del coste de financiación y de los precios también ayudaría a los beneficios empresariales»; mientras que para la renta fija «aún no estaríamos en la de alto rendimiento, dado la incertidumbre en cuanto al crecimiento económico que se nos plantea para el nuevo año». 

Además, De Frutos considera que los bancos centrales seguirán moviendo los mercados, aunque prevé que «para mediados de 2023 cese la subida de los tipos de interés, con lo cual habrá una cierta estabilización de los mercados». 

Recomendaciones a los inversores

Este año está siendo complicado para los inversores en fondos, por lo que De Frutos recomienda «que controlen sus emociones y tengan paciencia porque, como dijo Gandhi, quien pierde la paciencia, pierde la batalla. Es muy difícil, pero hay que tener paciencia, confianza en lo que se hace, conocer en lo que se invierte y tener claros los objetivos para no desviarnos de ello. Y, por supuesto, saber reconocer cuando te has equivocado y reconducir las decisiones».

* Lea el artículo íntegramente en el número 99 (enero 2023) de la revista Plaza

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