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la conselleria de cultura invertirá un millón de euros

Una de las joyas ilicitanas, el Hort del Gat, será rehabilitado para uso cultural y festero

3/06/2018 - 

ELCHE. Es un espacio histórico que lleva años en proceso de degradación, tanto por la falta de uso y conservación, como por la del vandalismo. El Hort del Gat, una de las pequeñas joyas con las que cuenta la ciudad de Elche, ya tiene un proyecto de vida. La Conselleria de Cultura hará una inversión de alrededor de un millón de euros para rehabilitar el inmueble, que a día de hoy se encuentra cerrado, con algunas partes acordonadas y con importantes filtraciones. Una importante intervención para darle vida a este edificio que albergó la Estación Phoenix, cerrada durante el gobierno de Mercedes Alonso en 2012, y que será la nueva sede de distintas asociaciones culturales y entes festeros.

Espacio para diversos colectivos

Se hará una rehabilitación integral del edificio, que será un espacio polivalente en el que se redistribuirán las salas de arriba y que en la planta baja tendrá un salón de actos multidisciplinar. Una intervención, asimismo, que no sólo se circunscribe al interior de la edificación, también a los alrededores. Se tapiará la piscina, que también se utilizó como balsa, y se acondicionará la parte exterior, donde hay también un patio que se podrá utilizar para diferentes actividades al aire libre, conciertos u otras manifestaciones culturales.

Con todo, aún es pronto para hablar de plazos, ya que el Ayuntamiento tiene que acabar de pulir el proyecto, para que posteriormente sea la Conselleria la que se encargue de sacar a licitación el proyecto para acto seguido empezar las obras. Los colectivos que pasarán a tener en este enclave su sede son la Unió de Festers del Camp d’Elx, la Sociedad Venida de la Virgen, la Federación Gestora de Festejos Populares, la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades, el Centro Aragonés, la Asociación Cultural de Pobladores, la Asociación de Amigos de San Crispín, San Antón, San Agatángelo, la asociación festera de Moros y Cristianos y los belenistas. También tendrán su espacio Datelx para vender sus productos, algo que venían reivindicando.

Esto supone que las sedes que ocupaban estas asociaciones quedarán vacías, por lo que se podrán utilizar sus locales o edificios como servicios municipales, y estará por ver si también culturales —o si podrán utilizar el Hort del Gat, puesto que no se ha especificado—, una reivindicación que se lleva pidiendo desde el inicio de legislatura por otras asociaciones culturales que buscan espacios donde realizar actividades autogestionadas, al estilo de la madrileña Tabacalera o en la propia ciudad, Iniciativa Malanga, que cerró en 2015.

Un enclave único en una situación decadente

Dentro de la parcela, de 59.651 m2, hay un huerto que forma parte del Palmeral histórico de Elche, protegido por la Unesco por tanto, pero sobre el jardín no se va a actuar porque de momento necesita de bastante mantenimiento, ya que es constantemente víctima de actos vandálicos. De hecho, coincidiendo con la vuelta de vacaciones de Semana Santa, alguien se ha llevado por delante la Cruz del Terme, una réplica del Castillo de Altamira que había en el jardín y han roto varios caminos que había hechos, esparciendo los escombros por las fuentes. Una muestra del abandono que sufrió la parcela, y del mínimo mantenimiento que tiene a día de hoy a pesar del potencial que tiene esta zona verde en el caso de ser recuperada en su parte principal.

Por último, y con respecto al Hort del Gat, fue propiedad del ilicitano Antonio Pascual, que vivía en Peñíscola, y que cursó estudios de Derecho, Medicina, Filosofía y Letras, aunque se centró sobre todo en el ámbito cultural, focalizando a nivel local en el Misteri, la Dama de Elche y La Alcudia, ejes de los que impartía conferencias. Decidió dedicar el Hort del Gat a congresos de resonancia mundial entre los que se movía, y trasladó allí los lienzos de dos pintores ilicitanos, Cañizares y Torres Brú, que aún hoy siguen en la escalinata de la entrada principal del palacete. Unos cuadros que representan la influencia del hombre en la evolución de la naturaleza, y que se mantendrán en la rehabilitación. Pascual cedió al Ayuntamiento su propiedad a principios de los 80s con varias condiciones, como que uno de sus trabajadores se quedara de casero cuidando del inmueble.

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