Mario Vargas Llosa está en aprietos por vivir en un país de chismosos. La prensa del hígado intenta malmeter hablando de problemas en su noviazgo con Isabel. Otro ejemplo de la envidia nacional. Sus lectores debemos salir al paso de esta campaña envenenada de infundios.
El Debate del Estado de la Nación se celebra la próxima semana, después de siete años. Pedro Sánchez no encontró o no quiso encontrar momento para celebrarlo. En esta ocasión la situación política y económica no es muy halagüeña. Tenemos división “aparente” en el Gobierno de coalición, malos datos económicos que auguran un futuro negativo y una guerra y una pandemia activas.
Cerca de cumplir siete años escribiendo una columna todas las semanas en esta casa, siempre siendo fiel a mi forma de ver y entender la vida. En un momento particular de la crisis global que vivimos, voy a ser tremendamente honesto.
Cada verano es peor que el anterior. Es la estación plebeya del año. Parece que el calor lo justifica todo, incluida la mala educación de quienes no saben vestir como toca. En un tiempo de descamisados y horteras, la elegancia cobra mayor valor