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el billete / OPINIÓN

Votar e irse de compras

EFE

La campaña se enturbia a medida que se acerca el 20D, que los comerciantes calculan que será el tercer día de mayores ventas de todo el año

13/12/2015 - 

Se avecina una última semana de campaña a cara de perro en la que partidos políticos y medios de comunicación alternarán, por un lado, mítines, sondeos más o menos cocinados recalentados con interpretaciones interesadas y crónicas del debate a dos –Rajoy y Sánchez– con los analistas Iglesias y Rivera de invitados estelares en La Sexta y, por otro, escándalos de corrupción, dossiers e informes aderezados con exageraciones tan burdas como considerar que los intereses de un préstamo son sobrecostes. Todo vale, o eso parece. Si hablamos de Twitter, vale todo y más.

El Ritaleaks del final de campaña de las Municipales con el que Compromís acabó de hundir a Rita Barberá, y con ella a todo el PPCV, va a parecer una broma si el ritmo al que aflora la mierda continúa in crescendo y los ventiladores mantienen la potencia.

Solo falta que se sume la Agencia Tributaria publicando antes del 20D la lista de morosos de más de un millón de euros que iba a colgar en su web "a partir del 1 de diciembre" –según especificaba la orden ministerial–, aunque nada se sabe de ella. Valencia Plaza ha preguntado y nos responden que la publicarán antes de fin de mes, como si fuera lo mismo antes o después del 20 de diciembre. A estas alturas, haga lo que haga va a parecer electoralista si en el listado aparece algún nombre que pueda resultar escandaloso.

Dicen los expertos que de nada sirve dedicar la última semana de campaña a hablar de programas, que de lo que se trata es de convencer a los indecisos, especialmente a los afines que dudan entre acudir a votar o irse de compras. En estos comicios da la sensación de que se trata más bien de empujar a los simpatizantes de otros partidos a que se vayan de compras en lugar de a las urnas, que no vale la pena votar a un despilfarrador, corrupto, usuario de tarjeta black o de la caja fija (por cierto, a los diputados escandalizados que piden una ley para limitar el uso de la caja fija –de todos los partidos menos el PP–, hay que recordarles que no hace falta una ley, basta una orden de la Conselleria de Hacienda que revoque la que aprobaron Zaplana y Olivas en 1998).

Es una pena, porque es una campaña en la que se empezó hablando bastante de programas. Programas que en estos tiempos de búsqueda de la transparencia cobran protagonismo, pues ya no va a ser tan gratuito el incumplimiento de lo que está plasmado negro sobre blanco. Ahora que están al alcance de todos en las páginas web de los partidos, es recomendable su lectura a quienes estén indecisos. Lo que se dice en los mítines no siempre coincide con lo que pone en el programa.

No es que haya que fiarse de los programas al 100% –algunas promesas son una broma–, pero en lo que seguro no hay que creer es en lo que no está por escrito. Cuando Rajoy va a Orihuela a pedir el voto –en lugar de a pedir perdón– y dice que arreglará el problema del agua no revela que en el programa del PP apenas se habla de agua, que no está el trasvase y sí la utilización de las desaladoras socialistas. El Corredor Mediterráneo no está como tal en la agenda de los grandes partidos nacionales, aunque Compromís sí lo ha colado en la adaptación de #éselmoment, y el problema de la financiación autonómica sólo aparece de forma clara y reiterada en el programa del PSOE, aunque lo vincula a una reforma constitucional que no se va a aprobar a corto plazo. Lo de la deuda histórica es otro cantar que queda para los mítines, que no conste por escrito. Eso, por citar los tres grandes problemas específicos de los que se habla en la Comunitat Valenciana, que ni mucho menos son los únicos.

Alto el fuego dentro de los partidos

Así, con más fango que papel, más puyazos que argumentos, discurrirán los últimos días de campaña, sin circo en la plaza de toros. Rajoy e Iglesias darán su último mitin en Valencia; Sánchez, Rivera y Garzón –quien vaticinó en las autonómicas que "si cae el PP de Valencia, cae el de Rajoy"– han elegido este fin de semana para arrancar votos en un territorio donde los partidos se juegan mucho más que sumar escaños al grupo en el Congreso. Por ejemplo, ser la segunda fuerza autonómica. O, lo que es más importante, la cohesión interna después del alto el fuego que supone la campaña –todos unidos para que no se note que no nos podemos ni ver pero como los resultados no sean los esperados os vais a enterar–, sea en el PPCV, en el PSPV, en Ciudadanos –¿adiós Carolina?– o en Compromís.

EVA MÁÑEZ

Estas elecciones en las que se presume una participación muy alta se celebran el tercer día de mayores ventas en el comercio de todo el año, a decir de los comerciantes, que tienen comprobado que las pocas ocasiones en que ha coincidido una convocatoria electoral con la apertura de comercios aumentaron las ventas, sin que necesariamente tenga que haber relación causa-efecto. La única que le encuentran, por buscar una, es que muchos ciudadanos que no saldrían de casa el domingo si no hubiese que ir a votar se van de compras una vez han salido a la calle, mal que le pese a Joan Ribó. ¿Ocurrirá lo mismo a la inversa?

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