ciudadana / OPINIÓN

Un paseo por la playa

19/08/2018 - 

En verano, las playas se convierten en un espacio de encuentro intergeneracional, un lugar donde se puede visualizar distintos comportamientos según la edad de sus visitantes. 

Si eres madrugadora y vas a primera hora te tropiezas con los mayores, nuestros mayores que duermen poco y que apenas asoma el sol, van en su búsqueda, colocan su sombrilla, sus sillas y mientras se dan un baño matutino esperan la llegada delos otros miembros de la familia, los hijos/as y los nietos/as que les ocuparon el apartamento de verano y donde se acoplan para disfrutar de unos días en familia. Son muchas las personas que veranean en la playa, pero en casa ajena. Es impresionante la capacidad de los pequeños apartamentos para acoger a okupas en vacaciones.

Más tarde, en otra hora más avanzada acudirán los padres con los hijos pequeños, unos y otros irán cargados con las palas, las pelotas, los hinchables, los camiones de tiro… quienes acampan a sus anchas reduciendo el espacio libre ajeno. Son las parejas primerizas, las que asumen el protagonismo de las mañanas de playa en el verano. Parece que sólo ellas hayan tenido hijos, los vecinos de la sombrilla de al lado se ven forzados a reír las gracias de los niños que no siempre son "bonicos" y "educados". 

Si te das un paseo por la orilla del mar desde donde acaban los edificios de Arenales en dirección Urbanova te encontrarás con los solitarios, son los que huyen del ruido, los que andan perdidos entre las dunas. Son los pensativos o soñadores. También ocupan esta zona pero respetando cierta distancia, algunas parejas que pretenden disfrutar de un poco de paz.

Cuando llegas a la playa del Altet vuelve el murmullo familiar, el ruido de las pelotas contra las palas, la música del chiringuito. Es también la hora de las risas de grupos de jóvenes que bromean o que se empujan entre ellos para adentrarse en el mar.

Un poco más allá, aparece la playa nudista, a los pobres, les han dejado el peor espacio, una zona llena de rocas resbaladizas donde es arriesgado bañarse porque si no llevas cuidado te puedes pegar un buen golpe si te caes. Sin embargo sus usuarios son personas con espirítu pacifista que no se quejan.

Cuando regresas de Urbanova con dirección Arenales, te encuentras algunas parejas ya entradas en años, parejas maduras que no renuncian a darse arrumacos y que por su forma de mirarse sabes sin preguntar que están viviendo una nueva relación, una segunda vida amorosa, no son matrimonios erosionados por el paso del tiempo sino que son enamorados que han vuelto a descubrir la fuerza del amor.

Después de la hora de la siesta, ya toca el turno a los jóvenes, aquellos que se fueron tarde a dormir el día anterior, o que se acostaron ese mismo día por la mañana.Son los jóvenes que van en pandilla provistos de altavoces musicales con sonidos a ritmo de rap o reggaeton, son los que llevan los 40 principales a la playa en las tardes estivales. Es entonces el momento de los selfises y de la subida de instantáneas a Instagram o Facebook. Estas fotos formarán parte del cosmos individual del tiempo de cada uno de sus protagonistas y llevarán la etiqueta #verano2018.

La playa en la época veraniega presenta un punto de encuentro sociológico distinto y no se parece en nada, aunque sea la misma, a la playa de un día de invierno. Ni el azul del mar es igual. Los amantes del silencio desearán que llegue el otoño para recuperar la paz y la soledad.

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