vals para hormigas / OPINIÓN

Turismo por hacer

18/01/2017 - 

Alicante nunca fue una ciudad turística. Sigue sin serlo. Está a mitad de camino de verdaderos monstruos del sector, como Benidorm, Xàbia, Altea, Santa Pola o Torrevieja, carece de encanto y de una buena red hotelera, transmite el bostezo funcionarial de las sedes institucionales y sus dirigentes se han limitado históricamente a vender lo que ya se vende por sí solo. Es decir, el Castillo, el Casco Antiguo, el clima y el mar. Y digo el mar porque la playa del Postiguet es imposible de vender. Alicante es una ciudad de paso, de trámites administrativos, una escala ocasional a la salida de El Altet, un recorrido de un día en la que solo los museos –y hay dos que de verdad merecen una visita, el Marq y el MACA- abren sus puertas cada día a la curiosidad del viajero. El resto de recomendaciones del plano es de difícil acceso, como la fortaleza de Santa Bárbara, con su eterno suspense de ascensor, o directamente permanecen cerradas, como San Nicolás o Santa María. Alicante es una ciudad que se vacía los domingos, una cama por hacer, un despropósito con fondo azul del que nadie ha tenido la menor intención de sacar provecho.

Treinta años ha estado el plan urbanístico cubierto con una lona en el garaje del Ayuntamiento y otros tantos parece haber dormitado el impulso necesario para reconvertir esta ciudad y darle un sentido atractivo para los turistas. Elche supo activarse sacando al escaparate su inmenso parque de palmeras, las playas que no tiene y un espectáculo de música clásica, religioso y medieval. Argumentos que, en principio, podrían echar para atrás al más pintado, pero que con una buena estrategia comercial y un acendrado respeto por las tradiciones se consigue convertir en universal. Ahora, una campaña pretende dar un giro al turismo de Alicante potenciando el asfalto tanto como el paisaje. Usa para ello una marca propia por primera vez porque nunca fue una ciudad turística. Y sigue sin serlo. Y echa mano de nuevos atractivos, como el destino de cruceros, la celebración de congresos y la organización de eventos deportivos. Consumada la derrota de la cultura, ya que solo el Marq goza del suficiente prestigio internacional, el MACA es un residuo presupuestario, el Castillo está desaprovechado, el ADDA tiene un serio conflicto de doble personalidad y ni siquiera la desastrosa Ciudad de la Luz consiguió que se celebrara un festival de cine decente, bien estará que se acelere el tránsito de visitantes por otros medios.

Cruceros, congresos y deporte. Clima y mar, otra vez, en resumen. Pero que nadie se olvide que para la cosa funcione, habría que acondicionar y mejorar el puerto, construir un palacio de congresos y habilitar un entramado de infraestructuras deportivas del que, en la actualidad, carecemos. Por no hablar de la oferta hotelera, del cuidado del Postiguet o de una verdadera concienciación para que la ciudad permanezca viva continuamente. Si no, volveremos a ser el templo de la dejadez, el reflejo borroso de una ciudad como Málaga, una mera sede del papeleo con más de trescientos días de sol, vistas al Mediterráneo y un coro de vecinos que sí saben sacar rendimiento a lo que tienen. Una ciudad que nunca fue turística. Y quizá quiera serlo.

@Faroimpostor

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