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EL TINTERO / OPINIÓN

Relatos y cuentos

En los últimos días la palabra ‘relato’ me ha acompañado en tertulias, jornadas de comunicación política y encuentros sobre arte y coleccionismo. ¿Exceso de relatos o de cuentos?

18/10/2015 - 

El diccionario de nuestra Real Academia Española, la que “limpia, fija y da esplendor” recoge las expresiones relato, cuento o narración dentro de las propias definiciones de estos mismos términos, pero como bien saben, algunas palabras tienen varios significados dependiendo del ámbito en el que se utilizan, y aunque un relato y un cuento pueden definirse como una narración de hechos, un cuento también es definido en nuestra lengua como un “embuste y engaño” e incluso “chisme o enredo”; no es lo mismo narrar un relato que contar un cuento.

El Tintero de esta semana no pretende ser un relato y mucho menos un cuento, sino simplemente una sencilla disertación sobre el uso del lenguaje y la moda en el mismo, pues he podido comprobar en primera persona el uso y el abuso de la expresión relato en ámbitos tan distintos como la política, el arte o el deporte.

Llevamos un año con sobrepeso de elecciones (europeas, autonómicas, locales, catalanas y aún quedan las generales), este exceso de citas con las urnas o como dicen los cursis, esta ‘fiesta de la Democracia’ a la que nos convoca el sistema, genera que nuestros políticos, influenciados por los nuevos partidos y éstos a su vez por la política americana, tengan una presencia en medios de comunicación y adopten las formas del marketing empresarial. ¡Bienvenidos a la nueva era de la comunicación política!

El relato, la narración, es la llave de todo.

Stanley Greenberg

Es lógico y razonable que las técnicas de comunicación que desde hace años se utilizan en el apasionante universo de la publicidad, por fin lleguen a la política, pero no deja de chirriarme un poco el uso de la expresión relato, que viene a ser la traducción castiza del storytelling anglosajón, que se puede definir como contar una historia con una carga emotiva y con particularidades y vivencias que la hagan fácilmente identificable por parte del público, y así lograr la ansiada empatía con la audiencia, o lo que es lo mismo, que te creas tanto al líder o al partido que acabes dándole tu voto con ilusión.

En unas jornadas sobre comunicación política organizadas por AVAPOL y ACOP en la Universidad Católica de Valencia, varios ponentes remarcaban la importancia de que los actuales líderes tengan un ‘relato’. El del PP de Mariano Rajoy sería el que ha intentado transmitir en un vídeo que parece un tráiler de Urgencias o Dr. House y donde el PP es el médico que salva al país de la muerte que suponía el rescate o la intervención.

El del PSOE de Pedro Sánchez es difícil encontrarlo, porque para ello es necesario o gobernar y por lo tanto poder defender una gestión concreta o tener un gran líder mediático y ni lo uno ni lo otro; en cambio en Ciudadanos, el relato lo marca Albert Rivera y lo repiten todos sus líderes con total lealtad y se centra en la idea de reconciliación superando bandos, trincheras y el ya cansino “rojos y azules”, que en boca de todos sus barones y baronesas autonómicos queda demasiado impostado; y por supuesto que Podemos y Pablo Iglesias (perdonen la redundancia) tienen claro el relato de la lucha de clases, de la casta y el pueblo, que se resume en los malos son otros y nosotros somos los buenos buenísimos.

Mi duda es porqué llamar relato cuando simplemente quieren decir la idea fuerza, la línea argumental, el tema central de su ideología o de su campaña, el leitmotiv vaya; pero parece que hay que decorarlo con una historia emotiva que cautive a la audiencia (que es la misma que coloca a Telecinco todas las semanas en el primer puesto).

Pero resulta que el relato no sólo se ha instalado en la política, en unos interesantes Encuentros en torno al coleccionismo organizados por la Fundación Bancaja e Iberdrola, uno de los participantes hablaba del relato de los artistas, también suele emplearse la expresión discurso para referirse a la coherencia en la planificación de una exposición o de un museo, y de nuevo me asaltaba la duda de porqué no se referían a temática o estilo del artista; en el caso de exposiciones o museos se puede agrupar en torno a estilos o períodos, manifestaciones culturales, pero hoy en día lo que triunfa es el relato ya sea a nivel personal o corporativo.

Pero no sólo a la política o al arte afecta esta moda dialéctica, leyendo los interesantes artículos de Vicent Molins en su vertiente de comentarista deportivo en Plaza Deportiva, me encuentro con que el Valencia CF también necesita un relato, como decían las míticas señales de la Riada del 57 de la que acaban de cumplirse 58 años ‘Hasta aquí llegó…’. El argumento del autor me parece del todo acertado y apunta la idea de que hoy en día o tienes un buen relato o estás perdido, el problema es cuando el relato en realidad es un cuento.

El President de la Generalitat, Ximo Puig, no ha sido menos y pese a tener a una experta en relatos y sobre todo en marketing político como su vicepresidenta, Mónica Oltra, está elaborando su propio relato: la reivindicación de una financiación justa para los valencianos y lo ha planteado como un relato desafiante, o se reúne con el gobierno de la nación en los despachos o en los tribunales, veremos como acaba el envite para el que le deseo suerte.

Como ven hay relatos políticos, artísticos, deportivos y como no íbamos a ser menos, las personas también construimos nuestro propio relato, y uno de los que más éxito tiene es el que gira en torno al deporte de correr, perdón running); la casualidad hace que hoy se celebre en nuestra querida Valencia, la Media Maratón que con tanto mérito y trabajo organiza la Fundación Trinidad Alfonso y que en esta edición cumple 25 años.

El relato que se construye cada uno en torno al running tiene mucho de esfuerzo, superación, constancia y disciplina, como verán nobles valores que parece que a base de carreras se están recuperando, o no. La duda es ¿estamos ante una sociedad de grandes relatos o de grandes cuentos? ¿Los políticos son relatores o cuentistas? ¿Cuánto hay de autenticidad en los relatos actuales y cuanto de apariencia? El Tintero seguirá relatando la realidad para que no nos vengan con cuentos.

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