EXILARTE

Massimo Pisani: "Aquí he tratado de ser yo mismo sin filtros"

27/07/2018 - 

ALICANTE. Massimo Pisani [San Martino dall’Argine (Mantua), Italia, 1958]. Maestro en artes aplicadas por el Istituto Statale d’Arte de Mantova (1977). Formado en el clima artístico del arte povera y el conceptual. Se interesa por las técnicas gráficas: serigrafía, fotografía, xilografía, offset. Miembro del grupo musical de jazz-rock Shockhausen Band (1982-1986). En 1990 funda el centro cultural Cül dal Sac Produzioni con sede en un antiguo cine en San Martino en el cual se organizan, debates, exposiciones de arte contemporáneo, conciertos, etnografía. etc. Director artístico del centro Casbah Art de Pegognaga (Mantua) (1996-1997). Obra gráfica. Dibujo. Escultura. Arte público. Fotografía. Arte de acción. Oficio. Pensamiento y pasión.

—Desde 1997 te estableces en Alicante, desde donde te proyectas. ¿Te hubiera gustado seguir en tu lugar de origen y desde allí proyectarte o ves que tu trayectoria no habría sido la misma?
—Difícil decirlo. Mi desconocimiento de la situación artística española, aparte los nombres que han sonado a nivel internacional, me ha permitido ponerme en relación con personas y situaciones que en Italia hubieran sido marcadas por lo referencial y la comparación.

Aquí he tratado de ser yo mismo sin filtros, haciendo hincapié en los conocimientos que tengo de los sistemas artísticos foráneos, intentando mantener una coherencia con mi trabajo anterior y mis actitudes estéticas, sin abandonar la investigación.

'Estado de alerta'

—¿Qué te impulsa a salir y radicarte finalmente en Alicante? 
—Un accidente. Salir de tu país siempre coincide con una huida. La situación de estancamiento que empezó a vivirse en Italia al final de los noventa, fue el motor que me impulsó al cambio. Veníamos de una bastante buena, aunque ficticia, situación de bienestar, de alegría económica que iba quebrantando días tras días provocando un estancamiento y una caída de perspectiva hacia el futuro.

El neo-liberalismo se impuso a través la trivialización de realidad. Lea Vergine analizando la situación de Milán como capital cultural del Norte, la definió como una periferia de Suiza, considerando Suiza como país donde todo funciona, pero con la prohibición de hacer ruido. 

—¿Qué ansiabas? 
—Esperaba encontrar un país que podía recordar Italia en los años sesenta, anclado a las tradiciones y al mismo tiempo con sed de cambio, una sociedad con valores solidarios.

—¿Lo encontraste?
—En parte sí, pero el neo-liberalismo tiene tentáculos en toda Europa y, por fin, España sucumbió a las reglas del consumo descuidado. 

'Grande compasso pan-goniometrico'.

—¿Qué diferencias fundamentales, debilidades y fortalezas, estableces entre ambos lugares en cuanto al desarrollo de tu práctica artística y al propio Sistema del arte?
—Yo llegué en un momento de tranquilidad ante la tempestad de la burbuja económica. De repente hubo mucho interés que el dinero circulara, sea bien para limpiarlo, sea para avalar roles, cargos públicos y cargos políticos. Se otorgaban becas, había convocatorias por doquier, se imprimían catálogos para cualquier manifestación posible, aunque luego todo terminara en un sótano institucional y siguiese como contrapunto una escaso interés de la ciudadanía hacia las manifestaciones artísticas. Tengo que reconocer que esta situación me benefició en el sentido que pude realizar proyectos. De todos modos el rol del artista seguía siendo marginal respecto al desarrollo del 'evento', entendido además como evento económico-político. Seguimos siendo instrumentos de propaganda.

Definir las diferencias entre Italia y España se puede resumir en dos palabras: capilaridad y centralismo. En Italia sigue existiendo una especie de capilarización del sistema del Arte y esto permite que también los pequeños centros se hagan motores de promoción y producción cultural de calidad.

Evidentemente las capitales culturales son ejes fundamentales del movimiento artístico, pero los lugares con un patrimonio histórico importante son espacios apetecibles para el desarrollo de proyectos de envergadura. Los espacios privados como las galerías y la actividad empresarial, tienen un fuerte interés en presentar exposiciones en lugares emblemáticos.

España carece, en parte, de esto. Lo privado tiene muy poca cabida en el mundo del Arte a diferencia de las Instituciones que siempre están atadas a presentación detallada de proyecto, presupuestos y compromisos políticos. Todo ocurre en las capitales y es difícil para una pequeña ciudad de provincia hacerse oír. Esto empobrece el tejido cultural y lo empuja hacia el “localismo”.

—¿Crees que puede mejorarse algo?
—Es un proyecto político en su vertiente social. 

—¿Qué deberíamos aportar y eliminar, los de aquí, en la práctica artística contemporánea?
—Lo endógeno. El proceso endógeno puede crear seres deformes, en el sentido de sin forma. La sustancia es otra cuestión en la cual no quiero meterme. No soy quien.

'L'anarchia'.

—Háblanos un poco de tu trayectoria. Defínete mediante etiquetas.
—Mi visión estética hunde siempre más sus raíces en los movimientos artísticos internacionales de los años sesenta y setenta: el Minimal Art, el Arte Conceptual, el Fluxus etc. Son las muletas en las cuales me apoyo en los momentos de necesidad. Tienen siempre una pronta respuesta a mis exigencias.

La situación de incertidumbre de nuestros días, la dependencia a una tecnología banal y la aceptación de los sistemas políticos y de poder, me empujan en rescatar una forma de trabajo autónomo. Suelo definirme un outsider, no el sentido de fuera de serie, sino más bien como out of side: fuera de lugar. La utopía es mi mejor compañera.

—¿Cuáles son los temas de tu trabajo artístico?
—La inutilidad, la posibilidad, la incapacidad, la probabilidad, la libertad, la an-estética, la traición, la ideología, la cita, el sí y el no, el uno, el dos, el tres, el cuatro, el cinco, el seis, el siete, el ocho, el nueve y, por fin el cero.

—¿Algún proyecto, pendiente, que te gustaría realizar en Alicante?
—En los últimos tiempos estoy bastante desconectado de la ciudad.  Me gustaría poder llevar a cabo un proyecto en un espacio abandonado. Me interesan los almacenes abandonados, los teatros cerrados y las fabricas en ruina. Representan bien el mundo contemporáneo. Ya he trabajado en espacios con estas características y me permiten, suspendidos como son en una especie de limbo temporal, encontrarme cómodo. 

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