EL SUR DEL SUR / OPINIÓN

¿Los minutos de la basura?

14/10/2018 - 

No hay adelanto electoral en la Comunitat Valenciana, por ahora, pero no lo descarten. Hay otra posibilidad, como ha adelantado el compañero Ximo Puig, mucho más fácil, más coherente y lógica, que además puede tener un aliado inesperado, Compromís. Con los presupuestos de la Generalitat Valenciana, puede ser una cosa, y con los del Estado, otros. Los deberes, por ambas partes, estarían hecho. La estabilidad estaría garantizada, y las urnas se podrían abrir en febrero-marzo. Habría diferenciación, que es lo que al fin y a cabo se busca. Otra cosa sería gestionar el día después, y las municipales, otro desafío para recomponer el Botànic municipal con resultados desiguales para ambos socios. Pero en política todo puede pasar y muy diferente a lo planeado. Las cosas son cambiantes. Ahora bien, hay dos síntomas que hay que tener en cuenta.

El primero, por baladí que parezca, y por ser verbalizado por el ex alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, no debería ser pasado por alto. ¿Hay hartazgo en un sector del PSPV, o del PSOE, por mantener esa relación de equilibrio con Compromís en el Gobierno? Es posible. En el sector sanchista esa opinión cunde más; en el ximismo menos, aunque también, pero sólo hay que ver cómo acabado la relación entre los portavoces del PSPV, José Chulvi, y Compromís, Gerard Fullana, en la Diputación de Alicante. Chamuscada. Las ambiciones son diferentes. 

Aunque las encuestas sigan exhibiendo, todavía, el efecto Pedro Sánchez, a costa, sobre todo, de Podemos, no hay que olvidar que Compromís mantiene un electorado muy fiel, y que en el seno de la coalición valencianista sigue existiendo la expectativa de que el sorpasso es posible. A muchos socialistas le gustaría gobernar con Ciudadanos, pero el camino elegido por Pedro Sánchez lo impide. Y mientras la suma entre PP y Ciudadanos no dé mayoría absoluta -dicen los expertos que el voto ya sólo se mueve entre partidos, y no entre bloques-, valencianistas, socialistas y podemitas están condenados a entenderse porque el panorama político así lo ha determinado. Tardará en ser tiempo para las mayorías absolutas.

Otro síntoma. La Diputación de Alicante ya está en clave política. La gestión ha quedado en un segundo o tercer plano. El presidente, César Sánchez, sólo lanza mensajes políticos. Bien para defender la institución bien para hacernos creer a todos que el procés nos va a pillar a todos. El vicepresidente y diputado de Economía, Carlos Castillo, está volcado en su gestión en el Ayuntamiento de Alicante; Alejandro Morant ha caído en desgracia dentro del partido provincial; Mercedes Alonso busca la repesca en alguna lista; Eduardo Dolón busca la Alcaldía de Torrevieja; la cuestión hídrica ya no da más de sí. Todos han admitido que las desaladoras son necesarias y que si el Tajo-Segura no trae es más agua es porque Cospedal y Fabra así lo rubricaron. César Augusto Asencio se ha quedado como hombre para todo y la Vuelta Ciclista, que no suele traer buena suerte -y si no que se lo pregunten a Gema Amor-, no será hasta el próximo verano. Es decir, estamos ante los minutos de la basura.

No es que el PP pida elecciones anticipadas, es que las elecciones anticipadas se ven (o se verán en breve) como una necesidad para que cada uno se recoloque. Queda poco por vender. En todo caso, lo que falta por ver si la dupla Sánchez-Iglesias pasará el test de los Presupuestos Generales del Estado. El resto, está todo vendido. De lo contrario, sí que vendrá el adelanto electoral. Y con el eje derecha-izquierda. Muy importante.

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