Llisa Negra

La sombra de nuestro dandi de barba perfectamente arreglada y gafas de diseño es alargada. Y lo es porque, en sus más de tres décadas de profesión, sus proyectos llegan a todas partes.

De Dénia a València y de aquí a Londres, pasando por Madrid. Y es en nuestra ciudad donde está uno de esos restaurantes de Quique Dacosta a los que una siempre quiere volver. El rey del desarrollo creativo y la belleza aquí cedía un poquito de lo primero, en pro del producto, para hacerlo brillar como merecía. Y, diantres, la perfección está ahí también, en elegir lo mejor que la lonja puede ofrecer y en acariciarlo y mimarlo como si de un tesoro se tratara, para que así el comensal lo aprecie.

Todo esto ocurre en Llisa Negra, un lugar que mira dentro de sí mismo, a elementos primitivos como las brasas y el fuego, pero también fuera, a la huerta de la Comunitat Valenciana y la labor de grandes productores. Es el sitio donde vas cuando quieres rememorar el pulpo de roca de Dénia, aquí a la parrilla con kale, o cuando se te antojan quisquillas de Santa Pola y su majestad la gamba roja hervida en agua de mar, de la que Quique es el rey. Pero también al que vas cuando te apetece deleitarte con el fabuloso trabajo que hace con los salazones y los ahumados o simplemente quieres una pieza de pescado o carne de la mayor calidad. O, cómo no, una de las grandes especialidades de la casa: los arroces, cocinados a fuego de leña, como manda la tradición.

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Plato destacado → El socarrat (miércoles bajo pedido).