la yoyoba / OPINIÓN

Les Fogueres que hacen ciudad

19/05/2017 - 

Les Fogueres de Sant Joan vertebran la ciudad de Alicante. Es una fiesta que emana del pueblo, que se configura de abajo a arriba y que podría prescindir de las instituciones locales si no fuera porque necesitan al ayuntamiento como colaborador necesario para ocupar las calles durante una semana al año. Pero reducir esta fiesta al jolgorio callejero de cuatro días de junio resulta un ejercicio demasiado miope y a todas luces injusto. En la mayoría de los pueblos de España el consistorio, ayudado en ocasiones por una comisión de fiestas, se encarga de organizar el entretenimiento de los vecinos sin apenas contar con la participación ciudadana cuyo único cometido se limita a comer, beber, bailar y consumir gratis una diversión planificada desde la correspondiente concejalía. Todo para el pueblo pero sin el pueblo, que dirían los déspotas ilustrados; un pueblo entendido como convidado de piedra, siempre menor de edad, a quien hay que suministrar su dosis de divertimento bien triturado y directamente en la boca. Son comportamientos heredados de una antigua concepción feudal donde los señores contentaban a la plebe para salvaguardar su tiranía a cambio de pan y circo gratis para todos. La gente se rebela más cuando le tocan la fiesta que cuando le quitan el pan.  

Por eso me llamó tanto la atención la estructura festera de Alicante, capaz de organizarse y de financiarse por sí misma a través del trabajo laborioso y anónimo de miles de personas que colaboran desinteresadamente a lo largo de todo el año para construir la fiesta desde los cimientos. Les fogueres hacen ciudad. Un barrio no se consolida como tal hasta que no crea su propia comisión y planta su hoguera (o dos o tres), hasta que la banda de música y las tracas no despiertan al vecindario (lo quieran o no), hasta que no tiene una belleza ataviada de novia alicantina desfilando por sus calles y no maldice los decibelios del racó que no le deja dormir por las noches. Bien lo saben los habitantes de los nuevos barrios donde la hoguera llega incluso antes que el mercadona de turno. Ahi tienen a la Condomina, Alacant Golf, Baver els Antigons, Gran Vía Sur, Gran Vía Garbinet, José Ángel Guirao, Parque de las Avenidas, Vía Parc o l’Harmonia Sant Gabriel, comisiones surgidas durante los últimos veinte años al albur de la expansión urbanística, que han ayudado a vertebrar socialmente unas nuevas zonas residenciales de arquitectura vertical donde los vecinos solo se relacionan en el aparcamiento o en el ascensor.

Las comisiones de fogueres son estructuras abiertas en las que se pueden integrar todas aquellas personas, vengan de donde vengan, dipuestas a trabajar para traer la fiesta a la puerta de casa. Y el trabajo es arduo. Cobrar cartillas, vender lotería, confeccionar llibrets, ensayar coreografías para los concursos de play back o para las galas de elección de la bellea, coser disfraces, preparar comidas populares, contratar músicos, plantar el monumento, levantar el racó y luego recogerlo...Uff, me canso solo de recordarlo. Yo lo probé durante unos años pero mi incompetencia para la costura, la cocina, la confección de moños, el baile y la aversión a los desfiles me hizo desistir. Sin embargo es una experiencia que recomiendo, casi como un servicio social a la comunidad. Como en cualquier colectivo humano, la festa también tiene sus sinsabores, su letra pequeña, pero “hoy no toca”, que acabamos de estrenar “bellesa del foc i les seues dames d’honor”. Lástima que TVE contraprogramara la Gala de Elección con el festival de Eurovisión. Qué estrés, me faltaban ojos y me sobraban quinielas.

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