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EL TINTERO / OPINIÓN

La inmaculada Constitución

Perdone el atrevimiento, soy consciente de que algunos consideran que nuestra Constitución tiene algunas manchas, incluso piensan que contiene el pecado original, causa de los actuales problemas, pero viéndola con la perspectiva de casi cuatro décadas creo que aún está en perfecto estado de revista

6/12/2015 - 

VALENCIA. Espero que esté disfrutando de este largo y pre-navideño puente, donde los días para viajar, desconectar de la rutina o simplemente darle un toque cálido a nuestro hogar con la decoración navideña (Nacimiento incluido como manda la tradición), debemos agradecérselos a dos hechos capitales de nuestra Cultura y de nuestra cultura política: el catolicismo y sus festividades que marcan el calendario en ocasiones festivo; y la norma suprema que ha servido de base para hacer de España una nación moderna, democrática y desarrollada, equiparable a los países de nuestro entorno, la Constitución Española de 1978.

Vivimos en una sociedad poco dada al recuerdo, a la nostalgia, a la lectura de la historia y especialmente al reconocimiento a la labor de nuestros mayores y predecesores. Las tecnologías de la comunicación nos llevan a un ritmo de vida frenético, donde se consume información que en contadas ocasiones se procesa y donde lo sucedido hace una década nos parece ‘carne de museo’. Estos días festivos y cercanos a la Navidad nos dan una ocasión inmejorable para reflexionar sobre aspectos esenciales de nuestra vida a nivel individual pero también colectivo, como sociedad, como ciudadanos de un país llamado España.

Estamos de vacaciones no porque así lo han querido nuestros gobernantes actuales o pasados, sino porque hay realidades que superan y deben superar la existencia de una o varias generaciones, pues si la media en la esperanza de vida es de poco más de 80 años, no debemos sentirnos tan protagonistas de todo lo que en ese período acontece. Soy consciente del discurso imperante y totalizante que pregona ideas (o más bien tuitea eslóganes), que pretendiendo defender la libertad, el pensamiento crítico o la razón, suelen tener como base el individualismo, el egoísmo o el consumismo.

Constituciones europeas 

Algunas de las constituciones que rigen en las naciones europeas más importantes por número de habitantes y extensión territorial provienen de mediados del siglo XX y son la columna vertebral de sistemas democráticos que garantizan derechos y libertades a todas las personas. La Constitución de Italia fue aprobada el 22 de diciembre de 1947 y entró en vigor el 1 de enero de 1948, en unos días cumplirá 68 años de vigencia. De fechas recientes proviene la Ley Fundamental para la República Federal de Alemania, aprobada en Bonn en 1949, si bien es cierto que con reformas a sus espaldas, eso sí, algunas de las más destacadas referidas a cuestiones de seguridad o emergencia nacional que suelen ir encaminadas a reforzar las potestades gubernamentales, no a destruir la nación que acoge dicha norma. El país de la ‘Libertad, Igualdad y Fraternidad’  tiene como eje de su V república, la Constitución francesa de 4 de octubre de 1958. Creo que son interesantes y constructivos ejemplos donde mirarnos antes de considerar que nuestra Constitución es un legajo inservible. Es cierto que todas las constituciones mencionadas han sido reformadas, pero no con la intención de vaciarlas de fundamento como pretenden algunos sectores en España.

“La polisemia de nación lleva lastrando la capacidad de ponerse de acuerdo acerca del futuro del Reino de España desde el momento mismo en que se aprobó la Constitución de 1978”. Camilo José Cela, Premio Nobel.

La España constitucional y democrática

El miércoles 6 de diciembre de 1978 el pueblo español ratificó con un 88’54% de los votos la Constitución que muchos han denominado de la concordia, la que contiene 10 títulos (más el preliminar), 4 disposiciones y 169 artículos. Hoy domingo se cumplen 37 años de aquella fecha histórica para nuestra nación, y pese a la validez, vigencia y actualidad de nuestra Carta Magna, algunos se refieren a tan ilustre texto de manera despectiva, otros hablan de reforma sin concretar qué artículo/s concreto/s deben ser modificados o eliminados y en general se respira un aire revisionista basado en la moda política del momento, cuando no en la presión y chantaje de los nacionalismos periféricos.

Si repasamos brevemente la historia del constitucionalismo español, encontramos un siglo XIX lleno de textos legales, desde el Estatuto de Bayona de 1808 a la Constitución de Cánovas del Castillo de 1876 pasando por la afamada y tan utilizada por algunas fuerzas políticas Constitución de Cádiz de 1812 (la Pepa) o la ‘non nata’ progresista de 1856. Como pueden comprobar esto suponía un constante vaivén en la vida política española, una incertidumbre total y una falta de seguridad jurídica y legal que hoy nos parece algo impensable. Defendamos nuestra Constitución con patriotismo, pues es la garantía de nuestro marco de derechos y libertades. Para los que tengan alguna duda nada mejor que recordar las palabras de quien revisó la redacción de nuestra ley de leyes, Camilo José Cela: “El nacionalista cree que el lugar donde nació es el mejor lugar del mundo; y eso no es cierto. El patriota cree que el lugar donde nació se merece todo el amor del mundo; y eso sí es cierto”.

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