por amor al arte / OPINIÓN

Camilo Sesto

20/11/2016 - 

Frank Sinatra fue un tipo con una voz magnética y única, que se arrastró por Ava Gadner, intimó con Marilyn Monroe y se casó con Mia Farrow. Elegante, demócrata e intuitivo, se volcó con John Fitzgerald Kennedy. La verdadera Leyenda Sinatra nace con las andanzas con la Rat Pack, pero, especialmente, por el trabajo precongresual que hicieron los suyos en la Convención Nacional Demócrata de 1960 en Los Ángeles para encumbrar al primer presidente de Estados Unidos católico. La vida en los partidos políticos es apasionante en las campañas, nutriente en las instituciones e insufrible en los periodos precongresuales. Una guerra sin cuartel. Nada de lo que está pasando en la actualidad política española puede leerse sin esa clave. Perdonen las molestias: estamos de Congreso. El último que recoja la sangre.

Jaime Gil de Biedma cuenta en Diarios 1956-1985 –a parte de sus veraneos en la casa que los Salinas tenían en la playa de Santa Pola o una intrigante cacería en la noche alicantina de un indeterminado jovencito y ambiguo escritor indígena- cómo fue vetado inmisericordemente por Manuel Sacristán en su anhelo de ingresar en el PSUC por, simplemente, ser homosexual. Luis Goytisolo en su tetratología Antagonía -que empezó a escribir el uno de enero de 1963 y acabó el 16 de junio de 1980- describe su caída en desgracia y posterior encarcelamiento tras la delación de sus propios camaradas. Jorge Semprún describe -tras su expulsión- la sórdida atmósfera del PCE en Federico Sánchez se despide de ustedes o La escritura y la vida. Francisco Casavella, escritor de culto, muerto en plena juventud, cuenta, con una energía y deslumbrante belleza desgarradora en El día del Watusi, cómo –a base de explotación, dinero, desfachatez y una impecable coherencia como clase social- en una Barcelona de chabolas, pistoleros, menestrales y miseria, putas y crímenes, la alta burguesía catalana viajó -sin cambiar el servicio y las malas costumbres- de la Falange al pódium olímpico y contribuyó con entusiasmo a la construcción de mitos como Adolfo Suárez o Jordi Pujol. Basta ojear Memoria viva de la transición del cáustico y divertido expresidente Leopoldo Calvo-Sotelo. Pero no caigamos en la autoflagelación, estamos ante un fenómeno universal. Uno sólo debe acercarse –sin acudir a los clásicos- a la obra de los húngaros Miklós Bánffy o Sándor Márai; cualquiera de las páginas de la Mi Lucha, la inmensa e inacabada obra del noruego Karl Ove Knausgård, a Soy un gato del nipón Natsume Sōseki, o seguir el ascenso de Simon Lachaume -la historia de un auténtico sherpa del poder- en la precisa y exquisita trilogía Las Grandes Familias de Maurice Druon para constatar esta realidad global. De todas formas, la selección de personal no es punto fuerte de los partidos políticos en España.

Este ambiente precongresual en todos los partidos explica fenómenos como la espantada o la aparición de Rita Barberá –“¿están mis coleguitas?¿Margui te he saludao?”- en el besamanos en la Apertura Solemne de la XII Legislatura; las purgas desde la izquierda hasta la derecha –sonrientes o no- y los recientes vaivenes y cruces en las votaciones en el Congreso de los Diputados; la profanación y deportación de Jorge Fernández Díaz y García Margallo –a quien no se le ocurrió otra cosa que postularse como presidente en un gobierno de concentración contra su examigo Mariano Rajoy-: otra cabeza más; el clasismo y “patriotismo de boutique” de Cristina Cifuentes; las intervenciones tronantes de Felipe González; el asalto de Carolina Punset y Alexis Marí a lo Bonnie&Clide a la banca Albert Rivera; la rebolica y lucha de despachos en la Diputación de Alicante de César Sánchez; el espectáculo de Isabel Bonig y el resto de La Familia Addams en la tramitación de los Presupuestos de la Generalitat Valenciana; la inocente preocupación de Antonio Montiel por el IRPF de Ximo Puig “yo me dedico a la agricultura, mi vida es la tierra valenciana” o la misógina y estantigua normativa de Pere Fuset, militante del Bloc, sobre los excesivos escotes de las falleras –que no clavariesas- contestada por Mónica Oltra, en calidad de Vicepresidenta, portavoz del Govern i consellera de Igualtat i Polítiques Inclusives, líder de Compromís….

Pero la noticia de la semana, a parte de la vuelta de “Las Chicas Gilmore” y el señalamiento para la celebración del juicio por el ERE de RTVV el próximo once de enero, ha sido el homenaje institucional y que todo el pueblo de Alcoi ha ofrecido a su paisano Camilo Sesto, productor, compositor y uno de los cantantes populares de más éxito internacional que ha dado nuestra tierra. Salvador Domínguez, pura leyenda viva, guitarrista de Los Canarios, Los Pekenikes e historiador del Rock hispano afincado en Alicante, define a Camilo Sesto “como uno de los grandes innovadores de la música popular tras el franquismo”. Antonio José Rodríguez “Tonipep”, productor y arreglista de Al Tall, Lluís El Sifoner, Els Pavesos, Interterror, Valldecabres, Cuixa, Rebeldes, director de grabaciones de música clásica y contemporánea, señala a Alicante Plaza que “Camilo no compone canciones, hace obras musicales muy complejas. Música, letra y arreglos son siempre suyos. Cuando atacó la aventura de Jesucristo Superstar mejoró la partitura original. Andrew Lloyd Webber le felicitó personalmente”… Barberá, Gadner, Monroe, Knausgård, Sinatra, Sesto…En busca de Animales fantásticos y dónde encontrarlos.

@juancdemanuel

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