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Zank: La startup de prestatarios y prestamistas

Las nuevas tecnologías y la economía cooperativa están cambiando el mundo y el sector de los préstamos no podría ser la excepción. Luis Reig, CEO de la valenciana Zank, nos explica lo que cabe esperar del futuro inmediato

| 07/12/2016 | 6 min, 44 seg

VALENCIA. Las startups de tecnología en negocios financieros (fintech) están creando un sistema paralelo al de la banca que nadie sabe si acabará integrado en ella, podrá ser aliado o prestará batalla. Lo que está claro es que han conseguido hacer las cosas de otra manera, incluso dar créditos cuando las entidades tenían los grifos cerrados. Entre ellas, la compañía valenciana Zank, que utiliza la fórmula del crowdlending para coordinar préstamos entre particulares.

Hace dos años, cuando prácticamente nadie conocía el palabro en España ni tenía claros estos modelos de negocio, decidieron ponerse en marcha con el proyecto, que surgió durante la realización de un MBA en el IESE de los tres socios (Luis Reig, Oriol Chimenos y Leonardo Ramírez). «Tuvimos que hacer prácticas, en mi caso en Ebay, y una de mis tareas fue evaluar qué estaban haciendo páginas como Zopa, fundada casualmente por varios ex de la compañía», explica Luis Reig. Oriol Chimenos trabajaba en un venture capital, donde vio el movimiento que se generaba alrededor de este tipo de empresas, por lo que decidieron embarcarse en su propio proyecto.

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Con un producto mínimo viable e inversor en mano decidieron montar algo radicalmente diferente a lo que hacían los bancos. «Era como crear su germen», explica Reig. La cuestión es que este modelo peer to peer, o de igual a igual, ya estaba extendido desde 2009 en Inglaterra con Zopa y en Estados Unidos con empresas como Prosper o Lending Club. «El modelo era algo que no habíamos inventado nosotros y eso nos tranquilizaba bastante». De hecho, se encontraron por el camino con Plug and Play, que había invertido a través de su sede en Silicon Valley en Lending Club y, tras ver el éxito, quería montarlo en España o encontrar a alguien que lo estuviera haciendo. De ahí que entrara en su programa de aceleración.

Dos actores en contacto

Para poder sostener este modelo confluyen dos actores, el prestador y el prestamista. Gente que presta dinero a cambio de unos intereses a personas que lo necesitan y que los pagan acorde al riesgo. Aunque era habitual que aparecieran personas que pedían préstamos a través de su página web, lo cierto es que Zank, desde hace seis meses, ha abierto un modelo en paralelo, al que llaman de afiliados, en el que incluyen instituciones educativas y clínicas dentales. «Los clientes de este tipo de servicios necesitan financiación, que al fin y al cabo es un préstamo», destaca Reig. «En lugar de financiación se le ofrece un fraccionamiento a la persona, por lo que da mucha seguridad. Primero, porque casi siempre es la clínica la que paga los intereses y este perfil de prestatario es muy bueno». Ya suponen el 40% de aquéllos a quienes prestan dinero.

«En el futuro, con los préstamos personales, podríamos ser un ‘player’ y que los bancos se conectaran a nosotros»

El pasado año dieron 500.000 euros en préstamos y financiaciones. Sin embargo, con este nuevo modelo, en abril ya habían superado al año anterior. Ahora están a punto de llegar al millón en medio año. ¿La clave de su éxito? La tecnología. Tienen un algoritmo que permite aprobar o denegar préstamos en el mismo instante con una tasa de acierto «muy buena». «Las empresas de financiación más rápidas dependen de una nómina, de papeleo, y nosotros no lo requerimos, lo puedes solucionar todo en un momento», explica.

La clave es que acceden a la cuenta bancaria de la persona que les pide un préstamo a través de un tercero, aunque nunca a las claves. «Eso nos da una foto de la situación financiera de la persona, lo mismo que si pides un extracto bancario, pero más rápido», destaca. Esto sirve para que una empresa, viendo tu perfil, te pueda ofrecer por ejemplo un seguro a precio más bajo ya que su tecnología analiza que la persona no deja de pagar recibos, que no gasta en cosas extrañas como el juego online o que mantiene un saldo medio aceptable. 

Con los datos, su tecnología determina qué tipo de interés debe pagar el prestamista, que va del 6% al 16% según el riesgo y la mensualidad a la que puede hacer frente. De media están dando préstamos de 3.500 euros y el plazo medio de pago suele ser de 24 meses, aunque es algo que cambia en las financiaciones, que se sitúan en 1.500 euros a 12 meses. 

3.000 prestamistas

Zank tiene alrededor de 3.000 personas que prestan dinero y están en busca de una nueva ronda de financiación para poder captar más. Por la parte del inversor, la aportación media está alrededor de 2.000 euros aunque se puede invertir desde 50 euros. El riesgo lo minimizan troceando esta inversión entre muchos préstamos mientras que la rentabilidad media neta es de un 7,7% anual. «En comparación con los bancos está muy bien», asegura Reig. «Es algo que se sitúa entre un depósito —que no tiene riesgo pero no te da rentabilidad— y los fondos, y luego está la bolsa. Esto es algo que antes no existía, y se sitúa en medio», asegura. Los fallidos en la plataforma, en todas las categorías, son inferiores a un 5% mientras que en las mejores están por debajo del 1,5%.

Reig tiene claro que el entorno fintech tiene mucho que decir. «No hacemos cosas tan disruptivas en el producto final que ofrecemos, lo único que cambia es la forma de hacerlo, que es una forma más fácil y con menos costes», apunta. «Nadie sabe a dónde va el crowdlending, pero por eso los bancos montan laboratorios de aceleración aunque tenemos claro que hay espacios alternativos para la gente que no quiere operar con un banco y buscan una alternativa diferente», destaca. De hecho, señala a Lending Club y los 3.000 millones de dólares que presta al trimestre además de estar en bolsa.

Respecto a cómo será la relación de las startups con la banca, tiene claro que dependerá de cada empresa. Algunos piensan que el banco será su cliente en el futuro y que los servicios que actualmente prestan se van a desintermediar hacia las fintech especializadas en un servicio concreto.

«Con los préstamos personales, podríamos ser un player y que los bancos se conectaran a nosotros. Ellos tendrían la base de clientes y cuando uno de sus clientes necesitara uno de esos productos te lo remitirían mientras que otra startup podría hacer sólo el servicio de pagos, otra de préstamos a empresas, cada uno haciendo lo que sabe», explica el fundador de Zank. Mientras, otros bancos comprarán a tecnológicas para adquirir su conocimiento de mercado. 

Eso sí, no hay que despistarse. Y es que están surgiendo nuevas alternativas, incluso bancarias como Number26, un banco millenial austriaco que ha llegado a España recientemente. De momento parece que el sector fintech lo tiene todo de cara. Un cliente que quiere usar sus servicios, la percepción positiva de la Unión Europea y un montón de disrupciones que explorar.

(Este artículo se publicó originalmente en el número de julio de la revista Plaza)

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