el presidente del gobierno designa a dos ministros valencianos

Sánchez premia a Ábalos y perdona a Montón

6/06/2018 - 

VALÈNCIA. El nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha confiado importantes áreas del nuevo Ejecutivo a dos dirigentes valencianos, José Luis Ábalos y Carmen Montón, que en los últimos años han protagonizado trayectorias dispares con el denominador común de la confianza del líder socialista. Dos historias distintas que han conducido a una representación inédita en el Gobierno de España de dirigentes de la Comunitat en los casi siete años de Mariano Rajoy como presidente.

Así, tal y como estaba previsto, Sánchez premió a su secretario de Organización, José Luis Ábalos, con una de las carteras de mayor peso del Ejecutivo: Fomento. El valenciano tendrá la difícil misión de lidiar con los diferentes gobiernos autonómicos en el siempre duro debate de las inversiones y los tiempos de ejecución. En especial con el Consell de Ximo Puig respecto a cuestiones como el Corredor Mediterráneo, el rescate de la AP-7, la V-21 o el túnel pasante de València. Todo ello con el problema que siempre conlleva esta cartera, que viene a ser una manta que siempre resulta muy corta: si uno se tapa la cabeza, dejará los pies al descubierto.

Ahora bien, si algo ha demostrado Ábalos a Sánchez desde que unieron sus caminos allá por el 2014 para las primarias frente a Eduardo Madina, es que el responsable de Organización posee una habilidad política y una cintura negociadora a prueba de bomba. La última prueba -de fuego- ha sido precisamente la estrategia y ejecución del arriesgado plan de la moción de censura que, finalmente, concluyó con éxito.

Montón

La historia de Montón, nueva ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, es bien distinta a la de su ahora compañero de Gobierno, si bien el inicio fue similar. Fuerte fidelidad a Sánchez que conllevó un puesto en la dirección federal del partido y un lugar preferente como ministrable en la campaña de 2015. Tras los dos fracasos vividos en las urnas, llegó la crisis de octubre de 2016 en aquel trágico Comité Federal que terminó con la dimisión del líder del PSOE. 

Montón cumplió aquí con su último gran servicio orgánico con su jefe de filas. Pese a la presión interna en el PSPV, se negó a dejar la Ejecutiva para facilitar la caída de Sánchez -la dimisión de la mitad de los miembros provocaba su cese en el liderazgo-. Ante su negativa, fue el propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, quien tuvo que implicarse y dejar el cargo personalmente para forzar el abandono de Sánchez como líder del PSOE, un movimiento auspiciado por la andaluza Susana Díaz.

A partir de ahí, la consellera de Sanidad pareció soltar amarras con Sánchez. No se implicó en el proceso de primarias que le enfrentó a Díaz y a Patxi López aunque, tras la victoria del madrileño, circuló en los mentideros socialistas que había solicitado -sin éxito- un puesto de nuevo en la Ejecutiva.

Pedro Sánchez y José Luis Ábalos juntos en el Congreso. Foto: EFE

Montón, en cambio, se alineó con Puig cuando llegaron las primarias del PSPV, donde el 'sanchismo' -respaldado por José Luis Ábalos- presentó al alcalde de Burjassot, Rafa García, contra Puig. Ahí la consellera de Sanidad fue de las primeras en apoyar al presidente de la Generalitat, si bien eso tampoco le reportó ningún beneficio orgánico ni tampoco una confianza clara de la vieja guardia del jefe del Consell.

Mientras, en la gestión, Montón ha combinado hitos de la legislatura del Botánico como la recuperación de la tarjeta sanitaria universal o la reversión del Hospital de la Ribera con fuertes choques en los que ha tenido que intervenir el propio presidente como el pulso con el IVO.

La nueva ministra de Sanidad, Carmen Montón, mira a Puig en su presentación para las primarias. Foto: KIKE TABERNER 
En los círculos internos del Consell se comentaba estos días que si Sánchez la elegía como ministra, no sería un drama para Puig. En la otra orilla, el 'abalismo' prefería que Montón se quedara en València dada la desconfianza que siguen teniendo en la dirigente al considerar que no resistió en el barco 'sanchista' en los momentos difíciles. No obstante, el ahora presidente del Gobierno dejó claro en una entrevista en Valencia Plaza en abril que no descartaba en sus planes a Montón: "Tengo mucho cariño y respeto político a Carmen. Cuenta con mi máxima confianza y siempre voy a contar con ella", aseguró.

Sánchez, consciente de que Montón tiene buen cartel en Madrid y el Ministerio de Sanidad no tiene la dureza en la gestión que una conselleria -las competencias están cedidas a las CCAA-, ha decidido apostar por la valenciana a sabiendas que su proverbial interés por la imagen pública puede reportarle beneficios a él mismo. Si la operación no sale bien, podría resituarla en las listas del Congreso en las próximas elecciones, un puesto que ocupó por primera vez con 26 años.

Los problemas para Montón pueden llegarle más bien por el flanco del Bienestar Social. El sempiterno problema de la dependencia puede resultar especialmente delicado más aún con las continuas exigencias que desde este área viene reivindicando nada más y nada menos que la vicepresidenta del Consell y responsable de Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, quien ya acumula en el horno una serie de peticiones para recibir a la nueva y flamante ministra del ramo.

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