EL MURO / OPINIÓN

Náufragos socialistas

En medio del caos socialista llega a las librerías El socialismo. De la socialdemocracia al PSOE y viceversa escrito por Javier Paniagua. Un trabajo de historiador pero también una reflexión ideológica en un momento en el que la estructura política del partido y su rumbo se tambalean

9/10/2016 - 

En pleno naufragio socialista, a Javier Paniagua, exdiputado del PSOE en el Congreso, catedrático de Movimientos Sociales y director de la UNED-Valencia hasta hace unos días a causa de su jubilación forzosa, se le ha quedado pendiente, de momento, poder escribir otro capítulo de su nuevo libro El socialismo. De la socialdemocracia al PSOE y viceversa recién publicado por Cátedra en la colección que dirige el historiador valenciano Ricardo García Cárcel, catedrático de la Autónoma de Barcelona y Premio de Nacional de Historia.

Seguramente, unas páginas nunca imaginadas, deseadas e incluso inesperadas. Más aún, habiendo sido protagonista histórico de la propia evolución del partido. Páginas oportunas que Paniagua nos ofrece en un momento de enfrentamiento transversal. Sobre todo para entender en profundidad la involución de la socialdemocracia, su transformación ideológica y, al mismo tiempo, conciencia de dónde viene, qué ha sido y en qué ha quedado o quedará tras el calvario de los últimos días.

Así son las circunstancias en tiempos tan disparatados que ni Woody Allen imaginaría para incluir en su libro de relatos Pura anarquía-otro movimiento social sobre el que también reflexionó en su momento el historiadorpor mucho que el cineasta hubiera idealizado.

La distancia permite ahora una lectura sosegada y menos bostoniana. Así que, para unos resulta fácil y al mismo tiempo difícil de entender ese espectáculo con el que nos han regalado los socialistas y que da para múltiples lecturas, todas ellas interesadas pero todavía alejadas del puro análisis objetivo y frío. Empezando por una batalla cainita, una debacle electoral tras otra y concluyendo con la imagen de una señorita argumentando que la autoridad era ella. Una situación kafkiana que a los viejos militantes les ha devuelto a tiempos de oscuridad y combate clandestino. Triste espectáculo.

Unos podían estar con Pedro Sánchez por una cuestión de lógica y coherencia política o personal. También con los críticos por la deriva a la que ha llevado al partido el hasta ahora Secretario General y su entorno. Pero ser testigo de la descomposición ideológica y, sobre todo, de las formas utilizadas durante estos últimos días cuando no se vislumbra un auténtico relevo generacional, se actúa a golpe de conquista y no existen razonamientos ideológicos preocupa como país y sociedad madura y comprometida.

¿Quién se va a fiar ante actuaciones autoritarias cuando nos hablan de democracia interna pero nada en su conjunto responde a una cuestión ideológica sino interesada por cuotas de poder y reparto de pupitres? Y lo peor, retransmitida en directo en pleno gozo o pasión individual al estilo de un Gran Hermano político.

Mucho más sorprendente que el “teatrón” que ha visto a su alrededor la propia exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, testigo y protagonista de una cacería del PP, merecida o no, que ese es otro asunto. Más aún tratándose de alguien que ha ostentado todo el poder y en pocos meses se ha visto rodeada de perros de presa “amigos” con el único ánimo de despellejar sin escrúpulo político alguno y propio de un circo romano contemporáneo.

Libro oportuno

En su libro, Paniagua ofrece un recorrido histórico por la trayectoria del PSOE -no es este un simple ensayo sino trabajo de un historiador- aunque tampoco obvie la reflexión, la crítica y la autocrítica. También aporta sus propias conclusiones.

En una de ellas sostiene que las nuevas generaciones tienen la sensación de que todos los discursos políticos tienden al consenso, pero el PSOE aparece como un partido más de un sistema que busca, fundamentalmente, conservar lo logrado por el llamado estado de bienestar pero cuyas alternativas ya no tienen la fuerza de movilización de otras épocas. Ahonda en los límites de ese consenso para analizar hasta dónde llega la democracia representativa y la participación de todos los ciudadanos en la toma de decisiones.

“Si elegimos a unos representantes para que solucionen los problemas sociales ¿cuál es su margen de maniobra y en qué medida pueden erigirse en líderes de lo que conviene o no a la sociedad?”, se pregunta.

Esa reflexión me recuerda el día que él mismo bromeaba sobre el hecho en sí de que Podemos, nacido al amparo de la propia descomposición de la socialdemocracia aunque sin una estrategia ni una línea global definida en sus momentos iniciales y auspiciada por quienes alentaron el movimiento del 15 M, inicialmente representaba a un grupo de expertos en Ciencias Políticas que había llegado a política para hacer prácticas. Pues ya han aprendido y aprobado con nota. Y ese temor es el que seguramente ha conducido a un rápido viraje interno y a la infinidad de dudas sin respuestas inmediatas debido a la velocidad física del choque.

Paniagua también concluye que el PSOE está claramente a favor de aceptar el sentido político que gobierna Europa aunque pretenda cambiarlo, como otros partidos socialdemócratas, pero sin salir de la estructura que se marca desde el Parlamento Europeo lo que enfrenta a todos aquellas fuerzas políticas que quieren mantener la soberanía plena de los estados y cuestionar las resoluciones de la Comisión de la UE o el euro como moneda única.

El Brexit no es sólo de Gran Bretaña, también lo practican a medias húngaros o polacos y los que vengan. Al fin y al cabo, resume, “en el PSOE si ganas, nadie cuestiona tus decisiones, pero si pierdes te echan en cara todo lo anterior”. Mayores evidencias tras lo observado, imposible.

Lo preocupante es saber que en el nuevo debate cabe casi todo. Por tanto, abierta la puerta del polvorín la batalla está servida. No ha hecho más que comenzar por mucho que vendan un acuerdo mediático de futuro inmediato y se intente apaciguar un campo de batalla totalmente minado.

Como sucedió en su día, más que momento de tiros y bombardeos es tiempo de reflexión sobre los cambios sociales e ideológicos que rodean a esta nueva sociedad y a su futuro. Lo verdaderamente importante, si es que realmente preocupa la sociedad a la que se sirve y no el simple protagonismo orgánico.

Un libro oportuno que cierra una etapa de la historia del socialismo y la socialdemocracia española en un momento en que se abre otra totalmente distinta y desconocida. Lectura obligada para entender o analizar nuestra historia política y comprender de dónde venían, qué hicieron y en qué pueden acabar.

Aún así, el daño ya está hecho. La historia juzgará. Será en otro capítulo. Mientras tanto la desorientación se mantendrá como testigo presencial de una sociedad que se manifiesta dispersa y, más que descolocada, abrumada o atónita frente a los acontecimientos.

Él mismo lo resumía recientemente en un artículo periodístico: “El PSOE ha pasado por trayectorias difíciles y siempre ha sabido levantarse, pero eso no es un aval para el futuro”.

A nadar.

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